miércoles, 11 de junio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 5 )






Jiménez

- Ya veo que tiene dificilillo el caso, teniente. - le dijo el comandante Uribezubía - Cuando no surgen enseguida las pistas es que se trata de algún sicópata, y esos son muy difícles de pillar. Mire usted, yo estoy muy atareado estos días porque tenemos en marcha varias operaciones para abordar narcobarcos. Va a seguir usted con el caso de José Luis, pero contará con el apoyo de un colaborador. Eso sí, quiero que trabajen los dos a tope.
Llamó por el interfono.
- Que pase el cabo Jiménez!
Medio minuto después, Jiménez y Madero eran presentados por el comandante. Se iniciaba así una colaboración que iba a durar algo más de una década e iba a ser muy fructifera en la lucha contra el crimen.

Lobodoiro era una villa marítima muy hermosa. Parte de su gente se dedicaba a los servicios hosteleros, dada la afluencia turística veraniega, y otra parte a la pesca de bajura y al enlatado de conservas de pescado.
Las costas y playas de Lobodoiro estaban sometidas al oleaje de las bravas mareas del Cantábrico, sin faltar algunas impetuosas galernas y los constantes "sirimiris" y "chaparrones".
Los deportes locales predilectos eran el remo y el fútbol. Desde hacía unos pocos años se celebraba un festival de cine de terror, que en cada nueva edición ganaba más adeptos, llevando camino de popularizarse tanto como la "Batalla de Flores" de Laredo, el "Coso Blanco" de Castro Urdiales, los encierros de Ampuero o las peregrinaciones a Santo Toribio de Liébana. Los más optimistas pensaban que algún día visitaría el festival la que era considerada máxima estrella de la pantalla grande: Renata Otolina. Los más realistas se mofaban de estos ilusos. "Aquí no viene ni Belén Esteban, si esto es un pueblo, tíos, ja, ja!" Pero estaban equivocados, pues el festival de Lobodoiro alcanzaria con el tiempo una notoriedad tan grande como el de San Sebastián.

- Qué piensa usted de este caso, cabo? - preguntó el teniente Madero a su recién estrenado subordinado, cuando ya se había marchado el comandante.
- Lo veo rarillo, mi teniente, la vida tan normal que llevaba la víctima no se presta a un desenlace así.
- Esa es la primera impresión que tenemos, pero hay que escudriñar más en su vida. Yo soy de la opinión de que detrás de cada persona hay algún secreto inconfesable. No tenía muchos amigos, según me han contado, así que vamos a interrogarles a todos, y también a los compañeros del hipermercado y a los jefes. Tenemos mucho trabajo por delante... Jiménez, es Jiménez, no?
- Sí, mi teniente, cabo Agustín Jiménez para servirle.
- Bueno, bueno, tampoco hace falta que se ponga tan militarote.
El cabo Jiménez ascendería en poco tiempo a sargento por los brillantes servicios prestados, y se mantendría siempre al servicio del teniente Madero.
- Veinticinco cuchilladas, madre mia! Cómo puede haber gente tan malvada?! - exclamó el servicial Jiménez.
- Eso no es nada, Jiménez, los hay que torturan y dejan los cuerpos con peor aspecto.

( Continuará ) 

4 comentarios:

  1. ¡Oh! ya ha aparecido el sargento Jiménez en escena, aunque cuando era cabo; empieza la historia, je. Y se habla de Renata Otolina. Esto parece 'La Guerra de las Galaxias', que se empezó en el episodio no sé cuantos y luego de alguno más se retrocedió, ¡juas! Buen estilo, señor contramaestre.

    Abajo le he respondido. Subo para arriba a ver el siguiente.

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  2. Me parecio un personaje bonito para seguir explotandolo, y total, si me gusta escribir sobre temas policiacos, para qué buscarme otro protagonista?... Me imagino que muchos autores del género habran pasado tambien por este proceso.
    Sigo para abajo!

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