miércoles, 8 de enero de 2014

La más divertida cabalgata de Reyes Magos de todos los tiempos ( y IV )



- Quién sabe montar a caballo? - Preguntó el morito Ahmed con su major sonrisa.

Don Tirso no conseguía comunicarse con el cabo Eulogio. El primer edil estaba cabreadísimo, sus niños no dejaban de dar la vara y de vez en cuando había que llevar a alguno de ellos a mear. El publico estaba impresentable, al principio se pusieron simpáticos coreando lo de "que empiece ya, que el publico se va", pero ahora decían groserías e insultos: "Cuando hostias va a empezar esto, alcalde?!"... "Todavía están comiendo esos vagos?!" Y el cabo Eulogio que no descolgaba el móvil. Por fin atendió a la llamada:
- Perdone, señor alcalde, con todo este barullo no he oído el pitido del móvil.
- Eulogio, sale la cabalgata o no sale?, ha arreglado usted algo?
- Sí, señor, los de la organización lo están organizando.
- De qué cojones me hablas, Eulogio?!... Qué organización de...
El estampido de un cohete interrumpió sus palabras. La charanga "Los Paquitos Chocolateros" abrió el desfile; detrás de ellos avanzaron las carrozas de los patrocinadores, los tenderos del pueblo, todas con motivos huertanos o estampas pastoriles, cargadas de niños que lanzaban caramelos a los niños del publico; luego una legion de romanos formada por adolescentes del instituto; y finalmente... los Reyes Magos de Oriente, Sus Majestades Melchor, Gaspar y Baltasar en persona y a caballo!!
El publico empezó a desternillarse de risa. Nadie había imaginado que aquello podría llegar a convertirse en algo tan abstracto e hilarante. Don Tirso se dijo: "Tierra, trágame!"
El morito Abdul había "disimulado" el color de su cutis embadurnándose con la barra blanca que le presto un amigo que se ganaba la vida hacienda de mimo. Completó la caracterización con una barba de Santa Claus del "Todo a un euro" Era Melchor. El senegalés Ibrahim fue más expeditivo, se conformó con ocultar su negra tez tras una careta de esas que venden en las tiendas de chucherías, de tal forma que el hipotético Gaspar se mostró con el rostro de Mariano Rajoy. Un caballo arisco no se dejó montar y Gaspar iba en bicicleta.
Pero los niños prorrumpieron en fuertes aplausos y gritos de alegría cuando vieron - y por primera vez en la historia de Valdeverdiales - a un Rey Baltasar auténtico, genuino, el verdadero Rey Baltasar y no el pintamonas de Don Melchor Rebollo!... Este gran honor le correspondió al negrito somalí Adam.
Y entre todo este chochifostio festivo, nadie escuchó la voz iracunda de Don Tirso dirigiéndose a su teléfono móvil:
- Eulogio, te voy a cortar los huevos!
                                                                      Fin

A Rafael Azcona y Luis Garcia Berlanga en memoria.

1 comentario:

  1. ¡Ja ja ja! ¡Excelente final!
    Y huevos para cenar, je je je... Al menos no son setas envenenadas... ;D

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