sábado, 8 de febrero de 2014

El tendero letal ( y III )



El inspector Conrado Coscojuela era un auténtico lince, había colaborado en la resolución de muchos casos importantes y por ello contaba con la admiración de los de su gremio, e incluso la prensa mencionó alguna vez sus "proezas"

El comisario Hermosilla le escuchó atentamente.
- Hace algunos años desapareció un "camello" que operaba por esta zona. También, como usted sabe, tenemos registradas las desapariciones de otros delincuentes. En el caso del "camello" me he encontrado con una sorpresa al revisar los archivos: Fue visto antes de desaparecer en la tienda de Don Lucio.
- Recuerdo muy bien el caso, Coscojuela, pero fue visto en otros muchos lugares: en la gasolinera de Los Huertos, en el restaurante chino, en el Mercadona de la Avenida de la Constitución...
- Ya, pero tengo el barrunto de que la tienda de Don Lucio esconde algún misterio.
- Joder, vamos a convertir esto ahora en una novela policiaca, je, je, je!
- Comisario, consígame una orden de registro de esa tienda, hágalo, por favor, y quizá pueda demostrarle que no ando descaminado.
- Coscojuela, me está pidiendo un imposible. Cómo le voy a convencer a un juez de que me autorice a entrar a saco en la tienda de un honrado comerciante, solo porque a una yonqui le ha dado la neura de acusarle de secuestro. Seamos serios, coño! Además, no creo que ningún juez haya olvidado que esta misma marginal fue la que hace dos años entró en la iglesia de Santa María cuando se estaba celebrando una misa, subió al altar, se bajó las bragas y se puso a mear mientras gritaba "Viva las Pussy Riot!, Democracia para Rusia!"
El inspector Coscojuela no pudo evitar una sonrisa a pesar del carácter sacrílego de la acción, pero sólo bastó con diez minutos más de insistencia para convencer a su superior.
El magistrado de guardia, Don Jesús Valdivieso, ordenó el registro de la tienda "Frutos secos y variantes Flash Gordon" y el inspector Coscojuela volvió a triunfar clamorosamente.


Recostruyamos los hechos:
El Churrillos le apuntó al tendero con una jeringuilla.
- Está infectada de SIDA, cuidadín! Dame todo lo de la caja y los billetes que tienes en sobres en el cajón que hay debajo del mostrador. Venga ya, hostias!
Don Lucio oprimió un botón rojo, situado justo a la altura de sus manos, unos centímetros bajo el mostrador, y la trampilla que estaba pisando el delincuente se abrió dejándole caer por su peso en un pozo lleno de pirañas.
No siempre Don Lucio tenía la ocasion de deshacerse de "clientes molestos", pues lo normal es que en la tienda hubiese más personas, generalmente niños consumidores de "chuches"
La horrible noticia se extendió como la polvora e incluso se hicieron eco de la misma algunos medios ingleses y franceses. Y el "tendero letal" ingresó en los anales de los grandes "killers". Se declaró culpable de haber convertido a siete seres humanos en merienda para pirañas.


Un momento distendido entre dos veteranos polizontes:

- Dígame, Coscojuela, en qué pensó usted concretamente?... En algo así como una mazmorra medieval?... En artefactos de tortura al estilo de la Inquisición?... En un tigre hambriento?... Porque no me irá a decir usted que pensó exactamente en pirañas, je, je, je!
- Pues sí, comisario, pensé exactamente en pirañas.
- Vamos, no me joda, Coscojuela!
- Vera, hace años fuimos el cabo González y yo a ponerle una multa a Don Lucio por vender tabaco a menores. Se enfadó mucho y a González le dio la risa. Usted recordará que González era muy gordo, verdad?... Bien, pues Don Lucio le dijo a González que le gustaría "echarle a pozo lleno de pirañas para que le ayudasen a perder kilos"
- Y cuando fue eso?
- Pues... González murió en el... 2.004 o 2.005, creo recordar. Pues de esto es posible que hayan pasado diez o doce años... o quizá más.
- Hay que joderse, entonces se ha resuelto el caso gracias a su excelente memoria!
- Bueno, pues más bien sí, je, je, je!... y porque no fue una amenaza muy común.

                                                           FIN

( La próxima semana continúa el culebrón "Uno a uno y sin prisas" El lunes: episodio XXII. Más adelante volveré con algún otro caso del Inspector Coscojuela )

2 comentarios:

  1. ¡Menuda idea, el pozo de pirañas! Y Don Lucio tomándose la justicia por su mano. Desde luego, no me extraña que a alguien se le vaya la olla porque tal como funciona... ¡Ya se nota que esta policía es de novela!

    Gran trabajo, el del inspector Coscojuela, y también va por el magistrado de guardia, señor Valdivieso, que de no ser por él no se habría resuelto el caso.

    Actualmente tengo entre manos uno: el de los mensajes semibloqueados, pero creo que podré resolverlo, sólo tengo que hacer una prueba. Total, tengo vasta experiencia en burlar chatarra oxidada ;D

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  2. El memorión del inspector Coscojuela, demasiado!
    Exito con sus investigaciones en su lucha contra las cabronadas internáuticas!

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