martes, 31 de marzo de 2015

Moros y cristianos, la historia interminable.







Sonó la tercera llamada. Los actores que empezaban la obra, ya estaban sobre el escenario. Los demás aguardaban su turno "entre cajas" Subió despacio el telón. Desde la platea y los palcos observaba la escena un público silencioso, expectante, pendiente de los primeros diálogos.
No hubo diálogos porque a nadie le dio tiempo a abrir la boca. Una bomba cayó sobre el escenario. Antes alguien gritó: "Alá es el más grande!" El actor que interpretaba a Mahoma y los demás actores saltaron hechos pedazos. A los espectadores los fueron matando a ráfagas de ametralladora.
La masacre fue reivindicada por el Estado Islámico. La noticia ocupó varias páginas en todos los periódicos importantes. Los grandes mandatarios volvieron a hablar de reunirse para "analizar la situación y buscar soluciones"
En la costa mediterránea española comenzaron las populares fiestas de moros y cristianos, auténticos derroches de música, luces, pirotecnia, caballería y lujoso vestuario, todo para recordar aquellos tiempos en los que nos odiábamos con otro tipo de armas. Pero el odio y la sangre siempre es igual. El odio de los que odian y la sangre de los que mueren.

4 comentarios:

  1. Así es, todos los años lo mismo, y el odio y la sangre siempre por desgracia lo viviremos.

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  2. Sí, parece que es imposible ponerle freno.

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  3. No estoy de acuerdo respecto a lo de 'Moros y Cristianos'. Es una celebración festiva tradicional, rememorando la lucha contra el islam invasor.
    ¿Acaso no se ha demostrado que es más que necesaria?

    Si nos atenemos al vomitivo políticamente correcto, ¿por qué a ellos se les permite celebrar el Ramadán, incluso con comodidad de horarios en el trabajo? En España y en toda Europa.

    ¿Y qué me dice de sus celebraciones plañendose de la muerte de Alí? Sí, al menos en Barcelona se les permite recorrer las calles en procesión, inflingiéndose heridas sangrantes, igual que penitentes de Semana Santa, pero estos con cuchillos y espadas, no con zurriagazos. Incluso cortan la cara a sus hijos de meses, orgullosos de ver brotar la sangre.
    Lo he visto en el Casco Viejo de Barcelona, donde las calles son tan estrechas que un coche roza los edificios de lado a lado. Se cierra el tráfico y ni los vecinos pueden acceder a sus viviendas mientras dure la carnicería, tanto adulta como infantil.

    Está muy bien señalar la paja en el ojo ajeno, siempre y cuando no se tenga una viga en el propio porque tanto “buenismo” no lleva más que a desgracias de las que ya estamos sufriendo ahora mismo, lejos o cerca. Y cada vez más cerca.

    Los moros no pueden quejarse del trato que les damos. Son ellos quiénes actuan con saña, odio y rencor. Quiénes cortan cabezas y asesinan a familias enteras al grito de ¡Alá es grande!
    Quiénes pretenden reconquistar, no sólo lo que un día tuvieron, siglos ha, sino el mundo entero. A sangre y fuego.

    Yo no deseo ningún mal a moro alguno que sea buena persona, tengo amigos musulmanes, pero… el “buenismo” así, sin entendederas, es letal y hay que acabar con él. O ellos acabaran con todos nosotros y esto lo tenemos a las puertas.

    Esta noche he tenido un susto muy grande al ver que en la estación de Sants había sucedido algo inquietante, con la policía cortando accesos y redirigiendo a los usuarios. Finalmente se ha dicho que no pasaba nada, que se trataba de “medidas cautelares” ante la amenaza islamista.
    Ya. Pueden decir lo que quieran para no alarmar, ¿verdad? Pero mi hija y mi yerno usan esta estación diariamente –una estación muy importante-, para ir y volver del trabajo. Conque ya se puede hacer una idea de mi sufrimiento y lo que pienso de los moros “malos”. Si pudiera les cortaba la cabeza yo misma, sin caros ropajes ni caballos ni música, luces ni pirotécnia. ¡Santiago y cierra España!

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  4. Efectivamente, nadie deseamos mal a nadie, pero debemos actuar en defensa propia, y aquí lo de "defensa propia" es un eufemismo que quiere decir ayudar a esas criaturas impidiendo los castigos a los que los someten. Más de una vez se han visto imágenes en Facebook de maestros ( "maestro", un oficio mancillado por esta gente ) dando tortazos y varetazos a criaturas de cinco y seis años, sin contar lo de las ablaciones de clitoris y otras barbaridades. Estamos de acuerdo en que no todos apoyan a la Yihad Islámica o Estado Islámico, pero si son muchísimos los que aprueban esas crueldades. Cuando los niños se hacen mayores, los repiten con sus hijos porque "así les han enseñado sus respetables mayores" y entienden que la violencia es justificable en cualquier sentido. Toda una vergüenza para la humanidad!

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