jueves, 29 de octubre de 2015

( XXV ) Un asesino más listo que el hambre.



Resultado de imagen de vertederoResultado de imagen de tuerto

( Vertedero de La Cañada y gatito pirata que nos recuerda al investigador Fulgencio Hermoso Gallardo )

Resumen de lo publicado

Aparece el cadáver de un mendigo asesinado en el cementerio de La Cañada, barrio madrileño. Todo apunta a que su asesino es otro mendigo del mismo barrio. Pero una aristócrata decadente "sabe" o sospecha que el mendigo inculpado no es el "autor intectual" del crimen y, a lo mejor, ni siquiera el autor material. 
Para confirmar sus sospechas contrata a un detective privado sumamente antiestetico: Un solo y enorme ojo de batracio y, sobre la cuenca del otro ojo, un parche de pirata, cuando no se camufla con unas gafas oscuras de grandes lentes; cabeza grande como una calabaza; nariz redonda y roja como un tomate; bajito de 1`49 y jorobado.
Pero, a pesar de lo mal hecho que está, el detective es inteligente y goza de un gran sentido del humor. 
Habla con el portavoz de la policía y con el abogado de oficio encargado de defender al presunto asesino. Convence a ambos de la posibilidad de que el presunto culpable no sea culpable. Se presenta en el barrio de La Cañada y un poli local le habla sobre los lugares en donde podrían informarle sobre el muerto.
Y, antes de seguir, he aquí una relación de los personajes, no todos, que podrá servir para que se orienten aquellos que están reflejados diariamente en las cifras de visitantes de este blog, más las personas que me leen desde Facebook y mis amigas Teresa Coscojuela y Enriqueta Jiménez Herrera, cuyos comentarios al pie de los episodios me sirven para motivarme en la escritura y los agradezco de corazón.

Mauricio Carrascales, mendigo asesinado.
Honorio Pontarrón, mendigo acusado del asesinato.
Fulgencio Hermoso Gallardo, detective atípico.
Carlota Echegaray Aguirrezabaleta, aristócrata decadente.
Mario, Mari y Fernando, mayordomo, doncella y gato de Doña Carlota.
Justo Pantoja, portavoz policial.
Teodoro Fabra, abogado de Pontarrón.
Ramón Cordero, policía local de La Cañada.
Hay más e irán apareciendo muchos más desde el próximo episodio.
Continuamos.


Fulgencio y Cordero.

Fulgencio recibe información sobre las andanzas del indigente asesinado, pero su informador, el poli local Cordero, no sabe nada de las andanzas de su presunto asesino, Pontarrón.
- Al que mataron le conocíamos de hace mucho, al menos de vista. Le conocían mejor los de los bares que le he mencionado y mi hermana Virtu, por la razones que usted ya sabe. Pero el otro, el presunto asesino, debía llevar aquí poco tiempo. Desde luego, por esta zona no se movía porque me hubiese fijado. Paraba por la zona de los vertederos, a la entrada del pueblo. Allí hay unas casuchas abandonadas y otras habitadas por gente muy pobre. En algunas ocasiones han acampado mangantes. Una vez pìllamos a una banda de gitanos de los que roban todo lo que se les pone por delante. ¡Menudos hijos de puta!, y no soy racista, eh.
- Y le denunció una vecina de las casuchas, ¿no?, vamos, que fue la que le encontró con el cuchillo.
- Eso ya pregúnteselo a mi jefe, yo sé lo mismo que usted, no intervine en la detención ni nada de eso. Enseguida vino la guardia civil y se lo llevó, según tengo entendido.
- ¿Y por dónde quedan los vertederos?
- Ya se lo he dicho, a la entrada del barrio. ¿Usted ha venido en coche?
- No, en autobús.
- Pues por donde ha entrado el autobús, en donde empiezan los edificios. ¡Hostias, pero mire usted que sinvergüenzas, unos sobre la acera y otros en doble fila!... ¡Joder, se me suben a las barbas! Perdón, pero tengo que seguir con mi obligación.
- Siga, siga, me ha sido usted de gran ayuda, agente.
Mentalmente se hizo un croquis de trabajo. Dividiría la investigación en La Cañada en dos partes, o mejor dicho: en dos zonas, zona Mauricio Carrascal y zona Honorio Pontarrón.
Se dirigió hacia los bares en donde, según Cordero, la víctima cambiaba la calderilla en billetes de banco de poca cuantía. Atrás dejó al eficiente agente discutiendo con un malencarado conductor infractor.

