lunes, 12 de octubre de 2015

( VIII ) Un asesino más listo que el hambre.



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Fernando

¿Era posible que aquel hombre existiese y que lo tuviese ante sus ojos?
Fulgencio Hermoso Gallardo era repulsivo para Doña Carlota Echegaray Aguirrezabaleta. Bueno, lo era para todos, pero ahora lo era en exclusiva para Doña Carlota. En el espacioso salón solo estaban ellos dos. De momento. Doña Carlota era una señora de edad indefinida que parecía sacada de una estampa antigua de zarzuela o de opereta, rígida y negra de indumentaria como un paraguas negro, y narizona, recordaba a la Doña Urraca del tebeo. Alta y seca. Parlanchina con semblante de hembra taciturna, rara mezcla. Y conservaba un algo de la belleza que sin duda tuvo cuando en Madrid todavía patrullaban los grises y la Gran Vía se llamaba Gran Vía José Antonio.
"¿Por qué me ha dado por compararla con un paraguas negro?"
- Lo estoy adivinando en la mirada de su ojo huérfano y repelente, ¡y es que no me ha quitado el ojo de encima desde que ha llegado, señor mio! ¡Dios, voy a soñar con ese ojo de gran hermano malvado!... Seguro que tendré pesadillas.
- Será su problema.
- Adivino que se está preguntando porqué voy de luto.
- Pues sí, y si usted tiene la amabilidad de contármelo, le quedaría muy agradecido. Como detective soy muy curioso.
"Eres un curioso ejemplar de la fauna humana. ¡Que bípedo más horroroso!
- Acabo de regresar de la misa que ha oficiado el padre Angel  por el alma de Lina Morgan. ¡Descanse en paz la pobrecita! El padre Angel y ella eran amigos. Pues por eso voy de luto. No, no soy de la familia. Estamos de luto todos los españoles porque su muerte significa una gran pérdida para la revista.
"Pues no me imagino a esta tía tan estirada disfrutando con Lina Morgan"
- La revista en sí ya está perdida. Que yo sepa no se estrenan revistas.
En ese momento sintió que algo le rozaba la pierna derecha. Lo primero que le vino a la mente fue una serpiente y dio un brinco.
- No se asuste, es Fernando, le gusta atender a las visitas.
Descubrió que Fernando era un hermoso ejemplar de gato común de color blanco.
- Usted le gusta a Fernando. Generalmente no le gusta casi nadie, pero en su caso hay un motivo: usted fuma. Ayer me engaño, señor Hermoso. Su ropa desprende un asqueroso olor a tabaco.
- Siento haberla defraudado.
- No me importa si eso le hace feliz a Fernando. A él si le gusta el repugnante tufo del tabaco.
- ¿Podríamos hablar ya sobre el caso de asesinato que me ha traído aquí?
- Hablemos. Es usted tan impaciente como cualquier hombre en la cama.
Fernando se hizo un ovillo a los pies de Fulgencio y cerró los ojos. Un segundo después ya se oía su acompasado ronroneo.

( Continuará )

4 comentarios:

  1. ¡Atiza! ¿Admiradora de Lina Morgan ese paraguas viejo? Qué cosas.
    ¿Y el padre Ángel es acaso el que la violó de niña?

    Fernando... ha llegado una incógnita. ¿Por qué le gusta el olor de tabaco? Pronto lo sabremos. Espero.

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  2. El padre Angel es un personaje real, un hombre muy mayor, amigo de toda la vida de Lina Morgan y oficiante de su funeral. La prensa ha comentado que es posible que se lleve un buen pellizco de la herencia de la artista.

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    Respuestas
    1. Ya veo. No lo sabía.
      Pero un cura no puede tener bienes propios, al menos, eso dicen, conque si hereda, irá a parar a vete a saber dónde.

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    2. Si, se habla de que va destinado a obras sociales, no recuerdo cuales. Otra parte de la tajada se la lleva, al parecer, su chófer.

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