lunes, 17 de febrero de 2014

Uno a uno y sin prisas ( XXVIII )



Sonó el móvil del inspector.
- Dígame, Modesto.
- Inspector, esto es una tragedia! - la voz del cabo benemérito delataba un nerviosismo extremo - ha aparecido asesinado Rogelio Briales!
- Tranquilícese, cabo, vamos para allá.
Dedicó una mirada sardónica a su auxiliar Jiménez.
- Decía usted que ya se había acabado todo y que lo más posible era que se archivase el caso enseguida, je, je! Bendito usted y sus buenos augurios, sargento!
- Coño, ha resucitado el negro?!
- No simplifique nio para decir un sarcasmo. Me temo que el negro sólo ha sido una pieza en un engranaje que se me antoja mucho más complicado. En ese pueblo no pasa nada, pero a alguien le pasa algo y lo que le pasa va dirigido contra la gente de ese pueblo. Arreando para la autopista, venga!, ponga en la baca el cacharrito de la sirenita y la lucecita azul. A ver si llegamos antes que los jodidos periodistas.
En tres minutos se plantaron en el carril de acceso a la autopista. Dejaron atrás un gigantesco cartelón publicitario con un dedo que les señalaba acusador y un texto acongojante: "SON USTEDES DOS MALDITOS POLIS ASESINOS"... UNA PELíCULA DE FAUSTO ORDOÑEZ"
- Ha visto eso, mi teniente?
- Lo que nos faltaba.

( Continuará )

1 comentario:

  1. ¿En la baca? Me temo que se me ha pasado por alto la cutrez de los vehículos de la Benemérita en Valdurriales de las Monjas. ¡Pardíez!

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