jueves, 23 de enero de 2014

Uno a uno y sin prisas ( XI )



- En dónde vio usted que iban a matar a Rogelio?
- No le entiendo.
- En dónde o... cómo lo vio usted?, en una bola de cristal?, en el tarot?, en los posos del café?...
- Ah, no, no!, eso son cosas de charlatanes. Yo tengo premoniciones, barruntos, corazonadas, visiones... como quiera usted llamarlo. Mi parte extrasensorial agraciada divinamente recibe imágenes abstractas que sólo yo sé interpretar. Me entiende usted?
- No, señora, y creo que no se entiende ni usted misma. Vamos a ver, usted no es charlatana, según dice.
- No, señor, soy una bruja Buena.
- Y cómo es que no vio el asesinato de Joaquin Ruiz?
- Ah, no sé, no se puede ver todo! De lo que sí estoy segura es de que vi el asesinato de Rogelio Briales.
- Pero a él no le han asesinado.
- Y qué quiere usted que le diga?
- Y usted vio al asesino?, vio su cara?
- No, señor, en mi videncia solo veía sangre, mucha sangre!... y el rostro aterrado de Rogelio. Bueno, ahora que recuerdo también vi una figura humana borrosa, alguien que huía, posiblemente el asesino; sí, sí, el asesino!... un negro!... eso, era un negro!, ahora los negros están en todas partes.


- Conoce usted a Doña Grecia Salazar?
- Sí, señor, este pueblo es muy pequeño y nos conocemos todos. Y ahora me va a decir usted que la vieja chocha anunció mi asesinato, no es eso?
- Pues sí, y quiero saber qué opina usted?
- Pues ya se lo he dicho, que es una vieja chocha, una imbécil!
- No se altere, señor Briales. Contésteme pensando muy bien la respuesta: Tiene idea de alguien que pueda tener un motivo, el más mínimo motivo para matarle a usted?
- No, señor.


Y una semana después del asesinato de Joaquin Ruiz surgió la primera pista del caso.
Vino el asesino de fuera, amigos lectores, o se encontraba entre los aparentemente inocentes lugareños de Valdurriales de las Monjas.

( Continuará )

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