lunes, 5 de diciembre de 2016

(32) El caso de la domadora asesinada



Resultado de imagen de domadora de tigres   (Esta imagen forma parte de los sueños eróticos de Abdel Alim)
Resumen de lo publicado


La bellísima y jovencísima domadora de tigres Karla Ambrossini (Benita Talledo) es asesinada a sangre fría en una noche de verano, cuando el Gran Circo de la Atlántida, en la que ella trabaja, se encuentra de gira por el sureste español. Un hombre aparece a altas horas de la madrugada ante su caravana y dice ser Abdel Alim, empleado del circo, comunicándole que sus padres han sufrido un accidente (estos se encuentran pegando carteles en otro pueblo) Benita abre la puerta al mensajero y recibe de este catorce puñaladas.
La antipodista Miss Martinelli (Jesusa Sánchez) que está despierta en esos momentos, escucha las voces del asesino y su víctima.


— ¡¿Quién es?!
— ¡Abdel Alim!


Después ve correr a un hombre, pero no puede asegurar que se trate de Abdel Alim. Jesusa no cuenta lo que ha visto y oído a la Guardia Civil, ni tampoco a la inspectora de homicidios de la policía que pasa a ocuparse del caso, la famosa investigdora teniente Enriqueta Jiménez Herrera.
Todo el mundo sospecha de todo el mundo. Es sospechosa la propia Miss Martinelli porque odiaba a Karla Ambrossini, un odio nacido de sus celos artísticos. Es sospechoso el argelino Abdel Alim por su pasado de navajero y presidiario. Cualquiera en el circo es sospechoso porque todavía no hay un sospechoso como manda la ley. Y, según el extravagante enano Marcial, el asesino no es del circo, y el enano dice saber quién es el autor material del crímen. Pero la inspectora Jiménez Herrera no se cree que la "ideóloga" de tal crimen sea la antipodista Miss Martinelli, lo entiende como una invención del enano por la tirria que este le tiene a la antipodista, y considera probable que tampoco diga la verdad al atribuir el asesinato a alguien ajeno al circo. El siguiente paso de la inspectora Jiménez Herrera va a ser ver a todos los circenses juntos en la función del debut en Santiago de la Ribera, hermosa localidad del Mar Menor. A lo mejor descubre más sospechosos o le vienen con más intoxicaciones. No le extrañaría que el enano conspirase contra alguien más, y le encantaría darle un capón al enano para ponerle en su sitio porque está hasta el chichi del jodido pequeñajo incordiador. También arde en deseos de entrevistar al vejo Don Tobías, el dueño del Gran Circo de la Atlántida.


(Continuará)

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