Miraba a sus ojos azules mientras le acariciaba el rubio y sedoso cabello. Ella estaba asustada. Sus dedos fueron a la blusa, justo al lugar en donde se ocultaban sus pequeños senos. Ella lloró.
- No va a pasar nada, amor mio. Oh, eres una niña preciosa!
Un patadón descerrajó la puerta. Cuatro policías uniformados entraron rapidamente al piso y buscaron la habitación en donde el pederasta se entregaba a su sucia actividad. Uno tiró de él violentamente, apartándole de la niña. No se dejaron llevar por la ira para no asustar más a la criatura. Le leyeron sus derechos porque estos seres repulsivos también tienen sus derechos.
Más o menos lo de siempre: H.G.V., 47 años, profesor de música. Dori, sólo 12 añitos.
En esta ocasión, afortunadamente, la policía estuvo allí para evitarlo. En este mismo momento, en muchos lugares del mundo, nadie lo evita.
Me alegro que llegaran a tiempo.
ResponderEliminarDesde luego, es para alegrarse.
ResponderEliminarQuien llamó a la policia?
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