miércoles, 28 de octubre de 2015

( XXIV ) Un asesino más listo que el hambre.


Resultado de imagen de servicio de cateringResultado de imagen de policía local

Fulgencio y Ramón


Un municipal que se disponía a multar a varios coches aparcados sobre la acera reparó en el horrible personaje que espiaba a los clientes del cajero automático del banco.
"¡Te vas a enterar tú de lo que vale un policía local de La Cañada, monstruo de Tasmania!", exclamó para sus adentros el viejo munipa, próximo ya a la jubilación. Pero Fulgencio, que como monstruo se las sabía todas y había visto al polizonte antes de que este reparase en él, ( cuando él quería, su ojo gozaba de la visión panorámica de las palomas ) se volvió hacia el uniformado pronunciando una de sus frases disuasorias:
- Señor agente del orden público, no soy un terrorista ni un delincuente, ni tan siquiera el "tonto" del timo de la estampita. Pero, eso sí, ¡soy feo de cojones!, esta es mi señal de identidad.
El agente Ramón Cordero, sesentón y campechano como él solo, la alegría de la policía municipal, tras observar durante tres segundos al "feo de cojones", rompió en una sonora y larga carcajada que llamó la atención de varios transeuntes, coyuntura que aprovechó el detective para extenderle su tarjeta de visita: "Fulgencio Hermoso Gallardo. Investigador privado"
Tras un breve intercambio de impresiones, y sin que el agente Cordero se percatase de que se fugaba uno de los coches mal aparcados, librándose de la consiguiente multa, entraron en materia.
- Donde quizá le puedan decir algo sobre el muerto, si ellos quieren, es en aquellos dos bares que se ven allí abajo, en la otra acera, al lado de la furgoneta del "Servicio de Catering Jiménez Herrera" que está parada en el semáforo, ¿los ve?
- Sí, si.
- Tengo entendido que allí cambiaba la calderilla que le echaban por billetes de cinco y diez euros, dependiendo de lo que sacase ese día. Y, mire, le voy a dar otro dato muy bueno: Tres calles más abajo, a la izquierda, en la calle Peregrino Valdivieso, hay un servicio de lavado a mano de coches. Lo lleva mi hermana Virtu. Vamos, es la jefa. Ahí le dejaban entrar al váter a hacer sus necesidades porque se lo pedí yo a Virtu, que ya estábamos cansados de recibir quejas en la policía local porque le encontraban haciendo aguas mayores y menores en cualquier parte.
"Aguas mayores y menores"... Debe ser una degeneración profesional por la terminología que utilizan en los atestados", pensó el detective.
- Pues eso, cualquiera de ellos, los de los bares o mi hermana, le podrán hablar de él. Yo apenas le traté.
- ¿Y qué me puede decir del otro, del presunto asesino?
- Nada. ¡Cagûen la puta, ya se ha subido otro coche a la acera.

( Continuará )

2 comentarios:

  1. Leídos, este episodio y el anterior.
    Disculpe que no comente. Cosas mías.

    Buen día.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No hay nada que disculpar, buena mujer. Espero que se vaya recuperando y pase un estupendo jueves, viernes y fin de semana. ¡Un abrazo!

      Eliminar