lunes, 21 de noviembre de 2016

(24) El caso de la domadora asesinada





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Ya habían transcurrido dos semanas desde la noche del asesinato de la bella Karla Ambrossini y el asesino aún gozaba de su maligna acción.
"Me salió todo perfectamente, y eso que podía haberme visto alguien. ¡Fue un éxito! ¡Un gran éxito!... Pero, en el caso de que alguien del circo me hubiese visto, la policía ya habría venido a detenerme. Han pasado los días suficientes para que me tranquilice por completo. ¡Je, je, qué hijo de puta soy!, pero esa mocosa con ínfulas de artista no volverá a hacerme sombra"
Abrió la botella de whisky y derramó un buen chorro en un vaso largo, sin mezclarlo con refresco ni añadirle hielo. Brindó mirando al cielo:
"¡Por ti, Karla Ambrossini, pequeña hija de puta! ¡Ja, ja, ja, ja, ja!
Sus risas se oyeron fueron de la caravana.


— Por favor, dime todo lo que sepas acerca de Miss Martinelli, de Jesusa Sánchez — le pidió la inspectora a la madre de la domadora muerta.
— Ya le he dicho lo principal: una redomada envidiosa, y muy criticona. A veces no tenía empacho en decir que el público era muy inculto porque no sabía aceptar el verdadero arte, que era lo que hacía ella, por supuesto. Los demás éramos unos ineptos según su modo de ver las cosas.
— Le sacaba cualquier falta en cuanto se cruzaban por el circo y, como supondrá, aquí es muy fácil cruzarse, este no es el Ringling Brothers. Le decía que se maquillaba en exceso o que así se le veían las tetas. ¡Fíjate que imbecilidades!... Mi hija hacía su número como cualquier mujer circense, vestida de forma que gustase al público, ni más ni menos. Pues una vez, incluso, le dijo: "Vas como una puta" Tal insulto le dolió muchísimo a Benita. Jesusa es una mala mujer, ¡muy mala!
— Aparte de esto, llegaron a... a las manos?
— No, ¡menos mal! Entonces sí que le hubiese matado yo a Jesusa.
— ¿Está casada?
— Sí, y vive con su marido, aunque la cosa no funciona entre ellos, todo el mundo lo sabe. Cualquier día se separan. También se sabe que ella bebe los vientos por Abdel Alim, pero el argelino no le hace caso, pasa de ella.
La inspectora comprendió enseguida que la antipodista Miss Martinelli, no era la asesina de Karla Ambrossini, sino una lianta de mucho cuidado. Pero pronto iba a cambiar de idea.


(Continuará)

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