martes, 8 de septiembre de 2015

( Episodio 47 ) Muertos de novela.





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"El traquetreo del tren no era tan fuerte como el de hacía tres o cuatro décadas. Los trenes de cercanías en Cataluña, "rodalies en Catalunya", raramente incomodaban a los viajeros, a no ser que se interrumpiese el servicio por motivos técnicos. Pero los pasajeros no oyeron los disparos porque esta vez Tarsicio utilizó un revólver con silenciador. Los revolveres son muy complicados de silenciar por los escapes de gases que se producen entre el hueco existente entre el cilindro y el tambor, pero existe una gloriosa excepción, el modelo ruso Mosin Nagant de calibre 7´62 mm., y esta era el arma letal del asesino. Ya llevaba cometidos siete asesinatos en el tren de Mataró y la vigilancia se había intensificado, pero él ya estaba especializado en detectar a cada poli nuevo que destinaban al tren. Su astucia y los nuevos procedimientos empleados para trabajar sin ser visto aunque estuviese a la vista, le habían convertido en el más importante asesino en serie de la historia de Cataluña o Catalunya. Esta es una pequeña selección de los muchísimos titulares de prensa: "Un asesino en un tren y la polícía es incapaz de detenerlo"; "¡Vaya vergüenza de región!, ¿a estas cosas nos va a llevar el independentismo: a que los asesinos en serie campeen a su antojo por los trenes?"; "Este es el mayor deshonor para Cataluña junto con la corrupción de la familia Pujol"; "Por qué no han detenido ya al asesino del tren de Mataró, señor Mas?"...
"Pues porque me lo monto de puta madre", respondía para sí mismo el malvado Tarsicio.
En esta ocasión no era solo el silenciador de la pistola la innovación. Tarsicio Bracamonte, sanguinario como el Vampiro de Dusseldorf y escurridizo como el Gran Houdini, era también un genio de los disfraces y las caracterizaciones. No solo vestía el uniforme reglamentario de revisor del tren, sino que era además la viva imagen del revisor al que había golpeado, amordazado e inyectado un poderoso somnífero para que no diese la voz de alarma antes de que él hubiese acabado con Alfonso Sepulveda, su séptima víctima, un gai promiscuo que se insinuaba a todo el mundo sin ningún recato. Pero él no le iba a asesinar por gai, sino por corrupto. Había estafado a 238 ancianos prometiéndoles pingües beneficios si invertían en negocios que no eran más que humo, mentira, ¡criminalidad!
El hijoputa estaba a la espera del juicio, pero un juez complaciente le había concedido la libertad bajo fianza. Tarscio supo que hacía el trayecto Barcelona-Arenys de Mar en tren todos los domingos para visitar a su madre enferma y no se lo pensó dos veces porque este era su tren, el tren de sus asesinatos, ¡su tren exclusivo!
