viernes, 24 de abril de 2015

El mundo volvió a ser para ellos.









En una tierra de sol radiante y escasez de lluvia, tierra de olivos, invernaderos y emigrantes norteafricanos. Allí vivía ella. Una tierra entre el sur y el sureste español, junto al Mare Nostrum de los romanos y de los piratas berberiscos de antaño.
Ese día se quedó muda de la impresión cuando vio el telediario. Dos aviones suicidas habían impactado contra las torres del World Trade Center, las famosas torres gemelas neoyorkinas. Enseguida se supo que habían muerto unas 3.000 personas.
"Dios, no puede ser!"... Allí trabajaba su novio. La necesidad de un trabajo mejor le había obligado a cruzar el Atlántico. "Ahorraré dinero y luego seremos felices", le había dicho a ella. Y ahora todo se hundía, él muerto y ella desgarrada por el dolor, sola, víctima de la desesperación.
Y, de pronto, sonó el teléfono.
"Soy yo, cariño, estoy bien. Esta mañana no he ido al trabajo porque tenía cita con el dentista.
Ella casi se vuelve loca de la alegría. El mundo se había terminado para otros, pero se reiniciaba para ellos. El amor volvía a ser posible.

( Esta zurbahistorieta la he escrito partiendo de una idea de Enriqueta Jiménez Herrera )

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