jueves, 22 de mayo de 2014

Uno a uno y sin prisas ( Así lo he hecho )









Así lo he hecho.

El 9 de Enero publiqué el primer episodio de este "culebrón blogueril", mi segundo culebrón después de "Un asesino como los demás" ( Publicado con el seudónimo de "Mencigüelo Mejillón" en otro blog )

En el momento de ponerme ante mi primera hojita en blanco ( no digo folio porque escribo en blocs pequeños que llevo en algún bolsillo de la ropa o en la mochila ) solo tenía una idea en la cabeza: que una actriz famosa matase a los hombres que la violaron cuando era niña.
Nunca planifico ninguna de mis novelas. Así escribí "Un asesino como los demás", "Camino de locos a Santiago", "El gato del foro" y "Mi Merche y el Comandante" Comprendo que un escritor profesional, entregado a una novela de gran embergadura, necesita documentarse, planificar los pasos que va a dar, etc., sobre todo si es histórica o si va a tratar sobre temas que previamente ignora. Pero no es mi caso ni el de otros muchos aficionadillos.

Pues solo con ese punto de arranque me lancé a la hermosa aventura de crear una historia que sirviese para entretenerles a quienes diesen con ella, tomando como premisa principal que me divirtiese yo el primero. Y me dejé llevar por las musas, confiando como siempre en que me ayudasen. Y vaya si me ayudaron. Siempre ayudan!

Dice la escritora estadounidense Donna Part, autora de "El Jilguero, un éxito de ventas y de crítica:
"En realidad yo no sé muy bien qué va a pasar cuando escribo. Suelo dejar que el azar decida por mi. En mi opinion, en las novelas en las que todo está perfectamente trabado de antemano, acaban siendo necesariamente aburridas. Si no hay sorpresas para el escritor, no las puede haber para el lector"


Los espacios geográficos

La acción se desarrolla en un pueblo pequeñito y triste y otro grande y turístico: Valdurriales de las Monjas y Lobodoiro. Ambos son nombres imaginarios, pero he tratado de imprimirles el carácter de los pueblos cántabros, pues viví en el Cantábrico parte de mi infancia, adolescencia y primera juventud. Ambos nombres me sonaban muy adecuados para que se quedasen enseguida en la mente del lector, aunque reconozco que son algo cutres. Lobodoiro, además, suena a gallego, no a cántabro.
Los episodios que se desarrollan en Manchester los he escrito también con conocimiento de esta zona de Inglaterra, pues aquí vivo desde hace tres años. Sin embargo, me he permitido una licencia: El "Salford Cinema" no creo que vaya a servir nunca para un gran evento, ya que se trata de un pequeño cine de barrio. Hoy en día no funciona y lo utiliza una confesión religiosa para sus ritos. Todo lo demás, catedral, universidad, etc., se ajusta a la realidad.
Lo que sé de Venezuela se lo debo a mis "aitas", porque ellos fueron emigrantes en ese país y recibí de niño mucha información a través de los periodicos, revistas, postales y tebeos que me enviaban. Mi difunto hermano Mikel nació en Venezuela. El gran showman Renny Otolina existió en la realidad y fue todo un fenómeno televisivo.


Los personajes

Me gusta que mis personajes hablen mucho entre ellos porque me gustan las novelas con muchos diálogos. Este tipo de novelas son generalmente de acción muy rápida. Pero, por mis dificultades de conexión a Internet, me veo obligado a escribir mini episodios combinando narración ( por lo general en tercera persona ) y diálogos.
Quedé muy satisfecho del episodio de la confesión, el encuentro entre el párroco Don Bernardo y el drogadicto homicida Urbano Ruiz. Quise explicar muchas cosas, retratar la personalidad complicada del toxicómano en su cara a cara con el viejo sacerdote que no cree ya en el Papa pero mantiene su posición de clérigo conservador. Y mi satisfacción es porque logré resumirlo sin que perdiese la gracia. Aquí se unen mis carencias como escritor y mi experiencia de muchos años aprendiéndome diálogos, primero de teatro y luego de televisión. Así se equilibra la balanza. Soy un poco o un mucho "esponja" Si carezco de talento literario, tengo al menos "salidas" para entretener a los lectores.
También quedé contento del interrogatorio a Renata Otolina, aunque no se ajuste a la realidad de un verdadeo interrogatorio policial, pero me he divertido con esta fantasia: un guardia civil "duro" rendido ante la personalidad arrolladora de la asesina a la que interroga.


