( Viene del post anterior )
Emerancio Campijano se convirtió en uno más de los asesinos en libertad gracias a la condena del Tribunal de Estrasburgo a la "Doctrina Parot"
El cura Agustín estaba receloso, temía que en cualquier momento se presentase ante él su viejo feligrés. "Por muy tonto que sea, pues Emerancio nunca se distinguió por su inteligencia, en veintitrés años ha tenido tiempo de sospechar que fui yo el que le delató"
Pasados unos días de la puesta en libertad de Emerancio, Agustín bajó la guardia. "Creo que está siendo sensato, no quiere cometer la torpeza de dejarse ver por aquí"
Pero, un domingo por la mañana, mientras oficiaba misa, a Agustín por poco se le cae el copón con la "sangre de Cristo" al suelo al ver al viejo Emerancio entrar en la "Casa de Dios"
Nervioso y no presagiando nada bueno, aceleró la misa con la intención de enterarse cuanto antes de qué pretendía aquel carcamal respecto a su persona.
Efectivamente, eso era ahora Emerancio, un carcamal, un vejestorio. Al carcamal que le miraba en silencio en la sacristía, mientras se quitaba sus vestiduras sagradas sin quitarle un ojo de encima, daba la impresión de que sólo le quedaban dos o tres telediarios. Emerancio Campijano había envejecido muy mal.
( Continuará Dios mediante )
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