lunes, 5 de octubre de 2015

( I ) Un asesino más listo que el hambre.





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Mauricio

Mauricio no iba a pasar frío aquella noche y a la vez se iba a proteger de algún posible ataque de jovenzuelos energúmenos. Por su condición de mendigo recalcitrante ( jamás había aceptado ofertas de "reintegración social" ni quería saber nada de dormir en albergues ) no leía periódicos ni veía la tele, pero estaba enterado de que habían quemado a algunos mendigos en Madrid, de los que duermen al pie de los cajeros automáticos, y que habían dado palizas a otros, casi siempre en parques o callejones oscuros.
Le separaban dos kilómetros del lugar en el que iba a dormir en esta noche serena pero fresca. Mes de Octubre, Otoño, ya empezaba a refrescar en los Madriles.
Cargó con su colchoneta enrollada y el edredón que le había regalado un caballero caritativo, posiblemente uno de esos hombres de iglesia. Se sentía fuerte a sus 64 años de andanza por el mundo, fuerte y vigoroso a pesar del tabaco, del vino peleón y otros alcoholes que no le faltaban en su dieta diaria. Se sentía feliz por disponer de aquel edredón que le iba a distanciar del frío en esta noche otoñal, permitiéndole dormir a pierna suelta como los ricos, pues para Mauricio Carrascales la felicidad consistía en esas pequeñas comodidades y en que no le tocase los cojones ningún guardia u otro tipo de bichos humanos desagradables. El no se metia con nadie y exigía que no se metiesen con él. Era toda su filosofía de vida. Habían quedado atrás los tiempos de romperse el alma trabajando por un sueldo de mierda para que el banco no le quitase la casa. Le habían echado del trabajo, agente comercial , y le habían quitado la casa. Ahora era un mendigo, un parásito social en opinión de los soplapollas que trabajan por sueldos de mierda y ponen etiquetas a los demás. No le preocupaban los grandes problemas de la Humanidad. Sus únicas preocupaciones consistían en conseguir algunas monedas para el cartón de vino o un par de copas de coñac con las que llenar la petaca. Los comestibles se los regalaban las personas mayores piadosas y ocasionalmente algunas personas jóvenes. El café con leche, las galletas y las mantas solían llegar de la mano de los voluntarios si tenía la paciencia de esperar en alguno de los puntos del recorrido que hacían estos. Desde luego, esta noche no hacía al caso, pues se iba a distanciar mucho de la zona frecuentada por las almas caritativas. El tabaco lo pillaba en las puertas de los grandes almacenes, en donde los fumadores empedernidos se desprendían de sus cigarrillos antes de pasar al interior, y muchos de estos pitillos estaban recien empezados, pues desde el taxi hasta la entrada de El Corte Inglés, por ejemplo, sólo les daba tiempo a darle dos o tres caladas. Todos ellos vivían con prisas, Mauricio no. A Mauricio ya no le preocupan las prisas ni la suerte que hubiesen corrido su mujer y sus hijos.
Llegó a su nuevo hotel y enseguida dio con la parte del muro por donde podía trepar con facilidad. En esta parte no era mucha la altura y había varios huecos para ir poniendo las manos y los pies. Incluso para un preanciano como él estaba fácil la escalada. Pero primero lanzó a través del muro el edredón y la colchoneta. Finalmente trepó y descendió al otro lado con sumo cuidadito, que no le hacía ninguna gracia romperse una pierna, pues eso significaría pasar por las manos de unos impertinentes doctores y enfermeras que lo primero que harían sería meterle en agua y enjabonarle. ¡Dios, qué horror!
A unos cien metros, siguiendo perimetralmente el muro, se hallaba la puerta de acceso al sagrado recinto, una colosal puerta de hierro con varios candados gordos, la cual ni Mauricio ni nadie podía utilizar a esas horas. Un letrero muy grande anunciaba el nombre del lugar:
"CEMENTERIO MUN ICIPAL VIRGEN DE LA CAÑADA"

( Continuará )

4 comentarios:

  1. Un sitio tranquilo, a no ser que a algunos descerebrados se les ocurra entrar a hacer sus burradas habituales.
    Empieza interesante.

    ¡Hasta mañana!

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  2. ¡Gracias!, mañana pondré el segundo, ahora he tomado la costumbre de publicarlos por la mañana al levantarme. Pues me he encontrado en "estado de gracia" y este fin de semana he llegado hasta el episodio octavo, claro que son muy cortitos. ¡Buenas noches!

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  3. Esta serie promete....a ver si podemos seguirla con regularidad

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  4. Cuando no pueda seguirla regularmente, el día que pueda se pone al día porque son cortitos. ¡Mil gracias por leerme!

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