sábado, 24 de octubre de 2015

( XX ) Un asesino más listo que el hambre.


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Pantoja y Fabra.


En esta jornada no había avanzado ni mínimamente en la resolución del caso, carecía de pistas, todo eran conjeturas, pero se había ganado dos aliados: el subcomisario Pantoja y el abogado Fabra. A ambos les había convencido, a regañadientes en un principio, de sus argumentos a favor de que el caso estaba embrollado, bastante embrollado, que no era tan simple como pareció a primera vista, y que a Honorio se le debería colocar en la categoria de "presunto" sin intentar quemarse la mano afirmando su culpabilidad rotunda, y con serias sospechas sobre su inocencia o calidad de títere en manos de un complot para asesinar a Mauricio Carrascales. Recordó la reflexión de Fabra: "Estaría cojonudo que hubiese una trama detrás del asesinato de un don nadie" Ese era el quid de la cuestión, la llave oculta que podría llevarle a la resolución del misterio. ¿Por qué a Carrascales?; ¿Quién era Mauricio Carrascales para motivar que un asesino profesional se fijase en él?
A Teodoro Fabra, obviamente, se le había despertado el interés por su defendido. No iba a presumir ni nada en los periódicos si conseguía que le declarasen inocente al harapiento Pontarrón, o al menos no "autor intelectual" del crimen. Y el portavoz policial Pantoja se apuntaría un buen tanto de cara a sus superiores por haber colaborado con un detective tan sagaz.
Lo que seguía intrigándole sobremanera a Fulgencio era el secretismo de Doña Carlota. ¿Por qué no le hacía participar de los motivos de sus sospechas?;  ¿Qué se callaba la vieja estirada del palacete de Zurbano?; ¿A qué jugaba?; ¿Cómo era posible que una señora del rancio señorío madrileño estuviese al corriente de un asesinato entre marginales cometido en un barrio pobre del extrarradio?... A veces pensaba con encabronamiento que no le había contratado exactamente para resolver un caso, sino para divertirse a su costa, "para guasearse de un detective deforme" Pero nada, enseguida rechazó este victimismo porque no iba con su forma de enfrentarse a la vida.
"En fin, mientras siga acoquinando euros no vamos mal. La pela es la pela, como dicen en "Polonia" 
Alquiló en el video club de la calle Santa Isabel, por enésima vez, una peli del año 1.932 que le fascinaba: "La parada de los monstruos" Todos los personajes, menos la chica mala y su cómplice, eran seres deformes como él, auténticos monstruos, no actores caracterizados. Pero antes de echarse en el sofá a gozar de su cinefilia morbosa, cubierto con una gruesa manta palenciana, no china, porque ya refrescaba en los Madriles, llamó a su empleadora para darle las novedades del día.
- Mansión palaciega de la señora Carlota Echegaray Aguirrezabaleta. Le habla Juan Carlos de Borbón, ¿qué se le ofrece?
- ¡Coño, Mario, qué bien te sale la imitación del ex rey!

( Continuará )

2 comentarios:

  1. Entre la vieja que parece chiflada y su "hombre para todo", nuestro Fulgencio no se va a aburrir, je je je...

    Vi esta peli que me recomendaste en su día y me gustó mucho. Recuerdo que tuve que entrar en el recinto de los bibliotecarios porque la mujer que me atendió se hizo un lío y me ofreció el ordenador para que la buscase yo misma. Fácil. A veces pienso para qué cobran...

    Bueno, al menos nuestro amigo ha introducido la sospecha en la mente de ese par. Algo es algo.

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  2. Es el prota, tiene que estar a un nivel por encima del resto del reparto, jeje!

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