martes, 31 de marzo de 2015

Moros y cristianos, la historia interminable.







Sonó la tercera llamada. Los actores que empezaban la obra, ya estaban sobre el escenario. Los demás aguardaban su turno "entre cajas" Subió despacio el telón. Desde la platea y los palcos observaba la escena un público silencioso, expectante, pendiente de los primeros diálogos.
No hubo diálogos porque a nadie le dio tiempo a abrir la boca. Una bomba cayó sobre el escenario. Antes alguien gritó: "Alá es el más grande!" El actor que interpretaba a Mahoma y los demás actores saltaron hechos pedazos. A los espectadores los fueron matando a ráfagas de ametralladora.
La masacre fue reivindicada por el Estado Islámico. La noticia ocupó varias páginas en todos los periódicos importantes. Los grandes mandatarios volvieron a hablar de reunirse para "analizar la situación y buscar soluciones"
En la costa mediterránea española comenzaron las populares fiestas de moros y cristianos, auténticos derroches de música, luces, pirotecnia, caballería y lujoso vestuario, todo para recordar aquellos tiempos en los que nos odiábamos con otro tipo de armas. Pero el odio y la sangre siempre es igual. El odio de los que odian y la sangre de los que mueren.

lunes, 30 de marzo de 2015

99 no son 100








Don Faustino cumplía 100 años. Las hijas que vivían con él, Plácida y Genoveva, solo consiguieron reunir 99 velas después de patearse unas cuantas tiendas.
- Esperemos que no le de por contarlas - suspiró Genoveva - porque este hombre...
- Ya sabes cómo es papá. - corroboró Plácida.
Llegado el momento de encender las velas de la tarta, se hallaban congregados ante el longevo patriarca cinco de sus ocho hijos y once nietos.
Y el meticuloso Don Faustino sacó sus lentes de la funda y se puso a contar las velitas.
- No las encendais todavía, quiero ver si están las cien, no sea que os hayan engañado en la tienda.
- Papá por Dios! - dijo Gundemaro, el hijo mayor - que los niños están ansiosos por ayudarle a soplar. Que más da una más o una menos!
- Calla, Gundemaro, coño, que estoy contando y me confundes! - repuso el patriarca con su voz débil pero imperativa.
Y las contó, y las volvió a contar para asegurarse, lo cual le llevó un tiempo casi infinito.
- Hay 99!
- Qué más da, papa! - dijeron casi al unison Plácida y Genoveva.
- Pues sí, sí da, porque 99 no son 100.
- Los niños están deseando soplar las velas con usted, padre. - dijo Urbano, el segundo hijo.
- Pues que soplen ellos, coño!
Y cerró los ojos. Era su forma de protestar cuando algo no le gustaba.
- Venga, niños, a soplar las velas! - gritó Plácida.
Después de la consiguiente algarabía infantil, incluídos algunos lloros de los más pequeños, que intentaban hacerse un sitio en primera fila, toda la representación familiar entonó el "Cumpleaños Feliz" Después lo cantó en inglés Lorenzita, una nieta que estaba empezando a estudiar ese idioma y quería mostrar sus progresos.
Pero el abuelito mosqueado seguía sin abrir los ojos. Empezaron a cruzarse miradas de preocupación.
- Ay, Dios mio, que no se le siente respirar! - gritó Plácida.
Rodrigo, el hijo médico, le tomó el pulso. Con una lágrima deslizándose mejilla abajo, anunció a toda la familiada;
- Papá ha fallecido.
Moraleja: "Si no dispones de velas suficientes, no cumples años"

sábado, 28 de marzo de 2015

Pero qué pedazo de hija de puta!















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Concha no había nacido para ser sencilla. Su carácter vivo e indomable hacía que se granjease facilmente las simpatías de unos y el rechazo de otros, llegando a tener tantos amigos incondicionales como enemigos acérrimos. Adriano pertenecía a este ultimo grupo. Para él, Concha era tan pedante como insolente, y más puta que las gallinas. En realidad, en este tiempo del instituto, Concha no había pasado de algunos magreos con la ropa puesta, pero los adolescentes son muy amigos de fantasear, achacando a las chicas fama de putas, de estrechas o de tortilleras, según les indique su complicado ojo clínico. A las chicas y a los chicos. Por ejemplo, se decía: "Este instituto está lleno de putas y todos follamos menos Adriano" Al bueno de Adriano le llamaban "el curita" y "el pagafantas", y los más cabroncetes le decían "el caraculo"

