
Sonriéronse, abrazáronse y acomodáronse en las mulliditas butacas de la cafeteria Bimba. Las tres amigas tenían muchas cosas que contarse. Plácida, Alberta y Purita se reunían todos los años el tercer sábado de Enero para desahogarse mutuamente entre lagrimitas y sonrisitas. Cada una narraba su calvario particular en esta prueba anual de la cuesta de Enero a la que se sometían con verdadero espíritu de sacrificio, pero siempre sin éxito.
Lorenzo, el viejo camarero, tomó nota: Cruasanes, palmeras de coco y de chocolate y tostadas con mermelada y mantequilla, mucha mermelada y mantequilla! Purita pidió también una docena de churros y Plácida unos huevos fritos con tocino.
- Me gusta el desayuno inglés, queridas, ya lo sabeis. - Dijo Purita.
- No te prives, hija. - Le animó Alberta.
Acompañaron la degustación con sendos cafés con leche y pusieron punto final con unas copitas de anís.
Sábado 17 de Enero de 2.015. este año sus básculas habían indicado: 114 kilos Purita, 124 kilos Plácida y 98 kilos Alberta. Su promesa anual compartida de someterse a una rigurosa dieta en Enero para perder veinte kilos había fracasado. Pero lo habían intentado y eso es lo importante, porque lo más emocionante en esta vida es intentar un imposible. Y ya quedaba menos para Enero de 2.016.
Je je je... No se les puede negar la intención. Año tras año, el reto es mayor, ¡juas!
ResponderEliminar¡Buen finde!
Toda una proeza!
ResponderEliminarBienvenida al lunes y mucha alegría para afrontar este reto semanal!
La carne es débil
ResponderEliminarSí, y no solo para el sexo, jeje!
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