sábado, 19 de abril de 2014

La zurbahistorieta del sábado





Menudo fallo!!

Tenía una confianza ciega en sí mismo, pero estaba ciego de alcohol. "No deberías hacerlo", le advirtieron sus amigos, ese tipo de amigos que están siempre a las duras y a las maduras, los amigos de verdad, los únicos. "Yo controlo",  respondió Guillermo con un tono de voz demasiado artificial. Es lo que dicen todos los borrachos - "Yo controlo" - desde Noé hasta Ortega Cano. Unos niegan que han bebido y otros dicen que "controlan"

Dispuso la ballesta para el disparo y apuntó a la manzana, tensó la cuerda y... dejó escapar la flecha. "Zzzchiiiiuuuuusss...!!", surcó el aire como una exhalación y... destrozó la cabeza del niño!
La manzana cayó al suelo y rebotó un par de veces. Coloradota, apetecible, sin un rasguño. Una hermosa manzana de la tierra.

"Joder, un fallo lo tiene cualquiera!, je, je, je!" - exclamó Guillermo Tell en su estúpida borrachera - "y otro niño se hace facilmente, je, je, je!"
La verdad es que estaba enloqueciendo. Una resaca patética para una borrachera inoportuna.

7 comentarios:

  1. Mire que es usted "gore"...

    Ahí va una anécdota de las mías. Cuando era novia del que luego sería mi marido, me llevaron sus padres a su pueblo (él estaba en la mili) Conocí a toda la familia. Tenía un primo hermano adolescente. Este chaval, según me contaron, estaba muy interesado en los animales de todo tipo, le gustaban mucho. Como a mí también, el chico, la mar de ufano y orgulloso, me mostró la cochiquera, la conejera... todo el patio de la casa. Pero... la conejera, que estaba en un cobertizo, albergaba un inquilino cuyo lugar no era ese. Un pajarillo que revoloteaba chocando con las paredes intentando encontrar una salida.
    Le pregunté al chaval por qué lo tenía allí, que se iba a morir. Su respuesta me dejó anonadada: "No importa, pájaros hay muchos". Le miré fijamente a los ojos y le dije: "¿Y si yo te encierro y te dejo morir? Total, niños hay muchos...". Su madre, que nos acompañaba, dió un respingo de susto y el chico abrió unos ojos como platos, impactado.
    En mi visita del siguiente verano me mostró un gatito con los ojos pegados, sin poder abrirlos y me pidió que lo curara. También un conejito al que las ratas le habían comido una pata.
    Lo del gato no era nada, le di instrucciones para lavarle los ojos con manzanilla. El conejo no tenía solución, los huesos estaban a la vista en su totalidad. La única solución hubiera sido amputarle la pata, pero ahí yo no llego, que hay que saber hacerlo, cosiendo la piel sobrante para hacer el muñón y allí no había medios.
    Ya en Barcelona, mediante cartas entre la familia, se me hizo saber que el gatito "se había salvado", no así el conejito. Lógico.

    Al menos le enseñé a ese adolescente a respetar la vida de los animales, que no porque haya muchos se les puede maltratar. Estaba acostumbrado a que su madre matara a los conejos para comer y que a los cerdos los llevaran al matadero, pero lo de encerrar a un pájaro para que se mate a golpes entre cuatro paredes es otra cosa, una tortura gratuita.

    ¡Feliz semanasantera!

