domingo, 27 de julio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 40 )







Ambientillo navideño madrileño

Cenó en un restaurante económico de la calle Fuencarral y luego, tras cruzar la Gran Vía por un paso inferior a la altura de Telefónica, descendió por Montera en dirección a Sol. La popular Calle de la Montera, de clara resonancia taurina, había aumentado en los últimos tiempos su número de prostitutas, siendo ahora en un elevado porcentaje africanas, sudamericanas, rusas y de otros países del Este. El contencioso entre los vecinos y el Ayuntamiento por el "problema de la prostitución" llevaba camino de eternizarse.
- Hombre grande, tú venir conmigo, yo barato. Yo hacerte un "francés" si tú te gusta, cariño.
Así intentó captar la atención de Madero una exuberante subsahariana.
"Si no fueese porque un indeseable mafioso le está explotando a ella y nos va a controlar a los dos desde la habitación de al lado, no me importaría irme ahora mismo con esta hermosa criatura"
Madero se sentía monógamo y era feliz en su matrimonio, pero irse de putas y a los toros han sido consideradas siempre dos honrosas tradiciones, por más que los nuevos tiempos las consideren insanas y crueles. El machito ibérico necesita presumir de putero y gozar con el "arte sangriento" de la tauromaquia.
Se detuvo unos instantes a ver los zapatos que se exhibían en el escaparate de "Los Guerrilleros"; después vio los carteles de las películas en la fachada de los multicines Montera, en donde antes estuvieron los Almacenes Arias de tan infausta memoria, trágico final de un puñado de bomberos que intentaban sofocar un terrible incendio.
Se mezcló entre el bullicio de La Puerta del Sol, ya engalanada de luces y motivos navideños, lo mismo que Montera, Gran Vía, Carmen, Arenal, Carretas...
Las vendedoras de décimos navideños apostadas frente a la celebérrima administración de "Doña Manolita", no cesaban de pregonar la suerte y gastarse bromas entre ellas.
Se tomó una caña y una ración de calamares en una tasca de la Calle Postas, viendo el trasiego de padres y criaturas, jovenzuelos y abueletes con gorritos de Papa Noel, panderetas y zambombas, junto a los que cargaban con pinos y abetos artificiales para poner la Navidad en casa.
La Calle Postas, que unía en unos doscientos metros la Puerta del Sol y la Plaza Mayor, estaba colmada de bares y tiendas con solera, y era la única arteria de la city en donde se permitía la actuación de artistas callejeros. La Plaza Mayor, presidida por Felipe IV a caballo, ( un caballo que no envidiaba los atributos del caballo de Espartero ) tenía una larga historia en lo positivo y en lo negativo. El propio Felipe IV presidió en esta plaza - que también fue taurina antes de inventarse las plazas de toros redondas - los juicios sumarísimos o patochadas de juicios de la Santa Inquisición a los herejes, brujas, judaizantes, sodomitas, etc., que luego eran quemados en donde más tarde Carlos III mandó erigir la Puerta de Alcalá.
En esta emblemática Plaza Mayor estaba instalado ahora el mercadillo de arbolitos y motivos navideños diversos. En verano las terrazas hosteleras se nutren de turistas que son "clavados" con premeditación y alevosía, pues estos baretos "typical spanish"son lo más caros de todo Madrid y con mucha diferencia. Nada que ver con los amables bares de Postas, unos metros más abajo.
"Si me viese Encarnita comiendo una ración de calamares después de haber cenado hace sólo media hora... Debe ser el aire de la sierra, que despierta el apetito. Y si supiese el pensamiento impuro que he tenido cuando me ha tentado la hermosa negrita!"
Sintió en su bolsillo la vibración del móvil.
- Sí?!... Sí?!... Diga?!... Cagüen la polla, no oigo nada!... Eres Jiménez, no?!... Un momento, que aquí hay mucho jaleo, voy a acercarme a una calleja que he visto.
Avanzó unos pasos en dirección a la bocacalle.
- Sí, creo que ahora puedo oírte. Dime, Jiménez.
- Malas noticias, mi teniente.
- Y cuándo las hay buenas en este oficio?...

( Continuará )

2 comentarios:

  1. Plasma usted estupendamente todo trecho conocido, así como el ambiente, es una maravilla.

    Como ya le he comentado anteriormente, yo también conozco la zona, estuve hace cosa de ocho o nueve años, acompañada por un orgulloso cicerone que en seis días me mostró mucho más que un folleto de agencia turística.
    En esta plaza está la barandilla conocida como “el púlpito”, donde en mayo de 1808, un monje gilito del convento de San Gil arengó apasionadamente a los madrileños contra los franceses.
    Posteriormente el portal se usó para la película ‘Fortunata y Jacinta’, del insigne Benito Pérez Galdós, ubicando allí la casa de Fortunata.
    Tengo una foto apoyada en esa barandilla. Aunque entonces no lo sabía y mi cicerone tampoco, ¡ja ja ja!

    En el 2011 estuve los días previos a Navidad, pero en Torrejón de Ardoz, con Tureno. También me hinché a hacer fotos a la Plaza Mayor de esa localidad. Estaba llena de paradas medievales y atracciones infantiles que era toda una gozada.

    Voy arriba, a ver esas malas noticias. ¡Mecachís!

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  2. Es un ambiente, unas calles, que me he pateado durante mucho tiempo. Mis ciudades españolas más conocidas son Madrid, Bilbao y Murcia, y en menor medida unas cuantas más.
    Pues mire, eso de la barandilla no lo sabía, en tal aspecto está usted mejor documentada.
    Hasta ahora!

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