Pasaron los años y el instituto se convirtió en un recuerdo. Algunos y algunas, los que de verdad se lo pasaron casi bien, lo habían idealizado. El "insti" por un lado y las vacaciones en la playa por otro, eran su "Verano del 42" en los 80. Para Adriano solo había un recuerdo amargo del instituto: Concha, aquella pendona que le miraba siempre con una sonrisa de mujer mala. No podía soportar aquella sonrisa a lo "Carmen de Merimee"
Ambos siguieron viviendo en el mismo barrio y a veces se cruzaban en la calle, El volvía la cara para no mirarla, pero sentía que ella le traspasaba con sus ojos insolentes recreándose en su sonrisa burlona. "Pero qué pedazo de hija de puta!"
Una mañana abrileña se llevó la gran sorpresa de su vida. Vio a Concha sentada contra una pared de la calle, implorando limosna. No daba crédito a sus ojos. "Dios, qué bajo ha caído!" Ella miraba a los transeuntes y suplicaba:
"Dame algo suelto, por el amor de Dios!... Dame algo suelto, por el amor de Dios!"
Era como un mantra, no se apartaba del guión. La observó desde una prudente distancia durante unos minutos y finalmente decidió intervenir. Con paso vacilante se fue acercando a la mendiga.
Concha escuchó por el pinganillo la voz del realizador:
"Atenta al cambio, Concha, que entra uno al trapo!"
Adriano se plantó ante ella y la miró a la cara. No era plato de buen gusto fijar los ojos en los ojos de aquella descarriada, pero la situación imponía que se comportase como un caballero cristiano.
- Mira, tú y yo nunca hemos sido amigos, - dijo tragando saliva - pero admito que en tu actual situación es un deber para mi ayudarte. - Y depositó en una gorrilla que había en el suelo un billete de 50 euros - Sé que no es mucho, pero con mi sueldo de profesor de religión no puedo permitirme un mayor dispendio.
Las últimas palabras las dijo sin mirarla a la cara, pues se había sentido muy embarazado ante la mirada de la pecadora. Ahora, sin embargo, al reencontrarse con su rostro, se llevó la segunda gran sorpresa del día. Ella le miraba con su sonrisa de descaro que tanto odió en su tiempo, pero no solo eso, le guiñó un ojo en plan puta.
"Dios, se ha vuelto loca!, por eso mendiga, porque ha perdido la razón?!"
Concha escuchó la siguiente indicación por el pinganillo:
"Sácale la lengua"
Le sacó la lengua y simuló una pedorreta.
"Dile picha floja"
- Picha floja, más que picha floja!"
Llegado a este punto, Adriano sentía en su ánimo una mezcla de cabreo y terror. No era posible tanta demencia!
"Dios mio, protege a esta pobre mujer!
Salió pitando de allí. Antes estuvo tentado de recuperar el billete de 50 euros, pero aquella loca a lo mejor hubiese sido capaz de perseguirle dando gritos.
"Dios mio, qué escándalo, qué lástima de vida humana deteriorada!"
Al llegar al semáforo de la calle Las Norias de Daza, a solo cincuenta metros de donde se encontraba Concha, le abordó una morenaza muy sonriente. Era Pili, la productora ejecutiva del programa.
- Permítame, caballero, esto ha sido una broma de cámara oculta. Somos del programa "Tepillao bakalao!" y me está diciendo el realizador que su intervención ha quedado muy bien. Me echa una firma aquí para que podamos emitirla?
Si hasta ahora estuvo confundido y aterrorizado, ahora fue todo él una explosión de cólera.
- Bajo ningún concepto, señorita!, ni se les ocurra utilizar mi imagen en su patochada de programa!... Como me entere de que he salido en television, les buscaré la ruina!
- Oiga, que no es para tanto!
- Que no es para tanto?!... Que no es para tanto?!... Váyanse al infierno, titiriteros de mierda!
Y dejó a la mujer absolutamente pasmada.
"Pues sólo faltaba eso, que el señor obispo y mis alumnos me viesen tratando con una cómica desvergónzada!... Ahora lo recuerdo, esta fulana decía en el instituto que quería ser muchas cosas, entre ellas actriz. También hablaba de convertirse en top model, en estrella rockera, en diseñadora de moda y en no sé cuantas cosas más, y mira tú en qué se ha quedado: en actriz de chichinabo!"

