jueves, 22 de octubre de 2015

( XVIII ) Un asesino más listo que el hambre.

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A pesar de las reticencias del subinspector Justo Pantoja para creer lo que le decía el detective Fulgencio Hermoso Gallardo, vio en el últimas palabras de este alguna razón para la duda. Sí, era demasiado fácil que un cebollo como Pontarrón hubiese actuado por su cuenta y riesgo. ¿Quién le ha allanado el terreno, entonces, y porqué?; ¿Qué misteriosa persona ha contratado a Fulgencio para que investigue?
Gracias a estas dudas razonables, Pantoja, que no había estado tan borde como otras veces, le facilitó al detective el teléfono del abogado de oficio que iba a defender a Honorio Pontarrón.


Teodoro Fabra

No tengo nada que ver con el político corrupto, no es más que una coincidencia en el apellido, se lo digo antes de que me lo pregunte porque todo el mundo me lo pregunta. - le dijo el abogado de oficio Fabra al detective Hermoso Gallardo nada más reunirse con él.
- Yo no se lo iba a preguntar, señor Fabra. De todas formas, me alegra de que no tenga entre su parentela a ese bicho.
"Pues hablando de bichos... no creo que disfrutes mucho mirándote al espejo, tío"
- Y bien, ¿qué se le ofrece?
- Verá, estoy investigando un asesinato a cuyo inculpado va a defender de oficio usted.
- Ya, y porqué lo va a investigar, está más claro que el agua, el autor de las veinte cuchilladas jamoneras ha sido mi defendido. ("¡Joder, qué bien le defiendes!") Voy a intentar que lo encierren en una residencia psiquiátrica para dementes violentos, vulgo "locos de atar"
- ¿Su defendido se declara inocente o culpable?
- Mi defendido está como un cabra montesa, e incluso me ha llegado a decir que él no mató al otro, que no se movió del portal en donde duerme todas las noches.
- Y usted no se lo cree, claro.
- ¡Ya me dirá!
- Y yo le digo que es muy probable que Honorio Pontarrón no matase "al otro"
- Pues le contestaría que está usted tan loco como él. ¿Algo más?.

( Continuará )


2 comentarios:

  1. Buenas.

    He tenido que volver a usar el "agujero" para poder venir.
    El programa se empeña en que mi blog no existe, cuando no es cierto, simplemente que me barra el acceso a él. Se joroben, el programa y toda su parentela.

    Vaya, el "Torrente" de turno ha tenido un destello de lucidez. Igual hasta se puede regenerar, oiga.

    Lo del cuchillo jamonero siempre me ha intrigado. No sé de dónde los sacan ni cómo los transportan, aparte de que no es un arma blanca de fácil manejo por sus dimensiones. Un pelapatatas en la yugular sería más práctico y más fácil de ocultar en el transporte. Si me apura, un lápiz o un boli ya servirían sobradamente. Mendigos con un cuchillo jamonero, ellos que no catan el jamón ni en sueños... En fin.

    El abogado que no es familiar del famoso Fabra, tampoco tiene muchas luces. Otro que va a los estereotipos marcados y listos. Así cualquiera puede ser poli, abogado, juez, y presidente del Gobierno, no te jode.

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  2. Ya lo sabe, como si me hablase en chino mandarín, la informática y menda somos refractarios.
    En lo del cuchillo jamonero le digo que tiene toda la razón del mundo, para la próxima vez pensaré en un cuchillito más fácil de camuflar. Creo que también era un cuchillo jamonero el del culebrón "Un asesino como los demás"
    ¡Genial su útima reflexión!... Pero Fulgencio va a conseguir sembrar la duda en el abogado.

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