martes, 10 de junio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 4 )







Una parejita muy formal

Pilar Parrado era una chica tímida pero muy correcta en el trato, muy afable, se notaba en sus ademanes la buena educación recibida. Aún estaba sufriendo por la pérdida de su novio y se le escapaba el llanto facilmente. Decidió por lo tanto, el inspector, andarse con mucho tiento. Ella no era sospechosa, así que formuló sus preguntas muy educadamente:
- Hubo algún detalle especial de José Luis que le llamó a usted la atención en los días o semanas anteriores a... bueno, ya me entiende.
- No, era el mismo de siempre.
- No le vio con alguien "raro", algún desconocido?...
- No.
- Ni le notó algo distinto en su conducta?
- No.
- Ustedes trabajaban juntos, verdad?
- Sí, él ya llevaba dos años en Ahorro Mogollón, pero yo entré el mes pasado.
- El regresaba solo a su casa cuando pasó... lo que pasó. Por qué no hacían juntos el trayecto?
- Inspector, no vivíamos juntos!
- Lo dijo con un un grito y abriendo mucho los ojos. Al momento cayó en la cuenta, Madero, de su inmenso error. Eran una pareja de novios "convencionales", y el "qué dirán" aún se llevaba mucho en los pueblos.
- Disculpe usted, no quería ofenderla.
- Mi novio vivía al otro lado del parque "Hermanos Tonetti", y yo en la otra punta del pueblo, en el barrio "Virgen del Carmen" Mi madre venía a recogerme con el coche.
- De acuerdo. Cuánto tiempo llevaban de novios?
- Dos años.
- Eh... en dos años es posible que se hayan contado muchas cosas. Quizá haya algo... algo que podría considerarse muy íntimo, muy de ustedes solos, pero que si ahora usted me lo revela podría servirme como pista para dar con el asesino.
Pili se quedó callada durante un largo rato, con la mirada perdida en el vacío. Al final habló.
- No, no hay nada inconfesable que pueda servirle, inspector. Teníamos nuestros secretillos, pero tonterías, cosas de nuestras ropas, de nuestros gustos musicales, de nuestras familias... Nada importante.
- El la contaría cosas de su pasado, por supuesto.
- Inspector, no sé a donde vamos a parar con esta conversación. José Luis era un chico la mar de normal, quizá algo despistado, a veces se le olvidaba que tenía que telefonearme a tal hora, pero no era un chico con un pasado emocionante, si es esto lo que quiere saber. Inspector, a mi novio le ha matado algún loco, uno de esos que matan a gente por la calle sin ningún motivo.
"Será posible que tenga tan mala suerte?... Ni una jodida pista, es increible!"
Al momento se arrepintió de este pensamiento egoista y tan poco profesional. El que había tenido mala suerte de verdad era José Luis Calvillo Arenales, y las inmediatamente perjudicadas eran su madre y su novia, amen de otros familiars.
Madero iniciaba con este primer caso un largo aprendizaje que le llevaría con el tiempo a posiciones de absoluto pragmatismo y paciencia infinita. ( Mis buenos lectores ya están enterados de la calma chicha que demostró años más tarde ante la terrible tragedia de Valdurriales de las Monjas. Ver el culebrón "Uno a uno y sin prisas" )

( Continuará )

4 comentarios:

  1. El caso se le presenta dificil a Madero. Bueno, y los siguientes, que usted no cuenta nunca un simple hurto, je je je...

    ¡Buen día! Aquí soleado y yo fastidiada para no variar. Nada, cosas habituales.

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  2. Arriba ese ánimo, o métase en la cama con un guiscazo en la mesilla de noche, su tabaco, un aparato de radio y un libro, y verá que bien. Gracias por sus consejos en el correo electrónico.
    Hasta mañana!

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    Respuestas
    1. Je je je... ¿Para qué quiero la radio?... El wisky no me gusta y en el dormitorio no fumo. Pero el libro no falta nunca.

      ¡Gracias a usted y sua ánimos!

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  3. Pues cuando yo fumaba me encantaba hacerlo en la cama. Cada uno tiene su estilo, je, je!
    El libro que no falta jamas!

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