( Continuará )

7 comentarios:

  1. Muchas gracias por estos trocitos de historias,besos¡
    Bueno, a ver si a hermoso le gusta, si es que come algo en el cateri, me gusta el detective, sobretodo su humor y lo tranquilo que es, vamos, no le preocupa como lo miren, el hace su trabajo y punto redondo.

    ResponderEliminar
  2. ¡Muchísimas gracias, Enri!, me alegro que te lo estés pasando bien con estas fantasías. ¡Besos!

    ResponderEliminar
  3. Los comentarios siempre animan y lo que me gusta de ti es que siempre respondes, porque hay montones de estirados que publican y no se dignan contestar a los comentarios.
    A esos empecé por no comentarles y he acabo ni leyéndoles siquiera. A alguno se lo mencioné y me dijo que es que no tiene tiempo. ¡Mira el listo! Si no tiene tiempo que no escriba, no te jode.
    Un blog, un muro, se cuida y se mima para que sea agradable de visitar. Los que no contestan son unos fatuos que deben creerse importantísimos escritores.

    Je je je... Me hace gracia el agente Cordero:

    ¡Hostias, pero mire usted que sinvergüenzas, unos sobre la acera y otros en doble fila!... ¡Joder, se me suben a las barbas! Perdón, pero tengo que seguir con mi obligación.

    Me extraña que se le suban a las barbas con semejante celo que se gasta, ¡uas!

    ¡Buenos días!

    ResponderEliminar
  4. Cierto, la antipatía está generalizada. En Twitter pasa tres cuartos de lo mismo, hay bordes a los que les comento o les pongo favoritos, y ellos a mi no, y no se trata de famosos. Pero ahora que lo digo, también hay famosos majos, Luz Mellado, una de mis columnistas favoritas de El País me pone favoritos, me comenta y me retuitea, uno de El Jueves se me ha hecho seguidor, también me sigue el periódico 20 Minutos, y he observadeo que Pérez Reverte les responde a algunos seguidores. Pero, claro, son excepciones. Me acuerdo, cuando yo era joven, que los actores más eran unos estúpidos y que gente como Carlos Lemos, una gloria del teatro, le veías dando de comer a las palomas y hablando con todo el mundo.
    No sé si volverá "Cordero" a la escena, pero si podría dar juego.
    ¡Feliz domingo!

    ResponderEliminar
  5. He querido decir "los actores más mediocres"

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En Twitter debatí con la entonces ministra de Zapatero, Elena Valenciano.
      Me contestó, pero acabó bloqueándome al no ser capaz de argumentar. Y como ella muchos. Es el único recurso que tienen ciertos personajillos que se creen lo que no son.
      En cuanto a los hijos de vecino, peor, puesto que los conocen en su casa a la hora de comer y se dan unas infulas de risa.

      A Pérez Reverte me gustaría encontrarlo donde responda. Hay un tipo que lo odia a muerte. Me batí con él una vez, defendiendo a Arturo, pero tuve que dejarlo por imposible porque el tipo tiene seguidores y no valía la pena porfiar inútilmente.

      ¿Te sigue 20 minutos? ¡Ja ja ja ja! Yo con esos tengo una de gorda desde hace años. Panda de sinvergüenzas. Igual que El País.
      Si me aburro, igual vuelvo al pajarito a darles un susto a esos.

      Sí, el agente Cordero puede dar mucho jugo. Si quieres, te regalo ideas. Pero no creo que haga falta, je je je…

      ¡Buen domingo!

      Eliminar
  6. Vaya, pues parece que lo de bloquear está de moda entre los polítios. ¿No hablan ellos de diálogos y de consensos?
    ¡Joder, ha tenido usted follones con todo dios, jajajajaja!
    Si es que, aunque usted se resista a creerlo, la acción y sus personajes tiran de ti y no tu de ellos. Insisto, si Cordero vuelve a salir es porque las musas lo quieren, no yo.
    ¡Buen domingo!

    ResponderEliminar