Tres veces le sonrió, la primera al picarle el billete, la segundo cuando volvió a patearse el pasillo para picar los billetes de los viajeros que se habían subido en Badalona, y la tercera para guiñarle un ojo y hacerle un ligero movimiento con la cabeza indicándole que le siguiese por el pasillo. Se miraron lascivamente - lascivia muy bien fingida en el caso de Tarsicio - mientras aguardaban a que el ocupante del WC dejase el habitáculo libre. Cuando por fin salió ( y Tarsicio reconoció en él a uno de los policías que le buscabana ) le hizo un gesto a su víctima para que este entrase el primero. Había que evitar el numerito descarado de dos hombres follando en un váter canijo de tren, pues eso se imaginarían los que les viesen entrar o salir. Cuando el poli desapareció de su vista, tras cruzar la puerta que comunicaba con la zona del vagón ocupada por los viajeros, entró rapidamente al aseo en donde le esperaba el ansioso Alfonso Sepúlveda.
- ¡Oh, qué suerte tengo de encontrarme con un revisor tan guapo!
- No lo sabes bien, querido.
- ¡Bésame!, ¡bésame!, ¡tengo ya la polla durísima, amor mio!
- Aguarda un instante, solo un instante, vamos a hacerlo de una manera que tú no conoces. ¡Seguro que te gusta!
- ¡Oh, segurísimo!, ¡viniéndo de un revisor tan guapo...!, ¡ummm, te la voy a chupar y me lo voy a beber todo, príncipe del ferrocarril!
Extrajo del bolsillo un plástico fino que fue desplegando hasta que alcanzó su tamaño total. Se lo metió por el cuello de la camisa de forma que el resto colgase cubriéndole el cuerpo, dando la impresión de ser un traje higiénico de plástico de los utilizados en establecimientos sanitarios. Acto seguido sacó su Mosin Nagant con silenciador y pronunció una sola frase. 
"¡Es la venganza de los ancianos estafados!"
Y le disparó cinco veces, sin ningún miedo a los salpicones de sangre, una a la cabeza, otra al corazón, otra al estómago y dos a los cojones. El resultado fue de lo más grotesco. El estafador de ancianos se mostraba con la boca abierta y los ojos pasmados y, junto con los chorretones de sangre, daba la imagen de un híbrido de ninot fallero y tomatinero de Buñol. 
Lo dejó sentado en el retrete. Se quitó el plástico de pistolero carnicero con mucho cuidado y lo echó sobre el cadáver. Salió al pasillo. Como era de suponer aguardaban dos personas para entrar al váter, un anciano con gafas de sol y una adolescente con camiseta de la "estelada" Siempre ocurre que a la basca le entran ganas de hacer pis cuando el tren está llegando a la estación.
- Lo siento, el váter se ha atascado y está todo hecho un asco. Acabo de cortar el agua. 
Y dicho esto puso en la puerta una pegatina de "Averiado, pueden utilizar el otro aseo, situado en la cabecera del convoy" Y cerró con llave.
Siete minutos después se apeaba en Premiá de Mar y tomaba un bus en dirección a Barcelona.
Los doce policías que "vigilaban estrechamente" el tren volvieron a quedar como unos auténticos inútiles de cara a la opinión pública catalana, independentista o no"
A Evaristo Briceño le dio la risa. 
"Daba la imagen de un híbrido de ninot fallero y tomatinero de Buñol"... "
¡¡Jajajajajajaja!! Hay que joderse, te encuentras un fiambre reciente como este en el váter y te cagas por la pierna, pero en la novela... ¡¡jajajajajaja!!, ¡coño, los muertos de novela pueden ser muy divertidos, ninot fallero y... jajajajajaja!!... ¡Qué bueno es este Camilo Coscojuela!, ¡qué jodido, jajajaja! ¿Será pariente de Teresa Coscojuela, la de la Capitana Indestructible?...

