domingo, 20 de septiembre de 2015

El secreto de la abuelita Antonia




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La abuelita Antonia fue una víctima más de uno de los males de nuestro siglo: el alzheimer. El matrimonio compuesto por Antonia y Amadeo tuvo cinco hijos. Todos ellos se criaron con salud y les dieron un total de once nietos. Y todos estuvieron en su funeral a excepción de Amaia, que había muerto de un cáncer siete años antes, y de Jorge, un nieto, que vivía en Argentina.
La abuelita Antonia siempre evitó hablar de su hermano Santiago, desaparecido durante la guerra civil. Santiago fue combatiente republicano y presumiblemente estuviese enterrado en una fosa común de las muchísimas existentes.
La abuelita tuvo una costumbre hasta que la enfermedad se cebó en ella: muchas noches salía a pasear sola, aunque fuese en los días más fríos del invierno. Decía que hablaba con su hermano Santiago, que no estaba muerto, y esto sucedía años antes de los primeros síntomas del alzheimer. Todos lo interpretaban como una chochura.
Pero la gran sorpresa llegó coincidiendo con el funeral. Recibieron en email de Jorge, el nieto que vivía en Argentina: "Buscar al tío Santiago, posiblemente esté vivo. La abuelita me reveló este secreto, pidiéndome que no os lo contase hasta que ella muriese. Teneis que hablar con Arturo Gálvez, teniente de la guardia civil"
Toda la familia se quedó estupefacta. ¿Iba a resultar que la chochura de que su hermano vivía no era tal chochura?
"Mamá era muy inteligente", dijo su hijo Julián, "posiblemente se hizo la tonta para que no sospechásemos que lo que decía era verdad, y sus salidas nocturnas tenían como fin el de visitar al"topo" para llevarle alimentos, medicinas, etc.
"¿La abuelita tenía un topo?", preguntó Clarita, la nieta de seis años, y rieron todos.
"Julian, por favor, esto está muy bien para una película, pero yo creo que nuestra madre..." Se interrumpió Adela, la verdad es que no sabía como continuar porque estaba tan aturdida como el resto.
"¿Por qué no nos dejamos de conjeturas y buscamos a ese guardia civil? No nos queda otra alternativa para saber si lo que nos ha comunicado Jorge es cierto o no", apostilló Julián.
La gestión fue infructuosa. Concha, la viuda del teniente Gálvez, les dio una mala noticia: "Llegó a capitán y poco después murió. No sé nada de si ayudó al tío de ustedes en concreto, pero si me consta que lo hizo con varios republicanos perseguidos. El luchó a favor de Franco, pero no estaba de acuerdo con la represión tan brutal que llevó a cabo el regimen durante la posguerra"
Pasaron cinco años hasta que se resolvió el enigma. Fue derribado el antiguo cuartel de la guardia civil para levantar en su lugar un bloque de viviendas subvencionadas, y en el subsuelo apareció algo que causó el estupor general al tratarse de un cuartel de la Benemérita. La prensa lo tituló así: "HALLAN UN PISO FRANCO AL EXCAVAR BAJO LOS ESCOMBROS DE UN CUARTEL DE LA GUARDIA CIVIL, Y EN ÉL UN NICHO"
La abuelita Antonia y el entonces teniente Gálvez convinieron, a la muerte de Santiago, en que no era aún el momento de airearlo, por eso optaron por construir un nicho y darle cristiana sepultura en el mismo lugar en donde había malvivido para evitar que el regimen le fusilase.
Hubo otro protagonista en esta historia, el padre Andrés, "cura obrero" y amigo del teniente Gálvez. El fue quien ofició el funeral de Santiago.
Descanse en paz... él y todas las víctimas de los totalitarismos.

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