Pero no se quedó en "actriz de chichinabo" porque Concha tenía talento, mucho talento. En los años siguientes tuvo varias intervenciones en las series de moda. Para su mortificación, también la vio Adriano. Y de pronto dio un gran salto al ser contratada para uno de los personajes centrales de una serie cuya acción transcurría, precisamente, en un instituto, y ella hacía el papel de una profesora malvada, un personaje "bombón" en el argot de los cómicos, pues el rol de malo es uno de los más apetecidos por los discípulos de Talía, y cualquier actriz hubiese pagado con diez años de vida por sustituir a Concha en la serie, una Concha que ya empezaba a sonar en las revistas del corazón como Concha Durán, y es que esta serie significó para ella el ascenso al olimpo de las estrellas faranduleras españolas.
Reproducimos una pequeña parte de la entrevista televisiva que le hizo Mercedes Milá para Tele 5.
- Usted es mala, muy mala, en la ficción televisiva, y por eso tiene tantos enemigos. Pero yo quiero preguntarle algo... algo especial: También tiene enemigos en la vida real?
- Pues, ejem... - sonrió con su sonrisa de malvada - le voy a decir la verdad, yo no los busco, pero... pero sé que a mucha gente le caigo mal.
Era una artimaña para promocionar su personaje?... No, era la verdad. Sencillamente, Concha les caía mal a una gran parte de la población del planeta, algo así como en el caso de Belén Esteban.
"Pero qué pedazo de hija de puta!", exclamó Adriano en voz bien alta, revolviéndose en el sofá de su apartamento de soltero perpetuo, no perdiéndose ni una palabra o gesto de la mujer de sus desvelos durante la entrevista. A estas alturas, Adriano se había convertido ya en un psicótico anti-Concha.

Cuando terminó la serie, Concha fue reclamada por varios cineastas. Hizo dos películas que no tuvieron mucha aceptación, pero con la tercera dio el campanazo. Fue nominada para el goya a la mejor actriz secundaria por su interpretación en la película de un nuevo y talentoso director, Ignatius Zurbanovski, un film de gran comicidad que superó el taquillaje de "Ocho apellidos vascos" Media España asistió al triunfo como actriz cinematográfica de Concha Durán en "Las divertidas excursiones de Leona Catalana en Independientilandia"
El siguiente gran sorpresón que dio la actriz al público fue su desnudo integral en la revista Interviu. No se trató de una frivolidad de nueva estrella, sino más bien de una excelente maniobra de marketing para la que iba a ser su primera película como protagonista: "La stripper", una historia basada en la vida de la legendaria stripper puertorriqueña Anita Avila "La cocodrila"
Adriano no quiso comprar la revista en el barrio por si alguien le sorprendía haciéndolo, así que se fue corriendo a la otra punta de la ciudad antes de que se agotase.
Esa misma tarde se sentó en la taza del váter con la revista abierta por las páginas centrales, justo en donde aparecía Concha Durán con todo su esplendor natural, y se friccionó el pene imaginándose que estaba con ella.
- Sigue!, sigue!... Sigue chupándomela, puta, más que puta!... Sigue, sigue!
Y cuando por fin eyaculó, la miró a los ojos sin cohibirse, susurrando...
- Pero qué pedazo de hija de puta!

miércoles, 25 de marzo de 2015

La venganza de un pequeño genio






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Al llegar a la zona de curvas en donde la sinuosa carretera bordeaba un precipicio que daba al mar, Don Eurosio levantó el pie del acelerador y pisó levemente el freno, como lo hacía siempre, para evitar que su 600 rodase a más velocidad de la debida, pues la estrecha senda de asfalto y el peligro del precipicio aconsejaban la maxima prudencia. En algunos tramos no había murete ni quitamiedos. En tan peligrosa carretera se imponía más que nunca el respeto a la vida propia.
Don Eurosio pisó levemente el freno, pero este no respondió. El miedo se apoderó de él al instante. Segundos después, cuando el coche ya iba demasiado lanzado, probó con el freno de mano, pero tampoco. Quiso lanzarse hacia el otro lado de la carretera e impactar contra la pared rocosa de la montaña en un intento desesperado por sobrevivir, aunque fuese en la UVI de un hospital, pero en ese momento tuvo que evitar el camion que acababa de surgir en la curva. Ya no pudo hacer más, el novísimo Seat 600, que estaba pagando plazos, "saltó" al vacío en "caída libre" hasta estrellarse contra las rocas en donde a su vez se estrellaban las olas.
El coche fue examinado por los peritos de la policía y descubrieron la manipulación de los frenos, pero la investigación resultó infructuosa, jamás se supo quién era el asesino. El viejo maestro nacional no tenía enemigos.