Desiderio y Amor se estrenaban como aeronautas en un viaje internacional de low cost. Volarían sobre media España, Francia y el Canal de la Mancha, hasta vérselas en la verdísima y grandísima isla conocida como La Gran Bretaña, y aterrizarían en la vieja ciudad de Manchester, la antigua "Mamucin" de los romanos ( colina en forma de pecho ) colonizada por Cneo Julio Agrícola hace la hostia de tiempo.
Iban a ajustarle las cuentas al fugitivo David Andrés Ascaso Durruti, el hombre que había abandonado a Amor y se había quedado con 800 euros de Desiderio.
Pero ¿cómo se habían enterado Desiderio y Amor que podían pillar al truhán en Manchester?... Bueno, en realidad lo de Manchester ya lo sabían porque una amiga de Desiderio, Pepi, quiosquera en el áerea de embarque el aropuerto, le había visto tomar un avión rumbo a ese destino. Pero ¿cómo coño se habían enterado de la dirección en Manchester del canalla?


Unos días antes

Amor compartía ahora su casa con Desiderio. No es que les hubiese flecheado Cupido, pero se entendían bien en la cama. Ya llevaban tres noches juntos y de momento no tenían intención de dejarlo. Eso sí, Amor le había impuesto una condición al galán: que se duchase y se cepillase los dientes a diario.
- Mira, Desiderio, hay algo que me llama la atención en esta libretilla. Es de las cosas que se dejó David Andrés.
- ¿Y qué es lo que te llama la atención, cariño?
Amor de Dios se sentía muy halagada cada vez que su recién estrenado compañero de dormitorio le decía "cariño", quizá porque David Andrés nunca tuvo una palabra tierna para ella, ni tierna ni siquiera amable.
- Pues mira, son cosas que anotaba David Andrés, sumas de gastos, lo que tenía que comprar, números de teléfono, etc. Pero hay un número y unas letras que no entiendo. Mira, es este.
Y le mostró una serie larga de dígitos y unas letras al final:
447904084472 Cl
A Desiderio se le abrieron mucho los ojos.
- ¡Ya caigo, este debe ser un número de teléfono!
- ¿Tan largo?
- Sí, posiblemente es de Inglaterra, y los primeros números son el prefijo.
- ¿Y crees tú que...?
- ¡Un momento! ¿te habló alguna vez de que tuviese algún conocido en Manchester?
- No me hablaba de ninguno de sus conocidos. Para él yo era una mujer objeto, me quería solo para la cama y la cocina, pero no en sus relaciones sociales.
- Tía, nadie se va a otro país si no tiene algo o alguien esperándole, trabajo o amistades. Este va a ser un número de Manchester y las letras son la abreviatura del nombre de alguien.
Consultaron en google y, efectivamente, correspondía a un número de Inglaterra con el prefijo para llamar desde el extranjero.
Se dedicaron un rato a pensar en posibles nombres: Clemente, Clotilde, Claudio, Claudia...
- Podría ser una mujer, seguro que el muy putero se ha ido con otra. - dijo Amor - Oye, y también podría ser un nombre y un apellido, Carlos López por ejemplo.
- No, no lo creo, no habría escrito la l minúscula.
Nuevamente fue Desiderio el "ideólogo"
- ¡Ya lo tengo: Pepi!, quizá a ella le habló de algún amigo o amiga en Manchester.
A la mañana siguiente se dirigió al aeropuerto y la esperó en la puerta de acceso, pues no habría podido acceder a la sala de embarque sin billete. Y Pepi "casi" le sacó de dudas.
- Bueno, como ya sabes él no me habló de Inglaterra, me dijo que se iba a Granada a visitar a...
- No, no, si eso ya me lo contaste. Solo quería saber si tú recuerdas haberle oído hablar de algún Claudio, de alguna Claudia, de algún Clemente...
- Calla, calla, creo que una vez, tomando unas copas en Chueca, habló de alguien que él conocía y que se había ido al extranjero. Me suena, me suena... Es posible que una mujer no, un hombre sí. Me suena más Claudio que Clemente, pero no sé decirte, chico.
Esa tarde, Amor y Desiderio se tomaron un café planeando como enrollarse en la llamada al hipotético Claudio. Decidieron que fuera Amor la que llamase, ya que era más fácil que a ella no la dejase con la palabra en la boca un hombre. Desiderio insistió en que hablase con mucha diplomacia, sin ir al grano desde un principio. No sabían si David Andrés vivía con el tal Claudio o si este le había pedido que no diese su dirección si alguien llamaba pidiéndola. Y llegó el momento crucial.
- Allo!, Who is speaking, please?!

( ¡¿Cómo reaccionará Claudio ante esta llamada sorpresa?!. ¡Aquì les espero, queridísimos y fieles lectores! )

2 comentarios:

  1. Que famosas son la Capitana Indestructible y su autora, je je je...

    ¡Uf! cuando el odio y el despecho se juntan, el resultado es explosivo. Se va a enterar David Andrés.

    Sigo leyendo.

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  2. La Capitana Indestructible ha pasado a la historia del comic y ahora se pasea por los culebrones zurbanianos, jeje!

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