( Episodio 43 ) Muertos de novela.

La nueva conductora frenó en seco y Alí se tambaleó. Cuando este recupera su postura se encuentra con que la "nueva compañera" le está apuntando ceñuda con una pistola.
Alí, alertado por los movimientos en la parte de atrás del autobús se mueve un poco, muy poco, y Graciela le dispara a la rodilla derecha.
Entre Bárbara y MacGregor ya tenían casi dominado a Hamed, pero una forma oronda avanza por el pasillo dispuesta a poner fin a la situación. El judio ortodoxo Aaron le dio un botellazo de Coca-Cola Zero envase de cristal al malvado terrorista y este quedó KO, tumbado sobre la lona, sobre el pasillo.
Graciela se puso en contacto con Walker por el móvil de MacGregor, mientras Bárbara y el poli apuntaban con sus pistolas a Alí.
- Hemos puesto fuera de combate a los terroristas. Somos dos activistas de FEMEN y queremos que los medios de comunicación se pongan inmediatamente en frente de la puerta del autobús.
- Oiga, ¿puede repetir todo lo que me ha dicho? Me parece un cuento fantástico.
- Puede que lo sea, pero les hemos ahorrado el trabajo a ustedes los polis.
- ¿Se han arriesgado temerariamente?... ¿Acaso están armadas?... ¿Ha habido más muertos?...
- Todas esas preguntas tendrán sus respuestas cuando vea que tenemos aquí las televisiones.
- ¡Joder, díganme al menos qué han hecho con los terroristas!... No puedo arriesgarme a que les disparen a los periodistas.
"Este tío es tonto"
- Nadie le va a disparar a nadie. Uno de los terroristas está inconsciente y el otro cojo y lo tenemos encañonado.
Walker escuchó una voz rabiosa:
- ¡Sucia perra cristiana, la venganza será terrible!
- ¿Lo ha oído?, el pobre gilipollas ni siquiera habla árabe. Es paisano suyo.
-  Ya lo sé. Entonces... ¿ustedes están armadas?
- No, les hemos desarmado haciéndoles cosquillas en los cataplines. ¡Pues claro que estamos armadas!... Tenemos licencia de armas y hemos actuado en defensa propia y del resto de los viajeros. Venga, mándenos la tele ya ¿o prefiere que telefonée yo a las cadenas?... ¿Cómo se llama usted?
- Teniente Walker para ustedes.
- Pues escúcheme, Walker, no nos hemos "arriesgado temerariamente", como usted dice, por un capricho pasajero. FEMEN está en contra de las injusticias y el machismo y extremismo religioso de los árabes. Hemos actuado en consecuencia con nuestros principios. Y no les capamos porque somos más civilizadas que ellos. Le paso con su colega. Por cierto, felicítele que
él también se ha portado del carajo. ( muy bien )
El arma cambió de manos, ahora era Graciela la que apuntaba al terrorista en colaboración con su colega y amante Bárbara. "Has estado chévere, mi niña", le susurró. Dos minutos antes de contactar con Walker, tuvo que pararle los pies al gordo Aaron porque este también quería pegarle un cocacolazo a Alí.
Los viejos Susan y Charlie se sonreían y lagrimeaban mirándose a los ojos. Los niños gorditos seguían callados pero menos acojonados porque aquello ya les parecía el final feliz de un episodio televisivo policiaco. Aún así no se sentían sosegados del todo porque las pistolas que apuntaban a los malos "eran de verdad", y las pistolas de verdad dan miedo, mucho miedo, sea quien sea el que las tiene en la mano.
- Mi teniente, estas chicas son formidables. - le dijo MacGregor a Walker nada más ponerse al teléfono. - ¡Tenía que haberlas visto en acción!
- ¡Joder, MacGregor, lo suyo es Síndrome de Estocolomo!
- De eso nada, señor, y perdone usted que le contradiga. Lo consideraría Síndrome de Estocolmo si ellas fuesen las malas.
- A Simpson una vez le mordió una, pregúntele a él si son buenas o malas. Y mi amiga catalana Teresa Coscojuela no las puede ni ver.
- Escuche, mi teniente, no les va a quitar de la cabeza que lancen sus proclamas ante las cámaras, yo que usted...
- Ya está decidido, MacGregor, gracias por su opinión.