Don Francisco Herrezuela hoy en día, ingeniero de telecomunicaciones, y Paquito hace muchos años, jamás ha confesado su secreto. No lo ha confesado porque no tiene ningún remordimiento de conciencia.
A Paquito le llamaban "Pitagorín" en el colegio, y a Paquito-Pitagorín le sentó muy mal que el maestro le pusiese un miserable 7 en el examen de matemáticas, cuando él se merecía un 10, y todo porque el baboso pederasta se vengó de esta forma por no haber aceptado el crio su propuesta para que se desnudase y pudiese tocarle y besarle la pilila.
Para "Pitagorín, lo de manipular los frenos fue pan comido, no en vano iba para ingeniero.

martes, 24 de marzo de 2015

El pedo divino que acabó con todo.




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A lo largo de la historia de la Humanidad, los llamados humanos se han imaginado a Dios de miles de maneras, o se han imaginado miles de dioses, o no se han imaginado nada de nada, porque los humanos no tenemos la suficiente imaginación para imaginarnos un dios o un fin del mundo o un juicio final o ninguna cosa inimaginable. Ni siquiera nos imaginamos que unos subhumanos destrozarían dos torres gigantes en Nueva York por impacto de aviones, causando 3.000 muertos, o que un barco gigante de cuatro chimeneas se hundiría al chocar contra un pedrusco de hielo en el Atlántico Norte.

Aquella mañana, Dios se levantó de muy mala hostia, decidido a terminar con todo de una vez. Se acercó a la Tierra y la miró ceñudo, con los brazos en jarras.
"Hay que joderse!, y aquí es donde envié a mi hijo a que salvase a la Humanidad!... Cómo se me pudo ocurrir una idea tan chorra?!... Mira para lo que ha servido: una secta corrupta en Roma y un folklore macabro en Sevilla, paseando a mi pobre Hijo por las calles como le dejaron los romanos. A la mierda con todo!"
Dios se dio la vuelta, dando la espalda a la Tierra, se bajó el pantalón y el calzoncillo y soltó un pedo fortísimo, como de mil bombas atómicas, que pulverizó el planeta en una diezmillonesima de santiamén.
A que ningún humano nos lo imaginábamos, jeje!

lunes, 23 de marzo de 2015

"El día del padre" de Don Pascual.






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Don Pascual, un viejo divorciado, se levantó de muy buen humor aquella mañana. El día había amanecido soleado, se veían florecillas en los parques y los pajarillos cantaban en las ramas de los árboles, signos evidentes de una primavera recién llegada. 
Doña Aurora, la portera, advirtió en el viejo solitario un rostro más luminoso que de costumbre.
- Le veo contentillo, Don Pascual, buenas noticias?
Buena pregunta para una portera clásica, pues las porteras clásicas son de condición curiosa a la vez que cotillas.
- Sí, estoy contento, hoy es el Día del Padre y mis hijos estarán a punto de felicitarme.
- Jeje, eso fue ayer, Don Pascual. Hoy es día 20.
- Ya lo sé. es el Día del Padre para mi, 20 de Marzo.
- No entiendo nada.
- Es muy fácil, tanto mi hijo como mi hija se olvidan siempre de felicitarme en el Día del Padre, pero yo no me lo tomo a  mal porque ya estoy mentalizado de que "mi" Día del Padre es el 20 y no el 19.
En ese momento sonó la alarma del móvil y Don Pascual le dio a la teclita verde de responder.
- Hola, hijo.
- Perdón, papá, ayer se me olvidó felicitarte por el Día del Padre; no te importa, verdad?; así que lo hago hoy. Felicidaddes, papá!
Como si fuese la primera vez que se olvidaba. Luego llamaría la niña, bueno, una niña de 35 abriles, pero los hijos siempre son "los niños", como cuando se "olvidan" de recoger la mesa después de comer o de hacer los deberes del cole.

sábado, 21 de marzo de 2015

El encierro más sangriento de la historia.









