jueves, 1 de mayo de 2014

Uno a uno y sin prisas ( 79 )










Qué hace la asesina en Manchester?... Quién es la asesina?

El día estaba despejado en el sur de Inglaterra y eso le permitía a Jiménez contemplar desde la ventanilla una gran franja de la costa británica cuando la aeronave de Easy Jet empezaba a dejar atrás el Canal de La Mancha y se internaba en el cielo de la Gran Bretaña. Bajo sus pies, todavía a 12.000 metros de altitud, la espuma marina acariciaba la ciudad portuaria de Weymouth. Pronto volarían sobre Bristol, dejando algo a la izquierda Cardiff, la capital de Gales, y muy a la derecha Londres con su caudaloso y navegable Támesis.

- Estamos ya en otro mundo, mi teniente, je, je!
- Depende cómo se mire. Continuamos en casa porque esto sigue siendo Europa, y ahora es la casa de muchísimos españoles que han venido aquí a buscarse la vida. Pero mirándolo de otra manera, sí es otro mundo. Aquí no hay corridas de toros ni procesiones de Semana Santa, ni la envidia es el pecado nacional. Ah, y los conductores respetan escrupulosamente los pasos de cebra. Pero tienen un verano muy chungo, todo hay que decirlo.
- También se respeta a los de fuera, no es así?
- Es que ellos nunca han tenido gente de fuera. Hay cantidad de territorios en el mundo, sobre todo islas, que siguen dependiendo de la administración británica. Todos los negros, indios, jamaicanos, etc., etc. que nos encontraremos por las calles de Manchester, son subditos de Su Graciosa Majestad. Desde taxistas o electricistas a medicos o arquitectos, verá usted que no todos son los típicos británicos coloradotes, pelirrojos o pecosos.
- Osea, que a esta tierra no llegan los negros en patera ni se ven obligados a saltar vallas con cuchillas asesinas...
- No, pero no hace mucho que los traían en barcos esclavistas a Liverpool, desde donde eran remitidos a América. La ciudad que dio al mundo a Los Beatles fue el principal mercado de esclavos de Europa. Y está muy cerca de Manchester.
- Le veo muy enterado, mi teniente.
- Cuando viajo procuro informarme de todo para luego contárselo a Encarnita. Los matrimonios bien avenidos funcionamos así.
"Corramos un tupido velo", pensó sarcásticamente el fiel subordinado. No estaba enterado del "rollete" de su jefe, pero se olía algo y la última frase le habia sonado a "machismo encubierto" Volvió a mirar por la ventanilla.
- Caramba, qué ciudad más grande hay ahí abajo!
- Es Birmingham, ya nos queda menos.
Efectivamente, el avión empezaría a descender muy pronto. Una azafata rubiales, veinteañera, coloradita como una manzana reineta y como una inglesita típica, sonrió a Jiménez al cruzarse casualmente sus miradas. Las mujeres sonríen mucho en Inglaterra ante las miradas casuales.

Celia Sanfelices comió en compañía de dos amigas, una estilista y una maquilladora, en el restaurante Nando's de Piccadilly Gardens. Lo hicieron prontito, a eso de la una de la tarde, siguiendo la costumbre inglesa. Al terminar enfilaron hacia los grandes almacenes Primark, a solo unos cien metros del restaurante, con la idea de comprar algunos trapitos baratos. Pusieron toda su atención para no ser atropelladas por alguno de los tranvías amarillos de Metrolink o alguno de los autobuses con publicidad de películas que confluyen en sus paradas asignadas en esta popular plaza, corazón de Manchester.
Por encima de sus cabezas, arriba de unas nubes de agua que empezaban a borrar el azul del cielo, descendía en dirección al Manchester Airport el flamante aeroplano en el que viajaba alguien muy querido por Celia. Pero ella no lo sabía.

El teniente Maximino Madero y su subordinado Jiménez ya hacía un rato que se habían abrochado los cinturones de seguridad.
El agente especial Morris y el teniente de la policia manchesteriana, John MacAllister, aguardaban en la Terminal 3 mirando hacia la pantalla electronica en donde se anunciaban las llegadas internacionales. Al vuelo procedente de Bilbao le faltaban en ese momento solo dos minutos para tomar tierra.
- Ponga en hora su reloj, Jiménez, aquí es una hora menos que en España.
- Como en Canarias, je, je!

( Continuará )

No hay comentarios:

Publicar un comentario