viernes, 7 de marzo de 2014

Uno a uno y sin prisas ( 43 )



A Madero no le asustaban las películas de terror, todo lo contrario, le procaban risas. Por eso durmió como un bendito aquella noche, aunque no todas las horas que él necesitaba para el buen reposo de su cuerpo o de su mente. Tampoco podría volver a hacer el amor con su mujer al despertarse.
Sonó el móvil, el cual siempre estaba colocado en la mesilla de noche junto al fijo, por lo que pudiese pasar. Antes de pulsar la teclita verde, echo una mirada al despertador. "Las seis... joder!" Aquel número no le era familiar.
- Diga!
- Buenos días, inspector, perdone que le moleste, pero creo que... bueno, usted me dio su teléfono y...
La voz del comunicante sí se le hizo conocida.
- Las seis y un minuto de la mañana, Manolete, creo que tendrás una buena razón para despertarme.
- Pues sí, señor inspector, creo que sí la tengo. Iba a llamar a la guardia civil de aquí, pero he pensado que esto es muy importante, casi seguro que tiene relación con el caso... bueno, con los casos de Joaquinillo y Rogelio.
- Venga, suéltalo ya.
- Se trata de mi jefe, Don Sebastián, lo tengo aquí, al lado mio, pero... de cuerpo presente, osea, presente pero colgado de un árbol.
- No jodas, tu jefe?!
- Sí, señor inspector. Se ha colgado de uno de los árboles que hay al principio del camino que lleva a las ruínas del convento de las monjas, el caminejo por el que le dije a usted que se metía el negro sospechoso.
- Tiene pinta de llevar mucho tiempo ahí?
- Yo diría que sí, parece que ya le está cambiando el color de la cara. Yo creo que lleva colgado ahí toda la noche. Jo, la cara de idiota que se le ha quedado con la lengua ahí... aggg, qué asco, je, je, je!... Perdone, pero es que a mi estas cosas me dan la risa nerviosa.
- Manolete, muchas gracias por colaborar. Estate ahí, pero no toques nada, absolutamente nada, ni pises el terreno de alrededor del muerto, ni permitas que se acerque ninguna persona o animal. Yo llamo ahora mismo al cabo Modesto y al juez y salgo cagando leches para allá, estamos?
- Sí, señor inspector! ( Se puso firme )
"Y sacaré de la cama a los chicos de la científica", pensó Madero.

Manolete se quedó cavilando: "Qué será ahora de mi situación laboral?... Quién heredará la gasolinera?... los acreedores?... Y si le pido al inspector que me recomiende para ingresar en la guardia civil?... Concederán becas para eso?...

( Este culebrón continúa el próximo lunes. Mañana un relato corto: "El pájaro en la jaula" )

3 comentarios:

  1. A mí también me dan risa las pelis de terror. Bueno, a veces, más bien aburrimiento.

    ¿Qué hacía Manolete en el caminillo ese? Primero ve al negro, ahora se encuentra a su jefe "de cuerpo colgado". ¿Es su camino habitual para ir a casa? Tanta colaboración es sospechosa. Oiga, sólo es mi percepción, ¿eh?, porque usted lo pinta bastante tonto.

    "Y sacaré de la cama a los chicos de la científica", pensó Madero.

    Pobres, con Manolete rastrillando todo el caminejo cada día, milagro será que encuentren algo que no le señale a él...

    ¡Hasta el sábado!

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    1. Hola!... Está en la gasolinera, haga memoria. Cuando su encuentro con el inspector, el chico le indicó que por aquel camino, a pocos metros de la gasolinera, se metía el negro. El árbol en el que aparece colgado está al principio de ese camino. Se lo ha encontrado tempranito, al empezar su turno de trabajo.
      Feliz weekend!

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    2. Tiene razón. Es que esto de leer trocitos pantalla a pantalla...

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