sábado, 8 de marzo de 2014

Una zurbahistorieta cada sábado.

El pájaro en la jaula

Terminó su "obra maestra", le quedó perfecta, una jaula en la que le sobraría muy poco espacio al pájaro para moverse.

Entró en el pub en donde el otro siempre entraba. Se acomodó en la barra con un cubalibre bien cargadito de ron. No le importó beber alcohol, no le afectaba tanto como a otras personas y ahora lo necesitaba.

Martín se puso muy nervioso cuando llegó al pub y descubrió que en la barra se encontraba Valentín. Sabía que este hombre "no era de bares" Más nervioso se puso cuando Valentín le miró, y le miró despacio, sin apartar la mirada. Y el nerviosismo se mezcló con el mosqueo cuando le sonrió.

A Valentín no le salió mal del todo la sonrisa. Le jodía mucho fingir ante aquel hijo de puta, pero ese era él plan. A los diez minutos se acercó al lugar que ocupaba Martín.
- Vale, no vamos a seguir enemistados toda la vida. Lo tuyo fue un error, un error muy grande, sí, pero no eres una persona mala.
- Mire usted, yo no quería hacer ningún daño a...
- Vale, vale, mejor es no recordarlo, mejor... dejémoslo pasar, vale?

Estaba muy cambiado Valentín. Ahora le parecía a Martín que todas las amenazas de Valentín habían sido un mal sueño. Aceptó que le pagase una copa y aceptó acompañarle hasta el siguiente pub.

Para llegar al siguiente pub había que transitar un rato por un tramo de calle sin farolas. Era allí en donde Valentín tenía aparcada su ranchera. Fue allí en donde sacó del bolsillo el pañuelo empapado de cloroformo y se lo puso en la boca a Martín.

Martín se despertó dentro de una jaula, erguido, con las manos presas en unos grilletes que estaban sujetos a la parte alta de su zulo con barrotes, y los pies igualmente prisioneros. Desnudo, completamente desnudo. Comprobó que estaba a cierta altura del suelo. Era la ranchera de Valentín. La jaula mantendría su verticalidad "durante el recorrido"gracias a los tensores que la sujetaban al vehículo.

Llegó Valnentín al garaje.
- Vaya, ya te has despertado. Estupendo, así irás disfrutando del paisaje nocturno.
- Qué me estás haciendo, hijo de puta?!
- Cállate, tío, cállate... porque te corto la chorra ahora mismo. Estás en mis manos, por si no te has dado cuenta todavía. Hasta que los guardias quieran, tú estás en mis manos.

Dejó atrás la urbanización y tomó la carreterilla de dos kilómetros que le llevaba al pueblo, un pueblo en fiestas, las del Patrono.
La Calle Mayor era ahora peatonal, y en ella se congregaban casi todos los nativos y forasteros que hacían tiempo para el conciero de los Mojinos Escocidos o la zarzuela Los Gavilanes.
Valentín se coló entre el bullicio peatonal tocando repetitivamente el claxon y avanzando con suma lentitud. El público enseguida reparó en el animalejo enjaulado. En la parte alta de la jaula y en la parte delantera y trasera de la ranchera, sendos carteles explicaban con un par de frases lo que casi todos sabían, porque en un pueblo casi todos se enteran de casi todo:

"Este es el violador de mi hija de quince años"
"Este es el "enajenado mental" que dejó en libertad el juez"

Patricia ya estaba fuera del pueblo, había ido a estudiar a Madrid, así que no iba a pasar por una segunda vergüenza.
"Muy bien hecho, Valentín, buena lección le estás dando!", "Violador, cabrón!", "Esto habría que hacérselo a todos y luego caparlos!", "Cagüen la puta, este año sí que merecen la pena las fiestas, ja, ja, ja!", "Qué, ahora no te empalmas, hijoputa!"...
También los hubo avergonzados que prefirieron mirar para otro lado, madres que se largaban corriendo con sus niños, ciudadanos cuya ética le ponía en contra de "esta especie de linchamiento"...

La "juerga" se acabó cuando llegó la guardia civil, pero Valentín estaba satisfecho del resultado. Calculó que habrían visto al violador humillado tres o cuatro centenares de personas, las suficientes para que se enterase todo el mundo y para que el violador no siguiese paseándose por el pueblo con la cabeza tan alta.

( Próximo sábado: otra zurbahistorieta. El lunes continua el culebrón "Uno a uno y sin prisas")

4 comentarios:

  1. Lástima que sea una historieta. Si un padre lo hiciera, acabaría entre rejas sin contemplaciones.

    Espero que haya pasado un buen fin de semana.

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  2. Voy ahora a responder a su comentario grande de ahí abajo. El sábado me fue materialmente imposible. Ahí se lo explico.

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    1. Muchas gracias. Yo también me he explayado a gusto de nuevo ;D

      Hasta cuando pueda, con todo el placer.

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  3. La acabo de responder... muy brevemente, para que me de tiempo a publicar el episodio.

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