lunes, 16 de diciembre de 2013

Navidades malditas ( 1 )




El arbolito navideño.


Siempre le había parecido una bobada lo del arbolito navideño, pero su parecer no contaba ya, en estos momentos se imponía la ilusion de sus nietos.
Paquito y Esther ya tenían cuatro y cinco añitos y le habían pedido un arbolito para adornar la Navidad.
Tiró para el monte con el hacha en la mano, muy contento al pensar en las caras de gozo de las criaturas cuando le viesen regresar con el anhelado arbolito. Sabía que en el mercadillo del pueblo los vendían artificiales, y los chinos también, pero su lógica de hombre muy mayor rechazaba tal aberración. Qué necesidad había de fabricar árboles de plastico? También sabía que estaba prohibido cortar árboles del monte. "Bueno, a quién puedo hacer daño cortando un arbolito?"; "Y todos esos árboles que bajan los camiones de los madereros?; Quién se está haciendo rico llevándose los árboles de nuestro pueblo?; Quienes hemos ayudado siempre a apagar los incendios?; Pues nosotros, los del pueblo!... Su lógica era absoluta. El acebo es un árbol que crece muy rápido, enseguida se repuebla el monte. Qué daño podría hacerle a nadie el hecho de que se llevase un arbolito para hacer felices a su Paquito y a su Esther?
Y felicísimos se mostraron los niños cuando el abuelito llegó a casa con el pequeño acebo. Pero, a la mañana siguiente, el buen hombre se llevó una desagradable sorpresa, fue citado a declarar en el cuartelillo de la policía municipal.

- Las normas están para cumplirlas, Alejandro, lo siento mucho pero tengo que ponerte una multa - le dijo el jefe de la policía municipal.
- Joder, Ramón, un simple arbolito...
- Ya, pero la ley es la ley...
- Oye, yo subí al monte casi al anochecer, no había nadie por esos caminos. Quién me ha denunciado?

"Esto no ha salido de mi boca" - fue la advertencia del jefe después de revelarle que el "chivato" había sido Nicolás, el guarda forestal.
En la Noche Buena lucía el arbolito con sus muchas lucecitas de diversos colores, las bolas y todos los adornos que habían puesto los nietos y el abuelo sobre sus frágiles ramas.
María, hija de Alejandro, llamó a la familia para que se fuesen sentando a la mesa, al tiempo que disponía sobre la misma los entremeses y la ensaladilla rusa.
Sólo los niños eran felices en esta noche entrañable. Alvaro, yerno de Alejandro, se había peleado en el bar con el hijo del "chivato" Nicolás. María y su hermana Pili casi terminan tirándose de los pelos con Vicenta, nuera de Nicolás. Alguien pintó con letras gordas en la puerta de la casa de Nicolás: "Chivato" Fueron unos días muy desagradables.
María, sin dejar de servir la ensaladilla rusa en los platos de los niños, preguntó a su padre:
- Papá, quieres que ponga la tele más alta?... Vas a escuchar el mensaje del Rey?
Al no obtener respuesta, volvió el rostro:
- Papá, me estás oyendo?... que si quieres que pon... papa!, papa!... Oh, no, Dios mio!
Demasiado castigo para su debilitado corazón, y precisamente en las mismas fechas en las que solo un año antes, dejó esta vida su esposa Carmen. La tristeza y el desencanto se aliaron en la Noche Buena contra el bueno de Alejandro, un hombre que no entendía algo tan "lógico" para los demás como que los árboles navideños tienen que ser de plástico.

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