martes, 24 de marzo de 2015

El pedo divino que acabó con todo.




Resultado de imagen de fin del mundo


A lo largo de la historia de la Humanidad, los llamados humanos se han imaginado a Dios de miles de maneras, o se han imaginado miles de dioses, o no se han imaginado nada de nada, porque los humanos no tenemos la suficiente imaginación para imaginarnos un dios o un fin del mundo o un juicio final o ninguna cosa inimaginable. Ni siquiera nos imaginamos que unos subhumanos destrozarían dos torres gigantes en Nueva York por impacto de aviones, causando 3.000 muertos, o que un barco gigante de cuatro chimeneas se hundiría al chocar contra un pedrusco de hielo en el Atlántico Norte.

Aquella mañana, Dios se levantó de muy mala hostia, decidido a terminar con todo de una vez. Se acercó a la Tierra y la miró ceñudo, con los brazos en jarras.
"Hay que joderse!, y aquí es donde envié a mi hijo a que salvase a la Humanidad!... Cómo se me pudo ocurrir una idea tan chorra?!... Mira para lo que ha servido: una secta corrupta en Roma y un folklore macabro en Sevilla, paseando a mi pobre Hijo por las calles como le dejaron los romanos. A la mierda con todo!"
Dios se dio la vuelta, dando la espalda a la Tierra, se bajó el pantalón y el calzoncillo y soltó un pedo fortísimo, como de mil bombas atómicas, que pulverizó el planeta en una diezmillonesima de santiamén.
A que ningún humano nos lo imaginábamos, jeje!

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