lunes, 3 de agosto de 2015

( Episodio 18 ) Muertos de novela.






Albion Transports - Manchester

Claudio sí hablaba el inglés lo suficientemente bien como para dirigirse con todo su cabreo al capullo de Roy y a otros tres que se habían dejado convencer de que el terrorista islamista era David Andrés.
-¡¿Pero no veis que David Andrés es mucho más mayor?!... ¡¿Pero es que no os habeis enterado todavía de que vuestro compañero es español?!... ¡Hay que joderse!
Llegado este momento ya habían salido en la prensa digital, y ellos las vieron por sus móviles, varias fotos más de Donald Smith "Hamed" y Richad Wilson "Alí", y al pie de las mismas las edades de ambos, 31 y 35 años, nada que ver con el medio siglo más un lustro del amigo al que ahora defendía su mosqueado amigo Claudio. Pero otra razón para el mosqueo empezaba a incomodarle, un mosqueo que iba in crescendo a medida que avanzaban las agujas del reloj: David Andrés no contestaba a ninguna de sus llamadas y mensajes de texto. ¿Se lo había tragado la Tierra?... Hubo un momento en que se le cruzó un pensamiento terrible: "¡El cofre del dinero!", pero lo alejó enseguida: "¡Qué bobada!, David Andrés es incapaz de putearme de esa manera. Lo he conocido hace mucho y sé que es un tío legal. Además, me está muy agradecido por acogerle y ayudarle en Manchester" Se arrepintió al momento de haber hecho la cochinada de llenar el cajón del cofre de calzoncillos sucios.




Oficina de Scotland Yard en Manchester.


El teniente Robert no estaba precisamente de buen humor ese día, aunque sus muchos años de oficio le habían convertido en un buen encajador. Y ahora se trataba de encajar con flema inglesa y resignación cristiana el golpe bajo de su superior, el capitán Preston.
- No dispongo en estos momentos de nadie tan capacitado como usted, Walker, para dirigir esta operación. Busque a los terroristas y póngalos ante el juez. Seguro que lo consigue.
"Busque una aguja en un pajar", pensó Walker, "nosotros con escasez de personal por las vacaciones y ellos con las manos libres para volar en pedazos la estación de Piccadilly o una terminal del aeropuerto"
- Se lo que está pensando, Walker, he pedido refuerzos a Londres, y posiblemente nos envíen también a los de Robin Hood, los artificieros de Nottingham.
"Hombre, algo es algo"
- Ha hecho usted lo correcto, capitán.
El "golpe bajo" se debía a que Preston estaba al corriente de que su subordinado iba a tomar un avión esa misma tarde para disfrutar de unas vacaciones en La Manga del Mar Menor, Murcia, España, con su mujer y sus hijas... y "algo más" Vacaciones que ya veía chafadas por obra y gracia del Estado Islámico de los cojones.




Terraza del pub The Yellow Submarine en Liverpool.


No había muchos clientes en la terraza, pero David Andrés dedujo enseguida que el hombre con el que estaba citado era aquel viejo que le sonreía con cara de gilipollas mientras se iba acercando a la mesa. Sombrero panamá, lentes redondos, camisa de lunares y pajarita rosa. De la cintura para abajo: pantalón corto blanco y calcetines negros y amarillos tapándole las pantorrillas. Lo que se dice un adefesio. Solo le faltaba la nariz de clown. No le extrañó que le diese por robar libros, ceniceros o papel higiénico de los bares. Puede que otra de sus aficiones fuese tocarles el culo a las niñas de doce años o tirarse pedos en público para disfrutar con el mosqueo de la gente.
A Mister Altrincham, no obstante, si le gustó el aspecto del dueño del libro. Largo, muy delgado y desmadejado, parecía el hombre de goma del circo o el espantapájaros de El Mago de Oz. Y con aquellas gafas negras de grandes lentes y la gorra del United, lograba el divertido efecto de que su narizota destacase más que la de Barbra Streisand. Le gustaba el sujeto, tenía sentido del humor para vestirse. Sabría encajar su broma.
"¡That bigger nose, my God!"
"¡Qué nariz más grande, Dios mio!"
Díjose Mister Thomas Altrincham mientras se levantaba de la silla y tendía la mano a su anfitrión con una sonrisa de oreja a oreja.
"¡Sí, señor, este hombre tiene sentido del humor, je, je!, parece un atracador que no desea ser reconocido"


( Nos encontramos en el siguiente episodio, amiguetes lectores )

5 comentarios:

  1. Pobre Claudio, tan buen amigo, tan buena persona, y el sinvergüenza al que defiende ya le ha desplumado.

    ¡Otia, los artificieros de Nottingham! Esto va a ser muy divertido, ¡juas!
    Y Preston un joputa, oiga.

    La pobre señora Atrincham no se fue de este mundo por voluntad propia, pero igual, esté dónde esté, respira de alivio por no tener que llevar al lado a su Thomas, ¡buf!
    "Este hombre tiene sentido del humor", dice el metepatas... Se va a enterar pronto del humor que se gasta su víctima, ¡juas juas!

    ¡Buen día, señor de la intriga y el humor!

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  2. Gracias por estos ánimos cuando más jodido estoy. Tengo el episodio 19 hecho, pero no veo con fuerzas para transcribir el 20 otra vez. Lo había pulido mucho, me había quedado muy bien... HOSTIA PUTA!! No se puede meter a esta gentuza en la cárcel por poner una pestaña que dice "guardar" y no guarda los textos. Joder, es una puta estafa!!

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    1. Tranquilo, amigo mío, no se sulfure.
      Tómese unas vacaciones después del episodio 19 y aquí no ha pasado nada. ¡Estamos de vacaciones!

      Con calma reduciremos el problema hasta aniquilarlo. Sevaaenterar... (Recuerde, mi cara verde con colmillos, je je je...)

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  3. Hola, interesante, me esta gustando mucho.

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