jueves, 20 de octubre de 2016

El burkini de la Trini.

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Aquella pareja llamó la atención de todos los playeros porque había algo muy extraño en ellos, verdaderamente extraño para ser cristianos. Él lucía un gran tatuaje en la espalda con la figura de Jesucristo y del cuello de ella colgaba un crucifijo. Lo extrañó era que la mujer tenía su cuerpo dentro de un burkini. Y así se metió en el agua y estuvo un largo rato bañándose. Él también se bañó. Se hicieron bromas en el agua. Después descansaron sobre las toallas escuchando música.
La gente les oyó hablar en un perfecto español. Eran españoles. ¿Acaso ella se había convertido al islamismo?
Una hora después, varias personas alucinaron de nuevo. Les vieron comiendo en el chiringuito de la playa y ella lucía ahora un bikini negro de poquísima tela que dejaba al aire casi toda su hermosísima figura. Era una mujer alta y morena de rostro ovalado y grandes ojos verdes, con robustos pechos y potente trasero.
"¿Se ha pasado otra vez al cristianismo?", le comentó un cachondo a su pareja.
Todo tenía una explicación: La morenaza se llamaba Trinidad, Trini para los amigos. Él respondía por Pepe y era forofo del Barça. A ella le parecía fatal que las mujeres musulmanas tuviesen que estar tan tapadas. "Es denigrante para la mujer, no sé cómo lo asumen", solía decir. Trini era hincha del Real Madrid desde que era niña y sus padres la hicieron socia. Y Trini le tomó el pelo a Pepe como tantas otras veces.
— Mañana perdeis, ya lo verás.
— Eso no te lo crees ni tú, le vamos a meter tres golazos al Madrid.
— Ya verás como no.
— ¿Qué te apuestas?
A Trini no se le ocurrió que podría apostarse. La idea fue de Pepe. Si él perdía le tocaba fregar los platos durante un mes, y si era Trini la perdedora debería comprarse un burkini y acudir a la playa con él puesto para que la viese todo el mundo, y aguantaría el tirón por lo menos durante una hora.
Y ganó el Barça.



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