miércoles, 2 de octubre de 2013

Un excelente artículo de Rosa Montero sobre la "epidemia" del nacionalismo.


( La foto no pertenece al artículo que transcribo a continuación. La he seleccionado yo en google )



Epidemia

Los nacionalistas suelen decir que los de fuera no entendemos su nacionalismo. Y tienen toda la razón, porque el nacionalismo no se puede entender, o sea, no es una construcción racional a la que se pueda acceder lógicamente, sino un espasmo emocional de origen remoto. Que a principios del siglo XXI haya gente que se siga sintiendo superior y orgullosísima de sí misma por haber nacido casualmente a este lado o a otro de un río, es algo que me deja patidifusa. Además los nacionalismos se han beneficiado de un malentendido: cuando, en el siglo XIX, lucharon contra los imperios multiétnicos como el austrohúngaro, se convirtieron el aliados de los socialistas que se enfrentaban a la tiranía imperial, y eso hizo que se les viera con una aureola de izquierdismo y de progreso, cuando en realidad eran movimientos retrogrados y racistas ( lo explica R. Kaplan en su libro Rumbo a Tartaria ) Lo lamento, pero cuanto más lo pienso, más me parecen un impulso primitivo y animal, un residuo de la horda, de la manada; pero los nacionalismos no se piensan sino que se sienten, lo mismo que la fe religiosa. Einstein decía que el nacionalismo es una enfermedad infantil del ser humano. A veces cursa de manera leve, como una gripe; pero otras se convierte en una meningitis que fulmina los cerebros, como sucede, por ejemplo, con los energúmenos que asaltaron la sede de la Generalitat en Madrid hace unos días. Porque lo peor es que es una enfermedad muy contagiosa. Tras los excesos del franquismo, el españolismo estaba en horas bajas. Pero esta erupción de catalanismo está avivando la bicha por doquier. Eso es lo único que me inquieta de la cuestión catalana: su contagio. Por lo demás, si quieren independizarse, que lo hagan: creo que es un error, pero tienen derecho a equivocarse. Y por favor, que sea cuanto antes, para evitar que prospere la epidemia.





6 comentarios:

  1. Buen artículo, sí señor.
    Como le he dicho en la Comunidad, estoy leyendo la saga de Jean M. Auel 'Los Hijos de la Tierra', del tiempo de las cavernas y el paralelismo es evidente con clanes de distinta raza, todos creyéndose superiores a la otra y considerándose los únicos inteligentes en un duro entorno donde prima la supervivencia.
    El independentismo es un retroceso en la sociedad actual, una vuelta al primitivismo más feroz.

    ResponderEliminar
  2. Exactamente, eso es lo que nos explica Doña Rosa en su artículo. Pero ya ve usted, si Hitler convenció a aquellos tarados, cualquier cosa es posible.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Se convence con el miedo. Se acusa a otros echándoles todas las culpas de lo malo que suceda, Hitler con los judíos y Mas con los españoles: "¡Nos roban! ¡No lo vamos a permitir!".
      Y encima, los independentistas se enfadan cuando se les muestra este paralelismo. Claro, ¿qué van a decir?

      Eliminar
    2. Exacto, no les queda otra alternativa que la pataleta. El fanatico es una especie de "bipolar": euforia por su causa y odio hacia los enemigos, osea, hacia casi todo el mundo.

      Eliminar
  3. Esto nada, tendrías que ver las televisiones catalanas. Es un espectaculo asombroso, como gente aparentemente sería, emeritos profesores y economistas. Grandes proceres de la sociedad catalana, se dedica a hablar y hablar del sexo de los angeles catalanes.
    En la práctica Cataluña es independiente, pues sus instituciones está tomada por los nacionalistas. Aunque la mayoría de la población se siga considerando española, en todo el mundo, la clase tropa, no cuenta. Es la grandeza de la democracia, un instrumento como otro cualquiera en manos de las oligarquias. Ha servido a los nacionalistas para hacerse con el poder. Les servirá para legitimarse a traves de un referendum, que si perdierán no tendría ningún valor, pues ya estarían trabajando en el próximo. ...y todo hay que decirlo, con la aquiescencia de los acomplejados gobiernos españoles.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Como el "Despotismo Ilustrado": "Para el pueblo, pero sin el pueblo"
      Buen día, Don Jesús!

      Eliminar