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  2. No se puede fiar uno de los suizos

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  3. Buen martes!
    Disculpe la tardanza en contestarle. Ayer era fiesta aqui y aunque quise ir a casa de mi hija a currar en su odenador, al final no fue posible.
    A mi me daban mucha pena los pajaros que entraban en la gran nave ataller donde trabajaban los Down en Murcia. No era una invasion continua, pero cada equis tiempo quedaba alguno atrapado, entraban por algun agujerito y luego no encontraban dicho agujerito para salir. Parecido ocurre con las moscas que se cuelan en mi casa a partir de estar fechas. Con muchas de ellas me lo tomeo con paciencia y las voy obligando a "reencontrar" la salida. He salvado a un buen numero de ellas. Pero otros dias no tengo paciencia y las elimino directamente con el spray mata-moscas.
    Tambien he lavado los ojos de gatos con manzanilla, es el remedio por excelencia. Aunque ahora no vivo con mascotas, el resto de mi vida las he tenido, cuando era nino y cuando vivia con mi mujer. Conejos he matado muchos, le ayudaba a mi madre. Era normal que me dijese: "Venga, vamos, que tienes que ayudarme a matar un conejo" He realizado muchas labores campestres, pero la que quiza le resulte mas curiosa es esta: he subido carretillas cargadas con mierda de caballo desde el cuartel de la guardia civil del pueblo hasta mi casa, una cuesta muy "costosa" de subir, se lo aseguro, y yo tendia 14 o 15 anos. Los guardias tenian caballos en aquel tiempo y a nosotros nos venia bien ese abono para los champinones.
    Voy para abajo!

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    Respuestas
    1. No se preocupe, Hombre, que yo también tardo a veces, no me conecto cada día.

      Je je je... en verano yo también me vuelvo loca con ciertos bichitos que vienen de noche a darme la brasa aquí, alrededor del ordenador, atraidos por la luz de la pantalla. Tengo la ventana pegada al lado y no vea, me paso más tiempo intentando que se vayan al fresco sanos y salvos que peleándome con indepes, ¡juas! ¡Oiga, hasta mariquitas del campo me llegan, y eso que vivo en la segunda ciudad de Cataluña!
      En el pabellón de Correos, el CCP Colón, eran las palomas las que se colaban. El jefe estaba harto de poner avisos de que los grandes portalones de lamas de plástico se mantuvieran cerrados, pero nada, oiga, los trabajadores se los dejaban abiertos y ya nos tiene diariamente con el "Espíritu Santo" sobrevolando las jaulas, sacas y líneas...

      En mi casa de niña, en Esplugues, teníamos conejos, pero nunca vi matarlos ni me entereba de cuántos había o dejaba de haber porque era un paisaje habitual en el patio. Eso sí, cuando mi padre me iba a poner una inyección, corría a abrir la conejera y meterme dentro, ¡ja ja ja! Papá no llegaba con su brazo al final, para cogerme, y parlamentabámos horas y horas, je je je...
      Con mi abuelo paterno íbamos mi hermano y yo -tiene un año menos que yo-, por las carreteras, a recoger plastas de caballerías para abonar el huerto.
      Las recogía el abuelo, claro, que nosotros teníamos tres y cuatro años y sólo lo acompañábamos, pero cuando venía uno de los escasos coches de entonces, nos enseñaba a gritar cuando había pasado: "¡¡¡Buuuuurroooooooo!!!". Mi hermano y yo, contentísimos, y nuestra madre cabreada cuando lo contábamos al volver, je je je... Es que la familia materna era más de señores, con buenos abrigos, sombreros y zapatos, en pisos del centro de Barcelona. Algunos incluso con servicio doméstico. Dos mundos.

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    2. Ja, acabo de descubrir su "talon de Aquiles", las inyecciones!... bueno, era la gran pesadilla de todos los ninos de entonces, me imagino que hoy les dan por via bucal cositas dulces. Yo recuerdo el "tormento" de las inyecciones y las lavativas cuando estaba estrenido. ( La puta, qué dificil es poner determinadas palabras sin la "ene con sombrerito"! )
      Los del abuelo ensenandoles a abroncar a aquellos "ancestrales" automovilistas y lo de su padre aguantando estoicamente a que se dignase a salir de la conejera son anecdotas imborrables de la infancia. Gracias por contarlas.

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  4. Asi es Don Jesus, no se puede fiuar uno de nadie, je, je!... ni del gobierno!

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