martes, 8 de octubre de 2013

Hermanas.








En aquellos momentos volvía a ser Estrella, su nombre de pila, el hermoso nombre que le habían puesto sus padres.
Estrella se deslizó entre las sábanas de la cama de Laura, la besó y se abrazó a ella. Ambas permanecieron unos segundos en silencio.
- Que fría estás! - dijo Laura a modo de saludo.
- Es que hace frío, este Otoño...
- Por qué has venido tan tarde?
- Es que Sor Concepción aún estaba despierta, he visto luz en su celda y he pensado que a lo peor sentía mis pasos.
Sor Purificación y Sor María, antes Laura y Estrella, se entregaron al amor sexual apasionadamente, procurando hacer el menor ruído posible. Luego hablaron en susurros.
- Y tú crees que eso llegará algún día?
- Llegará, tiene que llegar pronto. El papa Francisco me inspira una gran confianza.
Estaban muy ilusionadas ante la idea de la abolición del celibato, aunque María ( Estrella ) era un tanto escéptica.
Ambas deseaban seguir sirviendo a su comunidad, entregadas a la curación de enfermos y a la atención a los ancianos, era su vocación, pero también querían casarse, no concebían un futuro sin seguir amándose, querían ser pareja para siempre sin sentirse pecadoras o clandestinas.

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