sábado, 20 de junio de 2015

El Mensaje ( Episodio XXIII )





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- Ave María Purísima.
Del interior del chabolo le llegó la voz viejuna del ensotanado Don Saturio.
- Sin pecado concebida. Hace cuánto tiempo que no te confiesas, hija mia?
- Desde que hice la primera comunión.
- Dios Santo! - lanzó un agudo chillido el senecto pastor de almas católicas - Oh, hija mia, estás en pecado mortal!... Dios mio, Dios mio!, vamos a ver si lo arreglamos. Tienes relaciones promiscuas?..., estás casada?..., te acaricias el cuerpo cuando estás sola?...
- Estoy separándome y me pongo muy cachonda cada vez que pienso en mi novio manchesteriano, pero hasta ahora solo le he visto los cojoncillos en Facebook.
Hubo un breve silencio y tras él una explosión de ira.
- Tú eres una asquerosa pecadora y has venido a reirte de mi, verdad?!... Fuera de aquí, indecente, puta!... Fuera, fuera!... Esta es la casa de Dios!... Sacrílega, más que sacrilega!
Enri mantuvo el tipo, pero se levantó, ya no era cuestión de seguir arrodillada ante el carcamal.
- Quiero que me conteste a una pregunta, señor cura. Salió usted al encuentro de Miguelín la noche en la que se escapó de su casa?
- Fuera, fuera de aquí, puta!
El vejestorio estaba fuera de sí e intentó salir de la caseta para agredirla, pero las fuerzas no se lo permitieron, e igualmente se lo desaconsejó el temor a un infarto. Enri optó por la retirada, pues se le pasó por la mente lo peor: si el viejo sufría un latigazo en el corazón, las cosas se iban a complicar mucho, además las viejas la habían visto en la iglesia.
Mientras caminaba en dirección al coche llamó al comisario Valdemoro para darle la novedad: su descubrimiento del "camino secreto" que posiblemente había seguido el cura para interceptar a Miguelín y matarle.
- Estupendo, Jiménez, ya tenemos un hilo del que tirar. Ah, mañana no se olvide de ir al entierro.
- Allí estaré, mi capitán.
Seguidamente llamó a Tortajada y le dio igualmente novedades, pero se cuidó mucho de contarle lo de su "confesión" A este también le alegró la buena nueva.
- Mañana enviaré un par de hombres de la científica para que busquen rastros del cura y de Miguelín en esa zona. Ah, Jiménez, no le incomode al cura de momento, estamos?
- Sí, mi capitán.
"Tú déjame a mi aire, "Ricitos de Oro", que yo sé cómo hacer las cosas.
Don Saturio ardía de ira por dos razones, el "ataque" de aquella pecadora y el hecho de que, esa misma tarde, el teniente Vallejo le había quitado a los dos guardias que le protegían porque eran necesarios para trasladarse a dos fincas del contorno que habían sufrido sendos robos.


( Se ha buscado la ruina la inspectora Jiménez?... La denunciará Don Saturio en el cuartelillo de la guardia civil?... Se quedará sin coartada el sospechoso rijoso?... Mañana más! )

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