Cinco minutos después

David Andrés, aprovechando que Claudio se había encerrado en su habitación nada más llegar, fue a la cocina a freirse unas salchichas, se las tomaría en un bocadillo, "un hot dog a la española" pensó. Lo que vio en la tele al regresar a la habitación le hizo alucinar en todos los colores del rainbow, arco iris. La puerta del autobús se abrió y un hombre vestido de currela, con chaqueta y pantalón de amarillo y franjas blancas reflectantes, se bajó con gran dificultad. Se notaba que le había manado sangre de una rodilla. Haciendo un gran esfuerzo ayudó a apearse a otro que parecía estar despertando de un sueño o de una borrachera. Un grupo de policías les rodearon y se los llevaron a un furgón. ( Eran Taylor y sus hombres ) No le fue difícil identificar al primer sujeto como su "doble" 
Otro grupo policial, ahora artificieros, ayudaron a salir al resto de los viajeros para, inmediatamente, ocuparse de la bomba, descontando el tiempo que Walker les dio a las FEMEN.
Y comenzó el show. Aparecieron dos chicas en topless y con la palabra FEMEN pintada con letras mayúsculas en sus barrigas. Varios informadores se acercaron inmediatamente a ellas con micros en ristre. Habían llegado tres cadenas televisivas más al olor del notición. Venían de York, Warrington y Rochdale, además del corresponsal de la BBC en Manchester.
- ¡No al integrismo religioso!
- ¡No a los desprecios y humillaciones a las mujeres en los países arabes!
- ¡No a la ablación del clítoris!
- ¡No a la pena de muerte!
- ¡No a la homofobia!
Iban alternándose en cada frase gritada. Las interesaba que sus primeras imágenes y declaraciones, las que iban a abrir los telediarios, fuesen estas, y no el aburrido capítulo de preguntas y respuestas al gusto de los preguntadores.
Por fin, uno logró formular la primera pregunta:
- ¿Qué hacían ustedes dentro del autobús?; ¿Tienen algo que ver con la detención de los terroristas.
Respondió Gabriela:
- FEMEN ha participado en esta batalla que se le ha ganado al islamismo radical, pero todos los viajeros han puesto su parte en la empresa.
No era tonta, sabía que el éxito se le iba a atribuir a FEMEN, pero quedaba bien el rasgo de humildad, era positivo para su imagen.
Metió baza un reportero madurito:
- Señoras, ¿no es una frivolidad que nos muestren las tetas como si esto fuese la apoteosis de una revista de Lina Morgan?... Aquí ha podido ocurrir una tragedia y ustedes se lo toman como si fuese una fiesta erótica.
Ahora habló Bárbara:
- Si no ha ocurrido una tragedia ha sido porque lo hemos evitado nosotras, no usted.
Retomó la palabra Graciela:
- Usted bebe Coca-Cola de una botella con esa marca y viaja en un coche con la marca Seat o Audi o la que sea. Bien, pues esta es nuestra marca, la marca FEMEN. ¡Nuestra imagen!
- Una imagen muy hermosa, ¿o usted lo duda? - dijo ahora Bárbara.
La imagen de aquellas cuatro hermosas tetas de las guapísimas y valientes mujeres era la que le tenía impactado a David Andrés, tanto que aún no le había pegado el primer bocado al bocata de salchichas. 
Después de cuatro o cinco preguntas recurrentes más, la policía hizo despejar el lugar para desactivar la bomba. El trato de Walker con las FEMEN de los tres minutos de show se había rebasado ampliamente.  Unas cadenas metieron publicidad y otras imágenes de archivo de FEMEN y Al Qaeda. David Andrés aprovechó para ir de una carrerilla a la cocina a por Ketchup.


Unos pocos días antes en Liverpool

El delincuente habitual español "refugiado" en Inglaterra Evaristo Briceño, ahora Salvador Terradillos, nombre que aparece en su pasaporte falso, observa desde su mesa en la terraza de The Yellow Submarine, como dos personajes estrafalarios, uno viejo y otro de unos cincuenta años, se saludan en una mesa próxima a la suya. El cincuentañero va "tapado" con unas gafas negras y una gorra del Manchester United, pero llama la atención su nariz, tan exagerada como la de los versos de Quevedo.
El viejo no se queda atrás en ridiculez: Sombrero Panamá, lentes redondos, camisa de lunares, pajarita rosa, pantalón corto blanco y calcetines negros y amarillos cubriéndole las pantorrillas.
No había pasado ni medio minuto desde que el narizón se sentó, cuando le vio levantarse y rodear la mesa en un pispás para agarrar al viejo por el cuello de la camisa, alzarle en vilo y propinarle un puñetazo bestial que le hizo caer de cabeza sobre la base pétrea del parasol.
"¡Dios, se ha desnucado!", se dijo Evaristo.
Y así trascurre el resto de la secuencia: Algunas personas se acercan alarmadas al viejo. El narizón se aleja, está inquieto, receloso por si alguien le sigue. Un idiota le pregunta al yaciente: "¿Se encuentra bien?" Evaristo, aprovechando que tiene a toda la basca de espaldas, se acerca a la mesa y choricea el móvil del viejo y una bolsa de plástico con algo dentro que está en el suelo, al pie de donde estaba sentado el viejo. Más tarde descubrirá que el contenido de la bolsa es una novela. Acaba de rememorar sus viejos tiempos de "descuidero" juvenil, cuando operaba en la madrileña glorieta de Atocha. El camarero llega con la cerveza que le pidió el narizón y se queda pasmado al ver al viejo en el suelo. Evaristo le mira y tiene un rasgo de humor antes de emprender la huída:
- ¡You drink it!  (¡Bébetela tú!)

( ¡Continuará!... Palabrita del Niño Jesús )