martes, 11 de marzo de 2014

Uno a uno y sin prisas



"Este tramo de autopista ya me lo tengo aprendido de memoria", pensó el inspector Madero mientras rodaba en dirección a un destino que ya se había convertido en habitual.
A su llegada a la gasolinera se encontró con el cabo Modesto y sus hombres, dedicados a espantar a algunos curiosos que se habían acercado, especialmente jovenzuelos en sus ciclomotores. Los hombres de la científica llegaron pocos minutos después y se entregaron disciplinadamente a lo suyo, fotografias, acordonar la zona, explorar minuciosamente el terreno... El cadaver no podia bajarse al suelo hasta que lo ordenase el juez, y una vez bajado explorarían entre sus ropas y en su piel buscando huellas o señales que delatasen la presencia de una o más personas, es decir, de "suicidadores", aunque de momento todo indicaba que se trataba de un suicidio "de libro" Naturalmente, el juez siempre llegaba el último y con mucho retraso. Así que, de momento, se imponía la espera, la observación minuciosa del entorno y las elucubraciones anticipadas.
Madero cambió impresiones con el cabo Modesto y luego hizo un aparte con Manolete, tras esperar un rato a que este llenase de gasóleo el depósito de un tractorcillo.
- Vamos a ver, campeón, me has dicho por teléfono que esto tiene que ver con los asesinatos que estamos investigando. En que te basas? Aunque todavía falta la intervención del forense, todo parece indicar que es un suicidio.
Una vez más el amante del género policiaco sorprendió al inspector.
- Pues es que... que en la misma tarde de su asesinato, Rogelio Briales estuvo aquí, hablando con mi jefe. No pude escuchar lo que decían porque se fueron hasta ese castaño para estar solos, pero les vi muy nerviosos a los dos.
- Caray, esto ya me parece interesante. Y dices que fue el mismo día del asesinato de Briales?...
- Sí, por la tarde, ya al caer la tarde. A mi me faltaba poco para cerrar el chiringuito. Me llamó la atención porque Rogelio nunca se acercaba por aquí. Y le mataron esa misma noche.
- Hay algo más que puedas decirme de tu jefe? Piénsalo, por favour. Aunque creas que no es importante, puede serlo para mi.
- Pues no sé... el juego, sí, el juego, pero de eso está enterado todo el mundo.
- Jugaba mucho?
- Sí, claro.
- Y tenía deudas?
- Sí, bastantes, siempre las tenía. Algunas veces vino acompañado de un tipo raro y me pidió la recaudación del día para entregársela al tipo.
- Recuerdas algo más?
- No... Bueno, el tenía deudas pero seguía jugando, no se mostraba preocupado. Pero desde que ocurrió el asesinato de Joaquinillo, sí le vi preocupado. Las pocas veces que le veía, claro, pero no se me ocurrió pensar en ese momento que tuviese relación con el asesinato.
- Manolete, me estás ayudando mucho, pero escúchame, por favor: Ni una palabra a nadie, absolutamente a nadie, del encuentro entre tu jefe y Rogelio el día del asesinato de Rogelio, entendido?
- Claro que sí, inspector. Siempre a sus órdenes!
- Siempre te estaré agradecido por tu colaboración, y ya lo sabes: hoy por ti y mañana por mi.

( Continuará )

( Nota aclaratoria: mis conocimientos sobre procedimientos policiales o judiciales son nulos, y dado el tipo de vida que llevo ( no soy escritor profesional ) me es imposible acudir a la policía a asesorarme. Todo lo que escribo tiene que ver con mi imaginación y con lo que he podido aprehender ( con h ) de las novelas de género policiaco.
Me veo obligado moralmente a hacer esta aclaración a los lectores. Gracias por su comprensión )

No hay comentarios:

Publicar un comentario