jueves, 24 de septiembre de 2015

Un hombre, un cuerpo.




Resultado de imagen de moribundo

Cerraron sus ojos
que aún tenía abiertos,
taparon su cara 
con un blanco lienzo,
y unos sollozando
y otros en silencio
de la triste alcoba 
todos se salieron.

Gustavo Adolfo Becquer.



Aún estaban abiertos los ojos de Don Atanasio Guzmán, pero su débil respiración presagiaba que aquello no podía durar mucho. El patriarca de los Guzmán se estaba muriendo poco a poco.
Siempre había sido un hombre de muy pocas palabras, pero, desde que empezó a morirse, dejó por completo de hablar. 
Jamás había mostrado afecto por nadie, y mucho menos cariño, ni siquiera hacia su mujer y sus hijos. Por eso les sorprendió muchísimo a todos cuando, antes de expirar, pronunció esta hermosa frase:
"Os he querido y os quiero muchísimo"
Una frase tan inesperada como inesperado era el hecho de que le diese por hablar. Todos se miraron con asombro y su mujer, Juanita, estuvo a punto de desmayarse. Seguidamente se murió.



La luz que en un vaso
ardía en el suelo,
al muro arrojaba
las sombras del lecho,
y entre aquellas sombras
veíase a intervalos
dibujarse rígida
la forma de un cuerpo.

Gustavo Adolfo Becquer.

1 comentario: