( Episodio 31 ) Muertos de novela.

Alí y Hamed, ahora Moisés y Esther, han preferido seguir un camino más largo, a la vez que se mezclan con la comunidad judia ortodoxa del barrio para hacerse pasar por dos de ellos. La idea ha sido de Alí, cada vez más en su papel de líder de la pareja ante el carácter débil de Hamed, aunque este no mostrará tal debilidad cuando se trate de golpear o de matar. Pero no adelantemos acontecimientos.
En lugar de tomar un autobús que les lleve directamente de Cheetham Hill a la estación autobusera de Shudehill, centro de la city, en donde cogerán el autobús Shudehill-Aeropuerto, deciden atravesar el barrio de los jewish, judios, para pasar desapercibidos, cosa que está por ver. Para el rabino Salomón Parker ha supuesto casi un shock encontrárselos caminando por la acera. El rabino se está planteando en estos momentos si llamar o no a la policía.
"Me fastidiaría que fuesen solo dos chalados disfrazados para una fiesta. No creo que deba molestar a la policía, bastante tienen ya las fuerzas del orden en este mundo de delincuentes y pervertidos. ¡Oh, Dios mio, ¿porqué permites tantos desordenes, tantas mujeres en minifalda y enseñando las tetas por la vía pública?!"
"Moisés y Esther" llegaron a la bus stop de Higher Broughton, en la carretera que atraviesa este barrio de Salford y que comunica Manchester City con Prestwich, Haslingden, Accrington, Blackburn y otras localidades importantes. Deben subirse al autobús X41 o al X43. El trayecto hasta el centro de la city es muy corto, apenas dos kilómetros, un pequeño recorrido para un ticket muy caro: 1´80 pounds por cabeza. Lo tienen previsto, llevan monedas en el bolsillo. Los terroristas eficaces deben preveerlo todo, y más si son terroristas islámicos, los number one de la maldad mundial, expertos en bombas, en degollar ante las cámaras y en autoinmolaciones espectaculares.
Al poco de llegar ellos a la parada, lo hacen también un matrimonio de judios obesos y sus tres niños, dos críos de entre siete y ocho años, también obesos, y un bebé, se supone que igualmente obeso, pero no se le ve porque está en el cochecito. La obesidad no perdona ni al pueblo elegido. Todos ellos se quedan mirando recelosamente a Moisés y Esther, todos menos el bebé que duerme.
Los niños pueden ser niños y traviesos a la vez, pertenezcan a la religión que pertenezcan, pero nunca tontos. Uno de ellos le habla al oído al otro:
- Ese hombre tiene una barba de pega.
- ¡Ya lo sé, listillo! - contesta su hermano.
Y es que a Moisés se le ve la goma que sujeta la barba, a pesar de que ha intentado ocultarla con el ancho sombrero.
El matrimonio orondo también se ha pispado y cruzan entre ellos miradas cómplices.
"¿Qué hacen estos sujetos tratando de imitarnos?, ¿no se dan cuenta de que los ridículos son ellos?"
Ningún sectario aceptaría jamás una parodia de su forma de vestir y de su comportamiento en general. Por eso el matrimonio judío y los niños están mosqueadísimos desde que han topado con este par de absurdos gentiles.
Para evitar en parte la incómoda situación, Alí y Hamed hablan entre ellos.
- No los mires, hermano, como si no nos hubiésemos dado cuenta de que nos están mirando - Le dice Alí a su colega en voz bajita.
- Oye, Alí, tú crees que en el Paraíso habrá morenas? - Pregunta Hamed.
- ¿A qué viene eso?
- Es que a mi me gustan mucho las morenas, sobre todo las españolas, ¡las andaluzas! ¿Habrá huríes de tipo andaluz en el Paraíso?
- Eso tendrás que preguntárselo al imán si salimos de esta, y en caso contrario tendrás la respuesta en cuanto lleguemos "volando" al Paraíso. 
La llegada del autobús alivia un poco a todos, pero, una vez en el interior del mismo, van a pasar por una nueva situación embarazosa que les pondrá a prueba.

( Usted decide si perdèrsela o seguir siendo fiel a esta zurbahistorieta en sopotocientos episodios. ¡Continúa! )