lunes, 24 de octubre de 2016

(Episodio Segundo) El caso de la domadora asesinada.



Resultado de imagen de Tigres en la jaula


Los tigres estaban muy inquietos, habían detectado la presencia de un intruso rondando la roulotte de la domadora Carla Ambrosseti. Entre la caravana de la domadora y el remolque- jaula de sus tigres solo distaban unos treinta metros. El asesino subió los tres peldaños de la escalerita metálica que unía el terreno con la puerta de la roulotte. Dio tres golpes en la puerta.
Karla se despertó sobresaltada, tenía un sueño flojo. ¿Quién podría ser a las... — consultó con la esfera luminosa del reloj despertador — dos de la noche?
Se puso una bata y se acercó a la puerta. El asesino miraba a un lado y a otro esperando ser sorprendido por alguien que hubiese decidido acercarse a ver qué les pasaba a los tigres. Estos no dejaban de rugir. Pero nadie se molestó en acudir porque ya estaban acostumbrados, podría tratarse de algún perro o gato explorando aquello que les era desconocido. Además, para cuidar de sus animales ya estaba Karla.
— ¿Quién es? — preguntó la joven domadora.
— Soy Abdel Alim. (Servidor del Omnisciente) Abre, por favor, tengo que darte una mala noticia. Lo siento.
—¿Qué pasa? — Preguntó la muchacha sin decidirse a abrir la puerta.
— Tus padres han tenido un accidente.
El asesino volvió a mirar a un lado y a otro, temiendo ser sorprendido en ese mismo instante. Pensó que sería una pena porque ya estaba casi a punto de cometer su vil acción. Los tigres seguían rugiendo y cada vez más fuerte
Karla abrió la puerta.


(Continuará)



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