miércoles, 14 de diciembre de 2016

(39) El caso de la domadora asesinada



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La megafonía anuncia la actuación estelar del "profesor Huang de la lejana China y su caballito sabio", y la inspectora ve aparecer en la pista al viejo Tobías Carretero ("¡tiene que ser él!") caracterizado de chino mandarín y acompañado de un viejo pony. Debía ser muy viejo el animal porque le costaba mucho caminar. El "profesor Huang" le decía: "¡Vamos, perezoso, que los niños quieren verte multiplicar" Y en eso consistía el número, el domador le preguntaba: "¿dos por cuatro?" y el pequeño equino daba ocho veces con una pata en el suelo. Y las multiplicaciones se alargaron durante un buen rato. La inspectora pudo apreciar que el sufrido animalito tenía algunas mataduras en el lomo. Sin duda el "profesor Huang" aplicaba con su "discípulo" la regla de oro del sistema educativo franquista: "la letra con sangre entra" A algunos de los circenses no les gustaba este número, pero a ver quién se atrevía a plantarle cara al patrón. Y llegó el momento cumbre de la actuación del "profesor Huang y su caballito sabio" Ante su estupor, la inspectora Jiménez Herrera vio que se plantaban a un palmo de sus narices el viejo domador y su viejo caballo enano.
— Saluda a la señora, Incitatus — dijo el "profesor Huang" en un perfecto castellano.
"Vaya, se llama como el caballo de Calígula. ¡Jo, qué vergüenza, me está mirando todo el mundo!"
El poney realizó dificultosamente una reverencia al estilo de los caballos de rejoneo. Dificultosamente porque ya no estaba para muchos trotes, más bien parecía que en cualquier momento iba a estirar la pata.
"¡Tierra, trágame!", se dijo la inspectora, convertida ya en el foco de atención del respetable público. Algunos chiquillos se acercaron para verla mejor.
— ¿Conoces a nuestra ilustre invitada, Incitatus?
Incitatus movió la cabeza de derecha a izquierda, negando que conociese a la "ilustre invitada"
— Ya lo ven ustedes, queridísimo público, no conoce a esta importante persona que hoy nos honra con su presencia, pero, como es un caballito sabio, va a averiguar su nombre. Claro que sí, lo va a averiguar. Queridos niños: ¡¿Averiguará Incitatus el nombre de nuestra ilustre invitada?!
— ¡Sííííííí! — respondieron todos los niños al unísono.
"¡La madre que lo parió!, ¡viejo asqueroso!"


(Continuará)



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