miércoles, 15 de enero de 2014

Uno a uno y sin prisas ( V )



Los ojos de un asesino pueden llegar a ver en la noche oscura lo mismo que los ojos de un felino. Pero en esta ocasion al asesino le inquieta mucho más lo que ha visto durante el día. Este día ha sido muy distinto a los otros en la vida de Rogelio Briales. Le ha visto hablando con un cabo de la guardia civil y estaba muy enfadado, gesticulaba mucho. Pero la distancia le ha impedido oír lo que decían.
Y esta noche también está siendo distinta para Rogelio, no sale a la huerta a echar un vistazo a las gallinas, acariciar los perros, comprobar si el viento ha hecho algún destrozo, etc., esas rutinas de todas las noches.
Los ojos de un asesino pueden llegar a ver a quien cree que no está siendo visto, aunque este no descarte que el asesino acecha.
Rogelio ha corrido tan solo dos milímetros la cortina de una habitación que permanece a oscuras y mira hacia el exterior, hacia la huerta, hacia la noche que oculta al asesino... Y los ojos del asesino le están mirando a él. Como el gato mira al ratón. No tiene prisa.

( Continuará )

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