jueves, 10 de septiembre de 2015

( Episodio 49 ) Muertos de novela.




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( Una escena de "La Noche de los muertos cachondos" de Hermenegildo Jiménez Herrera. Panorámica de Málaga, el destino de David Andrés)

- Buenas tardes, me he encontrado un libro que a lo mejor lo ha perdido usted o conoce a quien lo ha perdido. Se titula "14 asesinatos en el tren de Mataró"
"¡Hostias, ¿y este quién será?"
Los siguientes minutos son tensos, ambos se portan como dos luchadores que están estudiando al rival. David Andrés le deja hablar al otro, le escucha con mucha atención y se va dando cuenta de que no es trigo limpio. Como él.
"Me la quiere meter doblada"
Su tono es el de un embacaudor y puede que incluso sea un tipo peligroso. Le suena mucho ese "tipo de tipos" porque casi forma parte de ellos y los ha frecuentado mucho cuando ha ejercido de camareta en baretos de mala muerte. Son una fauna de buscavidas que lo mismo currelan honradamente ( cuando no roban de la caja del bar ) que traicionan a un amigo. 
El embaucador ha pasado de un tono falsamente respetuoso - "Es una pena que usted se quede sin su novela si yo se la puedo entregar" - a mostrarse "agresivamente familiar" a la manera de los trileros. "Pues me he permitido ojear un poco la novela y la verdad es que es muy buena. Es un cachondo el Camilo Coscojuela este. Oye, no es que yo lea mucho, pero me parece que estos muertos de novela son los más divertidos de todos los muertos de novela que conozco. Más acojonantes que los de "La noche de los muertos cachondos" de Hermenegildo Jiménez Herrera, ¡que ya es decir, jajajaja!"
Es la manera que tienen muchos marginales de ganarse la confianza de los pringados, por eso aquel sujeto no terminó de gustarle a David Andrés. Su mente calibró todas las posibilidades mientras el fantasmón no se cansaba de elogiar la novela y adular a su autor. Le había dicho al principio que se encontró el libro en el banco de un parque de Liverpool. El viejo dijo que su nieto se lo dejó olvidado en el metro de Londres. Uno lo pierde en Londres y otro lo pierde en Liverpool. Y se lo encuentra precisamente un mangui, porque aquel capullo daba la impresión de ser todo un antisocial tratando de venderle la moto. Pero ¿qué moto?... Lo primero de todo: un tipo de esa ralea no se molesta en telefonear al dueño del libro que se ha encontrado, por mucho que entre las páginas del libro se encuentre un papelito con el número telefónico del que lo ha perdido.
"Aquí hay gato encerrado o es alguien que está en el ajo, por la razón que sea, de lo que me ha ocurrido. Quizá uno que se encontraba en la terraza cuando le pegué al viejo. O es un policía. Sí, ¿porqué no?, también podría tratarse de un maldito policía. Pero si es alguien que me vio en la terraza del pub... ¡Joder, ¿tendría el viejo el libro en ese momento y me estaba gastando una broma?!... ¿Entonces este hijo de puta se hizo con el libro y solo ha querido localizarme para chantajearme?... ¡Tu puta madre, cabrón!, ¡te vas a meter el libro por donde te quepa porque yo me lo pienso comprar en España!
- Yo podría mandarle el tocho a una dirección postal o dejárselo en algún sitio en donde usted me indicase. Pero si nos vemos es mejor, ¿verdad? Los dos somos españoles en país extraño, jeje, y además compartimos el gusto por la novela negra.
- Vale, esta tarde tengo que salir, pero mañana voy a estar todo el día en casa porque estoy de baja. Apunte mi dirección. Y de paso conoce a mi mujer y a los niños.
No mentía en lo primero, esa misma tarde tenía que salir... hacia el aeropuerto, dentro de una hora. Sí mentía en lo segundo, no estaría mañana a ninguna hora en "su casa" y no tenía mujer y niños. Tenía una caradura y una inteligencia superior a aquel pavo que le quería chantajear. Citándole en "su casa" y hablándole de la familia, no le daba motivos para que pensase que recelaba de él. El cabrón se cansaría de llamar a la puerta, a no ser que se topase con un Claudio dominado por la ira al descubrír que le había robado. El hecho de facilitar al hijoputa su verdadera dirección obedecía al deseo morboso de que tuviese un encuentro con Claudio.
"¡Que hijo de la gran puta soy, jajajaja!"
Esta tarde Claudio se hallaba en el Instituto Cervantes viendo una actuación de la cantaora afincada en Manchester "Enriqueta Jiménez, La Alpujarreña" Dejaría sus zapatillas deportivas fuera de la habitación, como tenía por costumbre, para que su mal avenido compañero pensase que se encontraba escuchando música en la cama o sobando. Cuando se levantase Claudio para ir al trabajo, él ya llevaría un montón de horas en España, estrenando las deportivas nuevas que se había comprado esa mañana en una tienda del centro comercial Arndale.
El espabilado Evaristo Briceño se trago el anzuelo como un pez tonto, ignorando que su oponente sabía gramática parda y tenía los cinco sentidos alerta por la situación que estaba viviendo, además de ser el dueño de una reserva de vuelo que no pensaba desaprovechar por nada del mundo, un vuelo con destino a Málaga, una excelente elección para dar con sus huesos en cualquiera de las soleadas playas de la Costa del Sol.
Evaristo tuvo sus dudas en un principio porque el narizotas se mostraba reservado, ni siquiera dio una muestra de alegría al recibir la grata noticia de que le iban a devolver el libro. Sin duda estaba mosca. Pensó que el narigudo violento temía que en algún momento la poli podría cazarle. Pero luego se disiparon sus temores. Le iba a abrir la puerta de su casa y presentarle a la familia. Sin duda era un pobre hombre que había cometido un error al perder los nervios y golpear al viejo. 
"Mejor para mi, este tipo de gente honrada y conyugalmente estables se caga de miedo si les hablas de la cárcel. Aceptará la suma que le pida por mi silencio"
Aún no se había decidido por una cantidad. Disponía de unas cuantas horas para pensarlo, muchas más de las que necesitaba David Andrés Ascaso Durruti para desaparecer del mapa de Inglaterra y aparecer en la soleada Málaga de Picasso y Antonio Banderas.

( ¡Esto se va acercando al desenlace, queridos lectores!... ¡Disfruten a tope del emocionante final! )

4 comentarios:

  1. Buenas tardes¡ muchas gracias.
    Esta parte me gusta mucho, a ver que pasa con Claudio y David, y tambien con Amor y Disiderio, que no me acordaba de ellos, mira que Amor ponerse Enriqueta, con ese nombre despita a Clauido.

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  2. Muy prontito va a saber qué pasa con todos ellos, ¡estamos en la recta final! Esto se ha alargado porque no tenemos a la inspectora Jiménez Herrera para arreglarlo en un periquete.

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  3. Desde luego, David Andrés se las sabe todas, los va a trinchar sin dejarse ni uno, ¡juas!

    ¡Buenos días!

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  4. ¡Buenos días!, pero me parece que aquí se ha chafado el weekend. Toda la semana buena y ahora está el cielo negrísimo y llueve. Pues sí, David Andrés tiene más suerte que Bachar El Asad, jeje!

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