El boli y el teclado

Generalmente he redactado a bolígrafo en el bloc unos cuatro, cinco o seis episodios de un tirón los fines de semana. Luego los he ido retocando por las noches o en los desplazamientos en autobús, antes de pasarlos al teclado. Mis blocs son un muestrario de tachaduras con las que termino a veces no enterándome de lo que he pretendido escribir. Soy tremendamente perfeccionista porque nunca consigo gustarme. No soy escritor, soy un engendro adicto a vivir más en mis ficciones que en mi vida real, y así me va, je, je!


Gracias!

Un millón de gracias a todos los que me habeis acompañado con vuestra lectura, especialmente a las dos personas a las que he dedicado el "culebrón" ( En el final del epílogo )
Y, por supuesto, aquí me tendreis siempre que lo querais.

Cordialísimos saludos, buena gente!

4 comentarios:

  1. Conozco su manera de trabajar, es similar a la mía, excepto que yo no tomo notas, escribo directamente en la pantalla y como mucho, lo guardo si no he terminado o me encuentro encallada, para luego hacer correcciones. Pero claro, yo dispongo de tres ordenadores propios y usted ninguno, más el tiempo limitadísimo. Y a pesar de todo, realiza una proeza de dedicación y empeño. Y encima se lo pasa bien, ¡fantástico!

    Me regaló usted los derechos de 'Un asesino como los demás' porque me pareció un relato estupendo, con mucho humor, suspense -a pesar de saber quien era el asesino desde el principio, lo cual es más dificil-, acción y sangre a porrillo.
    Le dije que si llegaba a publicarlo lo haría con su nombre, no el mío, pero ya sabe cómo están las cosas y de momento lo veo muy lejos.

    Efectivamente, los diálogos son imprescindibles en una novela, la salpimientan para evitar el tedio de una mera narración de hechos encadenados.

    Gracias a usted por estos buenos momentos y por poder seguir contando con ellos.

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  2. Mutuamente agradecidos, je, je!...
    Ya le dije que conseguir publicar "en papel" es dificilisimo, las editoriales se aferran a "lo malo conocido" y raramente dan paso a alguien Nuevo. Mis libros en papel fueron todos autoeditados, los pague de mi bolsillo. Llegué a conocer a un editor que me dijo que yo era major autor policiaco que Juan Madrid - lo cual ni me creo ni me lo dejo de creer, lo comento como referencia - pero el hombre ya tenia suficiente con publicar sus propios libros y lo de sus amigos. Y leyo enterita mi novela mi novela "Mi Merche y el Comandante, me consta porque me la comento.
    Sigo...

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  3. Rspecto a lo del casco:
    Estuve yendo al trabajo tres anos seguidos en Murcia en bicicleta, "jugandome la vida", literalmente hablando, pues no vea con que brutalidad conducen muchos automovilistas, prueba de ello es que han matado tanto a ciudadanos anonimos como a ciclistas profesionales. Pues bien, yo iba con mi casco, chaleco amarillo reflectante y luces traseras y delanteras, lo cual era motivo de rision para muchos imbeciles. Uno me grito de cachondeo: "Oye, a ti no te ponen ponen multas, llevas de todo!"
    Sigo...

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    1. En Madrid, durante una temporada larga, estuve yendo al Retiro a pedalear. Por cierto, por alli corria a menudo Jose Legra, el hombre que fue el no va a mas en el boxeo de este pais, y la gente no le conocia, los viejos le habian olvidado y los jovenes ni puta idea. Una prueba de lo efimera que es la fama, porque este pugil tenia a todo dios pendiente del televisor cuando boxeaba.
      Vamos con lo mio, vera que hostion. Avanzaba yo a toda hostia en direccion a un arbol de esos muy antiguos y con un tronco enorme. Yo iba a sortear el arbol dejandolo a mi derecha. En direccion contraria venia un corridor a pie, uno de los habituales del footing, que hoy llaman "running" El iba a sortear el arbol dejandolo a su izquierda. Pues bien, no nos vimos y topetazo al canto. Yo frene en seco cuando ya lo tenia encima y nos pegamos un cabezazo morrocotudo. Yo ni me entere, pero el rostro de este individuo era la pura imagen del sufrimiento, debia estar viendo en ese momento todas las estrellas del universe. Repito, ni me entere, solo me lleve el susto. Un hombre que lo vio me dijo: "Ninguno de los dos habeis tenido la culpa" Es cierto, era el equivalente a cuando alguien tuerce una esquina sin pensar que alguien va a hacer lo mismo desde la otra calle y ambos chocan. Ni el ni yo nos habiamos visto llegar, antes de sortear el arbol, dado el grosor del mismo. Moraleja: En ese momento di por amortizadisimo el casco, la major inversion que podia haber hecho. Por eso no llego a entender a ese colectivo que prostesta publicamente porque se obliga a llevar a casco. Me recuerda a los que protestaban por la prohibicion de fumar en restaurantes. En ambos casos son medidas saludables que nos benefician a todos.

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