viernes, 10 de marzo de 2017

(87) El caso de la domadora asesinada.





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Era un coche muy fácil de identificar, tres personas habían visto el coche del asesino, aunque ninguna de las tres sabía que se llamaba Farid Massu y formaba parte de la troupe circense del "Gran Circo de Albania" También el asesino ignoraba que tres personas le habían visto, y eso le hacía sentirse seguro en cierta medida. En estos momentos, el canalla ignoraba que una astuta poli le seguía de cerca, aunque tampoco la poli sabía mucho de él; bueno, no sabía nada; pero la flamante inspectora Jiménez Herrera estaba convencida de que, en aquel pequeño circo al que ahora se dirigía, iba a dar con el asesino de Karla Ambrossini y Abdel Alim. El problema de la inspectora es que solo la movía una corazonada. ¿Solo?...
"No, es más que una corazonada, ¡mucho más!, los hechos me han conducido hasta el Gran Circo de Albania, aunque la "pista" aún esté en un plano abstracto, pero detrás de todo ello hay un asesino a sangre fría y ese asesino está en este circo", pensó agarrada al volante mientras cubría los seis kilómetros de carretera estrecha y curvas que unían El Malecón y La Arboleja con La Ñora. Una "teoría abstracta" con la que no se le podía molestar al ortodoxo capitán Llorente.
Esa era otra, contaba con dos días para poner broche final al "caso de la domadora asesinada" "¡De la domadora y de Abdel Alim, y espero no encontrarme con un tercer cadáver, Dios! Si consiguiese una pista flable, un indicio claro sobre nuestro hombre, debería dejar que terminase el trabajo el teniente Galdames y macharme a Almería para evitar que el cenutrio de Llorente me abra un expediente. ¡Ya es mala pata también!, y los laureles para Galdames, ¡jodeeer! Y es muy posible que, en cuanto empiece a hacer preguntas en el circo, al asesino le de por escaparse, y también cabe la posibilidad de que se aferre a defender su inocencia basándose en que no tengo pruebas contra él, o sea, como la Infanta Cristina. ¡Dios, ¿de dónde ha salido este cabrón!" — Acababa de pegar un frenazo porque aquel ciclista casi se empotra contra el coche — "¡Lo que faltaba!, ¡y menos mal que soy de las que se ponen el cinturón, porque si no me habría incrustado contra el parabrisas!"


(Continuará)

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