Siempre se ha dicho que el circo es como una gran familia ambulante, que todos los circenses se llevan muy bien entre ellos y que son muy felices. Pero en el circo hay de todo, como en el resto de la sociedad. También hay personas que no tragan a sus semejantes. En la vida nómada nadie está libre de que afloren en él los malos sentimientos, incluso los peores: la envidia y el odio.
El enano Marcial no traga a Miss Martinelli, la antipodista, que en realidad se llama Jesusa, y ahora le ronda por la cabeza que esta mujer podría ser muy bien la asesina.
La inspectora Jiménez Herrera prepara sus cosas para lanzarse a la autovía en dirección a tierras murcianas, en busca del circo. Da instrucciones a su hija Patricia sobre las labores que debe realizar en casa, y se despide de su fiel mascota, el perro Bribón.
Un asesino anda suelto y la sagaz detective tiene la misión de dar con él. Se sube a su coche Berenjeno, hace girar la llave de contacto y... ¡A por todas, inspectora!
(continuará)
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