martes, 9 de junio de 2015

El Mensaje ( Episodio XVI )







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( Habitación de la inspectora Jiménez Herrera en el Hostal Murciapolis )




El hostal Murciapolis era sencillo pero limpio. Lo regentaba un matrimonio maduro de Murcia. El era un caballero gordo, asmático y ligeramente estrábico. Ella era bajita, delgada y rubia, con cara de miedo, del tipo de mujer con apariencia de mosquita muerta, pero geniuda y voluntariosa en el trabajo.
Enri se pasó un rato largo en la ducha, repasando mentalmente lo vivido en su primera jornada del caso: la entrevista con el alcalde Genaro Barcenilla ( "No se hace usted una idea de lo que queríamos a ese muchacho" ) las dos llamadas del comisario ( "No me importaría que se hiciese la encontradiza con él - con el párroco - y le tantease discretamente" ) el momento tenso en el que estuvo a punto de atropellar a un ciclista, el pinchazo, el navajero que intentó atracarla, los mendigos del contenedor, el sobre... un sobre muy arrugado que uno de los mendigos del contenedor se había encontrado en un bolsillo del pantalón del "chiquilicuatro" Un mendigo honrado, sin duda, pero no parecía contener ni dinero ni nada, era un sobre vacío.
Terminó de secarse y se puso el pijama. Solía usar pijamas de cualquier color, pero a Albacete se había traído uno rosa estampado de ositos amarillos bostezantes. Enchufó su ordenador portatil para echar un vistazo a Facebook y al blog del Doño. Le gustaban las "zurbahistorietas", se reía con ellas, aunque a veces eran tristes y violentas, tan tristes y violentas como los propios episodios de la vida real, pues en ella se basaba el escritor estrambótico que no dudó en mostrar su churrilla en Facebook para pasmo de meapilas.
"Oh, los chicos!"
Recordó que no había telefoneado en todo el día a sus hijos. Llamó al número de su casa y habló un rato con ellos. Nada importante, todo estaba tranquilito en su casa de Las Norias de Daza. También le habló Bribón a su manera, osea, con sus ladridos. Repasó mentalmente el plan del día siguiente: Presentarse al teniente Braulio Vallejo del cuartel del Allendelvino y al comisario de la policía nacional Helenio Tortajada, el hombre que estaba al frente del caso. La entrevista con Vallejo iba a ser meramente protocolaria, pero su contacto con Tortajada era algo más serio, se trataba de ponerse a sus órdenes.
"Espero que nos caigamos bien el "Tartajodas" ese y yo"... "Ah, y el informe del forense, que se me ha olvidado lo más importante!"
El sueño se fue apoderando de ella. Echó un vistazo al reloj despertador mientras se acomodaba bajo las sábanas. Reparó en el sobrecito de marras que hacía un rato había dejado junto al despertador. Decidió abrirlo, no fuese que... y se llevó el gran sorpresón del día: un papelito insignificante, más pequeño que la hojita de un bloc de bolsillo, y unos palabaras torpemente escritas que invitaban a comerse el coco: "DO SATURO KERE MATAME"
- Jodeeeer... y esto qué es?!
Le costó un rato conciliar el sueño, elucubrando sobre el testo del papelito, pero finalmente se durmió como una bendita, y durmió siete horas de un tirón, sin malos sueños. Zzzz...

( Continuará... y les gustará cada vez más!! )

5 comentarios:

  1. Me gusta muchisimo, el pija, también, muy bonito, seguro que si fuese así, vamos que si solo fuese ese pijama el que tuviese, no pega ojo¡¡, Doño muchas felicidades¡¡¡ estoy super engancha en la historia, besos¡¡

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  2. Yo diría que el papelito del sobre dice: "Don Saturnio quiere matarme". Pero haga cuenta de que no he dicho nada de nada. ¡Nada en absoluto, coño!

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  3. Buenas tardes¡¡¡ mis pensamientos estan ahora puestos en la inspectora, corre un grabe peligro, el sobre y el atracador me tienen ahora en una gran preocupación.

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  4. Jajaja!, está usted de un irónico subido, Doña Leona, pero ya le he dicho en el comentario del post de abajo que me encantan las críticas, sobre todo si son para revelar errores que he cometido, y lo digo en serio!

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  5. Me alegra que le guste el pijama, Doña Enri. Si encuentra uno así en alguna tienda, se hace una foto con él y la ponemos en otro episodio, o en cualquiera de los dos epílogos.

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