viernes, 4 de julio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 23-2 )








Dos casos peliagudos



- Tengo el pálpito de que ambos casos no están relacionados. Este es un pueblo relativamente pequeño o relativamente grande, según se mire, que sólo da la imagen de población turística en verano. Sin embargo, los residentes de todo el año se conocen entre ellos la mayoría. Pero José Luis y Joselín no se conocían entre ellos, ni sus familias. Eso constaté ayer después de hablar con los padres de Joselín y hacer tres llamadas telefónicas, una a la madre de José Luis, otra a su novia y otra a su hermano. Hay un punto en común, que el arma asesina es un cuchillo, pero incluso es este aspecto hay diferencias, dado que el cuchillo jamonero con el que mataron a José Luis apareció, aunque sin huellas, y por lo tanto no puede ser el mismo cuchillo que se empleó para matar a Joselín. Pero yo pienso que tampoco puede ser el mismo asesino puesto que el modus operandi es muy distinto.
- Interrumpió García:
- Antes de incorporarse usted al caso, mi teniente, cuando estaba en Madrid, echamos un vistazo por la orilla de la cala, rastreando un poco debajo del agua. Si usted lo ordena podemos llamar a los submarinistas para que se empleen más a conciencia.
- De acuerdo, encárguese usted mismo, García.
- A sus órdenes.
- Más cosas, en el caso de José Luis nos encontramos ante una persona solitaria con una novia un tanta pija, aunque trabaje de cajera en un supermercado, y en una estancia en Madrid de la que se sabe muy poco. Cada vez estoy más convencido de que su muerte tiene que ver con su residencia en Madrid. 
José Luis era un tipo raro y Pili es un poco borde, pero no se les conocen enemigos. Sin embargo, Joselín parece que lleva toda la vida dándose de hostias con todo el mundo. Era muy querido en el pueblo, de acuerdo, pero también muy combativo. Como se suele decir, no toleraba que le tocasen los cojones. A José Luis le despacharon en un parque cerca de su casa. A Joselín tuvieron que montarle una encerrona en un lugar alejado del pueblo y de muy difícil acceso. 
Tenemos dos casos, señores, y los dos son peliagudos, porque los casos en los que no hay un hilo del que tirar desde un principio, prometen ser largos.
Avanzando un poco, y con cierto optimismo, podríamos aventurar que a Joselín se lo ha cargado alguien de aquí y a José Luis alguien de Madrid.
Jiménez, mañana dedicaremos el día entero a ver de cual de todas las peleas en las que se vio envuelto Joselín podemos deducir que ha surgido un deseo de venganza.
- Eran peleas más de poner a prueba la hombría que de otra cosa, - intervino Jiménez - la juventud cántabra es muy peleona, no es cosa de que se odien como los...
- Ya, ya lo sé, García, pero puede que entre tanto valentón nos encontremos un bicho malo. De todas formas, no tenemos otro hilo del que tirar en el caso de Joselín.
- Habló ahora Estébanez.
- Mi teniente, he telefoneado ya a un montón de agencias de toda España sin ningún resultado de momento.
- Empiece con las de Hollywood, ja, ja, ja!

( Continuará )

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