sábado, 19 de noviembre de 2016

(23) El caso de la domadora asesinada.



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Rosa se extendió con el suceso del mono en el pueblo de Málaga. Se sentía a gusto contándolo.
"En fin, que lo cuente", pensó Enriqueta, "ya veré cómo la corto"
— Se llamaba Ringo y era un animal encantador, muy inteligente, casi humano, todos los del circo le queríamos mucho. Sufrimos lo indecible con su enfermedad y con su muerte. Aquel cura era un retrógrado. ¿No bendicen a los animales por San Antón? ¿No ha dicho el Papa que tienen alma? ¿Por qué se negó entonces a oficiar una misa por su alma?... Pues estoy segura de que Ringo ha ido al Cielo y el cura al Infierno. ¿Usted que piensa?.
— Eh... sí, sí, es muy posible. "¡Jo!" La inspectora trató de imaginar a su perro Bribón comiéndose una tortilla de patatas en el Cielo, pero era demasiado trabajo para sus neuronas, en realidad porque no se imaginaba el Cielo. Así que se conformó con hacerse a la idea de que Bribón no iba a conseguir robarle otra vez la tortilla de patatas de la cena.
— Dime, Rosa, ¿tuvo Benita algún problema con gente del circo?
— Sí, con Miss Martinelli. Bueno, Jesusa. Pero esta mujer ha tenido roces con más gente, es una mujer muy envidiosa y no soporta que otros artistas gustemos más al público. Mi niña era adorada por todos los públicos, y lo era por su sencillez, por su simpatía, porque realizaba su número de doma de tigres con una facilidad increíble, como si fuese la puericultura de una guardería haciéndoles mimos a los niños, y el público aplaudía a rabiar, cosa que no conseguía la envidiosa de Jesusa con su número de antipodismo. Los tigres la querían, aunque suene extraño, pero Benita se hacía querer por todo el mundo, niños, adultos y animales. Escuche... escuche a los tigres, todavía están llorando su ausencia.
La inspectora llevaba escuchando los aterradores rugidos desde que llegó al circo.
"¡Uf, vaya una forma de llorar, me están poniendo nerviosísima!"
Su novio solía llamarle "nerviosona", sobre todo porque Doña Enriqueta se ponía muy nerviosa los días previos a un viaje en avión a Manchester, lugar en donde vivía su queridísimo novio. Ahora tenía que controlar sus nervios para proseguir el interrogatorio a la madre de la víctima.
— Por favor, dígame todo lo que sepa acerca de Miss Martinelli, de Jesusa Sánchez.


(Continuará)

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