martes, 12 de agosto de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 47 )








Madero contra Coscojuela

El inspector se acomodó en una de las mesas más alejadas de la barra, para que el personal del bar no pusiese la oreja en la conversación. Charito Coscojuela no se hizo esperar. Sólo diez minutos después de que Madero disolviese el azúcar en su café con leche, la secretaria de Fantastic Film apareció con un paraguas white and blue chorreante. Madero también se sabía los colores en ingles: white por blanco y blue por azul.
El camarero indicó un paragüero a la clienta, y ella localizó enseguida al "hombre duro" que se había presentado en Madrid para amargarle la vida.
Se sentó rapidamente, sin decir hola, y fue directa al grano. En el camino de la productora al bar había cambiado su actitud, aquel hombrón no le iba a sacar ni una palabra porque ella era inocente.
- Por qué ha dicho que estoy encubriendo a un asesino?... Esa es una acusación muy grave, señor. Yo no estoy encubriendo a nadie, hasta anteayer no sabía que José Luis había sido asesinado.
- Elemental, porque fui yo el que se lo dije a Cerrajero. Pero no trate de confundir las cosas. Encubrir no quiere decir participar en el asesinato. Usted me está ocultando algo, ustedes!, Cerrajero y usted, lo cual me hace sospechar que tratan de encubrir al presunto autor del crimen.
Iba a seguir hablando, pero vio por el rabillo del ojo que se acercaba el camarero.
- Qué desea tomar la señora?
- Un café con leche corto de café en taza mediana.
El camarero volvió sobre sus pasos y Madero siguió disparando.
- No sé si ve usted muchas películas, pero a esto se le llama "obstrucción a la Justicia"
- Me da que usted se está extralimitando conmigo, señor. No sé de dónde se saca que yo pueda saber algo sobre el asesino de José Luis Campillo. Sólo tiene un referente: que trabajó para nuestra productora durante una semana.
- Alguien le ha aconsejado mal, señora, a no ser que pertenezca usted a ese tipo de personas ilusas que se piensan que los investigadores somos imbéciles. - Adelantó el corpachón sobre la mesa para mirarla más de cerca y muy fijamente a los ojos. - Asegúreme sin cambiar su expresión que usted no mantuvo una relación sentimental con José Luis Campillo Arenal.
No sólo mudó el semblante, también se le fue de las manos el servilletero con el que se había puesto a jugar. El inspector dejó que corriesen unos segundos de silencio. La llegada del camarero con el café prorrogó la pausa. De la calle les llegó el eco de un trueno.
"Vaya, esto parece una película!", pensó Madero, "un trueno muy oportuno para subrayar el efecto dramático"
- Desea algo para mojar? - preguntó el servicial camarero de inconfundible aspecto ecuatoriano - tenemos ensaimada, madalenas, torrijas, palmeras, churros y porras.
- Tráigame a mi otro café solo. - dijo Madero, y volvió a dirigirse a la remisa. - Can you help me, madam?

( Continuará )

1 comentario:

  1. "Un café con leche corto de café y en taza mediana"... Oiga, cuando llevaba los dos bares y el restaurante del club deportivo, las viejas de cada tarde me tenían friiiiiiiiiiiiiiitaaaaaaaaaa con peticiones por el estilo. Cada una (se sentaban juntas, a jugar a la canasta en tres o cuatro mesas), lo pedía de manera distinta, con puñetitas varias, había una que, indefectiblemente, me lo hacía calentar más, muuuchooo más, se ve que si no se quemaba la lengua no estaba satisfecha, argggggg...

    ¡Hala! Madero la acaba de descolocar con la frasecita en inglés "¿Me puede ayudar, señora?". ¡Duro con ella!

    (Eche un vistazo abajo)


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