sábado, 17 de octubre de 2015

( XIII ) Un asesino más listo que el hambre.


Resultado de imagen de huellas de pisadas
Resultado de imagen de cincel y maza


- ¿Quién descubrió el cadáver de Mauricio Carrascales?
- Fui yo. Oiga, pero ya me interrogó la policía y al asesino ya le han pillado. ¿Usted qué es lo que busca?
- Trabajo para una persona que sospecha que puede ser otro el asesino.
- ¡Ostras, como en las novelas policiacas!
- Pues sí.
- Pero al asesino le encontraron el cuchillo y había huellas suyas de pisadas. Todo esto salió en los periódicos.
- Ya, ya, pero a veces las cosas son más complicadas de lo que parecen. - le sonrió con su sonrisa peculiar, más parecida a una mueca grotesca. - Como en las novelas, ¡jeje! Oiga, el cadáver se lo encontró en el interior del panteón, ¿no?, eso quiere decir que la puerta estaba abierta.
- Sí, y no me lo explico.
- ¿Qué es lo que no se explica? 
- Pues que estuviese abierta. Osea, que se cargó la cerradura para entrar. Observe la cerradura nueva y la puerta de hierro. ¿Sería usted capaz de arrancar esa cerradura?
Fulgencio miró en dirección a la cerradura. Después se acercó un poco más.
- Un trabajo duro, ¿no?
- Y tanto, duro y chapucero porque utilizó un cincel y una maza, y eso le llevó mucho tiempo e hizo mucho ruído. Podía haberse buscado un portal para dormir. O haber hecho las cosas bien. En Internet hay un montón de páginas que explican como abrir sin llave una cerradura en veinte segundos, que lo estuve mirando en google el otro día.
El detective se rascó la nuca.
- Oiga, a lo mejor se trata de que a los menesterosos no les dejan entrar en los cibers porque dan mala imagen. Fíjese, hasta a mi me ocurre eso.
El camposantero no supo qué cara poner ante esta disquisición.
- ¿Usted duerme aquí en el cementerio?
- No, duermo en mi casa. Pero no se trata de eso. ¿Cómo es que una persona viene aquí con herramientas para cargarse la cerradura de la puerta de un panteón con la intención de dormir en él?
- Alguién rompió esa cerradura antes de que llegase.
- ¡Claro, pero es más absurdo todavía!... Y mucho más absurdo que haya tirado piedras del viejo muro para facilitar que alguien pueda trepar por él.
- Eso no lo sabía yo.
- Pues sí, eso hicieron. Han vuelto a levantar el muro los albañiles.
- ¿Y no hay cámaras ni alarmas aquí?
- Sí, pero solo en la parte delantera, por donde entra el público, por donde usted ha entrado, en la casa en donde antiguamente se hacían las autopsias y vivía el conserje. Hoy hace las veces de capilla o para guardar herramientas de jardinería y albañilería.
Ahora es cuando empezó a pensar en serio que Doña Carlota no estaba majara. Miró por encima de los tejadillos de los panteones. En el cielo azul de este estupendo día de Octubre tardío se dibujaban las siluetas de un par de edificios altos de ladrillo rojo.
- ¿Dejaron en el interior del panteón alguna pintada, un objeto...?
- No, que yo sepa. Eso ya tendrá que consultarlo con la policía. Pero el panteón no puedo abríselo, como usted comprenderá. Para ello necesita el permiso de la familia.
- O me vengo otro día con un cincel y una maza. - vio la cara de circunstancias del camposantero - ¡Es una broma, hombre, jeje!
- Ya, ya, supongo!

( Continuará )

4 comentarios:

  1. Bien relatada, la charla con el sepulturero. Y no niegues ser buen escritor porque no cuela, ¡ojo!

    Pues sí, parece que al asesinado se lo dieron todo hecho para ir directo a su muerte. Ahora falta saber el motivo y qué relación había entre la "Escarlata O'Hara" y él.

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  2. He repasado mis comentarios por si he metido la pata en alguno, y descubro sorprendido que aquí no hay comentario, y me consta que lo escribí porque recuerdo muy bien lo que escribí. Debe ser que después de escribirlo me fui sin hacer clic en publicar. Bueno, mi comentario fue que me recordó usted al negrito cachondo de "La Conjura de los necios" por su empeño en llamarle "Escarlata O`Hara" a la dueña del tugurio en el que trabajaba.

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    1. ¡Juas juas juas! ¿Y esto que acabo de decir no te lo recuerda también...?
      El negrito y nuestro Ignatius eran la pera, je je je...

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  3. Sí, claro que me lo recuerda, la he leído cinco o seis veces, los juas juas es uno de los toques característicos de La Conjura, pero no me limite la novela al negrito e Ignatius, porque "la señorita Trixie", "la diosa del comerco", como la llamaba Ignatius, también tiene tela.

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