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La calle de la Estafeta era un hervidero de mozo audaces, "temerarios" sería más justo decir. No faltaban los norteamericanos, asiduos desde que Hemingway hizo propaganda de este desatino. Ni los ingleses. Pero también había rusos, los nuevos trotamundos con dinero.
Apenas dos minutos después de que explotase el cohete anunciador del encierro, una explosión mil veces más fuerte provocó una gran cascada de sangre y de docenas de miembros de cuerpos humanos destrozados. 57 personas, entre corredores y público que asistía al encierro junto a las talanqueras, murieron por efecto de esta bestial descarga de goma 2. Corrían muy juntos, distanciados de los toros que venían detrás con los corredores más arriesgados. Pero estos últimos fueron corneados por los toros al quedar paralizados de terror por la explosion. Tampoco hubiesen podido correr mucho entre los trozos de cuerpos de los muertos y los heridos. Los toros se ensañaron con los valientes e hicieron ocho cadáveres más.
Abu Al Massud abandonó rapidamente el balcón desde donde había arrojado la bomba, intentando ponerse a salvo entre la aglomeración de público en las calles pamplonesas, pero fue capturado enseguida, pues muchas eran las personas que le habían visto en el balcón.
A Massud se le juzgó conforme a las leyes civilizadas de Europa, ni siquiera tuvo la oportunidad de una pena de muerte en los Estados Unidos. Así que las huríes del Paraiso tendrán que esperarle mucho tiempo, aunque a ellas no les importa porque están recibiendo sementales fogosos todos los días.
Y un dato para la reflexion: Entre los corredores fallecidos había dos ex etarras; osea, terroristas; osea, de los que también han matado.

viernes, 20 de marzo de 2015

La noche de los muertos vivientes en bicicleta











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Luciano estaba a punto de jubilarse como encargado de almacén o almacenista de la empresa "Galletas y bizcochos Virgen del Arenal" El buen hombre se sentía muy molesto por la acción repetitiva de los "ciclistas salvajes", como él los llamaba, jovenzuelos y no tan jovenzuelos que le pasaban rozando a gran velocidad todas las mañanas. Resulta que Luciano compartía obligatoriamente la estrecha acera de 200 metros de largo que unía su casa con la parada del autobús, el 45, el que le llevaba al trabajo, porque el ayuntamiento había tenido la brillante idea de trazar un carril bici en la propia acera, hasta ahora una acera muy estrecha y ahora imposible para los peatones.
Alguien dijo que el ciclista es una piltrafilla ante el tráfico motorizado y un monstruo para los peatones, y Luciano sufría a diario a esta especie de trolls sobre ruedas, todos ellos trabajadores que iban en bici al trabajo, pero insensibles ante los andarines, aunque estos fuesen casi ancianos como Luciano, o absolutamente ancianos. Solamente una vez una chica le avisó de su presencia haciendo sonar el timbre y le adelantó despacio. Solamente una vez, solamente una mujer ante tanto hijo de puta frenético.
Los sueños distorsionan la realidad. Esa noche Luciano tuvo una pesadilla en la que se le aparecían los ciclistas rodando a más velocidad de la imaginable, pasando a su lado como cohetes. Pero, por esa condición abstracta de los sueños, justo cuando le rebasaban lo hacían a cámara lenta, y sus rostros eran espantosos, talmente de muertos vivientes, piel desgarrada, globos oculares casi colgando... e incluso percibió sus olores nauseabundos.
Se despertó fatal, con la sensación de no haber descansado ni dos minutos.
"Esos hijos de puta me persiguen también en sueños!"
Esa mañana caminó más cauteloso que de costumbre, aunque de nada le servía su chaleco reflectante, la linternita y toda la prudencia del mundo caminando casi al borde de la acera. Los energúmenos volvieron a asustarle. La pesadilla estaba en los sueños y en la realidad, pero era peor en la realidad porque cualquier día podrían atropellarle.
En un momento dado no se pudo contener:
- Mira por dónde vas, cabrón!
No obtuvo respuesta. Los muy cobardes ni se volvían a mirarle. Sólo una vez, hacía meses, uno le dijo algo así como "viejo de mierda!", pero no le entendió bien porque ya estaba lejos.